IA, el Verdadero Punto sobre la “i”

Esta columna existe con la intención de llamar las cosas por su nombre, de ponerle el punto a la “i”. Nuestras sociedades contemporáneas están a rebosar de medias verdades y mentiras descaradas que todos reconocemos y pasamos por alto sin darnos cuenta de que las mentiras socavan las verdades que nos sostienen. Para poder socavar debajo de las mentiras y dejarlas en su falsedad se necesita aprender el magnífico arte de hacer preguntas. Interesante que ese arte es indispensable para poder tener una relación provechosa con la IA. Eso es un problema, porque hay dos condiciones para hacer una buena pregunta: una es tener una disposición de querer descubrir la verdad y otra es reconocer la ignorancia propia.
Las buenas preguntas requieren el reconocimiento de la propia ignorancia, y eso es una forma de humildad.
— Jordan Peterson
“¿Qué se necesita para vivir en un sistema de mentiras, donde todos mienten porque si no, sucumben?”
Quizás todas las sociedades sobreviven en algún ámbito del espectro de unas mentiras que no queremos ver o decir – pero es una verdad que no podemos tampoco ocultar.
El drama humano del S.XXI
Vivimos sobre estimulados por la publicidad, las redes sociales, las notificaciones en nuestros móviles, el trabajo, las tensiones de las responsabilidades que no podemos soltar porque ponen un techo sobre nuestras cabezas y comida sobre la mesa. Nos convertimos en una suerte de hombre-orquesta, donde nuestra identidad se modela por todo lo que no podemos dejar de hacer. Encima de todo, la vida se ha acelerado a unos niveles sin precedentes en las sociedades de la tercera década del S.XXI. En la era preindustrial (S.XIX) un ciclo generacional duraba aproximadamente 80 años; pero ha medida que la tecnología a avanzado, los cambios se han acelerado y, hoy en 2025 estoy absolutamente seguro de que el ciclo generacional se ha reducido a un solo dígito.
El problema existencial del ser humano radica en que “la capacidad de enfocarnos es la piedra angular del logro y el éxito”; por tanto, toda esa velocidad y distracción nos aleja de vivir conscientes; funciona como una ‘conspiración’ que roba nuestra atención y persiste testarudamente en definir quienes somos. ¿Cómo sabremos lo que queremos si ni siquiera podemos concentrarnos en lo que hacemos?
La identidad es el tema más crucial de la existencia humana
En los animales está definida por su instinto, todo en su ser está orientado a lo que ha funcionado durante generaciones y se ha integrado en su ADN desarrollando habilidades y comportamientos para sobrevivir y procrearse. En los seres humanos es inmensamente más complejo. Como consecuencia de nuestro libre albedrío, tenemos la libertad de escoger como actuar y quienes somos en cada ocasión, ello a veces nos hace creer que somos “señores” de nuestra realidad. Sin embargo, el influjo de la publicidad, del social media, de las noticias, de las perennes crisis que se solapan, hace inmensamente complejo ser consciente de modular nuestra propia identidad. Al final simplemente vamos muy rápido y todos nuestros ámbitos donde nos movemos son como reality show. La pausa más común que realizamos es para hacernos un selfie y seguir en la carrera.
Vamos corriendo sin saber hacia dónde vamos.
¡Parar y reflexionar es un lujo!
La verdad que nos oprime
Para Freud y Jung, las motivaciones de los individuos emergen del subconsciente y luego la persona racionaliza los argumentos del por qué y para qué. Así sostenemos nuestra identidad a salto de mata entre los reality show en que participamos; pero algo dentro de nosotros se resiente. Adicionalmente las fisuras de esa identidad las marcan los temores, las inseguridades – no por otra razón, sino porque nuestra psique está orientada a resolver las cosas que están fuera de lugar. El estrés es un mecanismo de nuestra psique que nos dice que no estamos bien ubicados dónde estamos o por qué estamos ahí está desconectado de lo que creemos – es lo que los psicólogos conductuales llaman “emociones negativas”. Ellas nos alertan que vamos mal orientados.
En esta receta de confusión existencial, ¿qué crees que pasaría si a un individuo le dieras el poder real de lograr lo que deseara? Lo más probable es que las motivaciones que son transparentes a su consciencia y que, potencialmente se mueven por esas fisuras de temores e inseguridades, serían las que empuñaran ese poder y desestabilizaría a la persona en su trabajo, sus relaciones, su familia y sobre todo en la percepción de su propia identidad.
IA es ese poder. Hoy lo tenemos en nuestros móviles. Todas las empresas que nos ofrecen sus productos te invitan a que la uses para escribir un mail, redactar un post, crear una imagen – es el prescriptor de una tentación a tus inseguridades y temores.
La Inteligencia es la capacidad transversal de aplicar un conocimiento en áreas disimiles de donde adquiriste la destreza. ¿Te sientes insuficiente para escribir ese texto? La IA lo hace por ti. ¿No sabes cómo expresarte? Ella lo resuelve. Pero ¿a qué parte de ti está obedeciendo?
El ámbito donde se desarrolló la IA es en los modelos de lenguaje (LLM). Es extraordinariamente hábil en ello; y nosotros necesitamos la comunicación como el fundamento central de cualquier objetivo que queramos alcanzar y todas las colaboraciones que necesitamos para lograrlo. El gran dilema es que aprender a escribir no se diferencia de aprender a pensar, en realidad aprendemos a pensar escribiendo y leyendo. Por eso los analfabetos tienen grandes limitaciones en sus vidas.
¿Cómo vas a conseguir lo que necesitas si no sabes lo que quieres?
Si las fisuras de tus carencias son las que empuñan el poder de la IA, lo que vas a conseguir no es lo que necesitas, aun cuando consigas lo que quieres.
La nueva fase de la columna “EL PUNTO a la i”
Hace ya unos 180 artículos que empecé esta columna. La comencé, luego de mi divorcio, como un proceso de excavación para sustraer de lo profundo de mis experiencias y anclajes del pasado puntos relevantes para conectar con los dolores de parto de responder a la pregunta ¿quién soy si estoy desconectado de mi familia? Buscaba un salvavidas. Surtió efecto, pero a veces no sabemos qué vamos a encontrar cuando comenzamos a buscar a tientas, y seguimos la intuición por aguas turbulentas esperando no ahogarnos en el intento.
Publicar un artículo cada semana fue la disciplina que me comprometí a cumplir; se ha convertido en una aventura que nunca imaginé. Comenzó por mantenerme a flote; luego, en marzo del 2023 pasó por ayudar a mis hermanos venezolanos durante la desesperanza de vivir en tiranía sin perspectiva de salida, el cambio fue semántico y lingüístico, pasé del inglés al español.
Este artículo es el último de la serie: “IA, Amigo o Adversario?” y marca el cierre de un ciclo de la columna. Hoy nace una nueva dirección. Siento que el tema de IA tiene mucho que escudriñar en las profundidades de nuestra consciencia para efectivamente sea beneficiosa para el individuo, las organizaciones y empresas, y en total a toda la sociedad.
Nuestra misión es: apoyar a aquellos que decidan liderar sus vidas, fortaleciendo sus habilidades personales para apoyar su trabajo, sus destrezas y todo su entorno con la utilización efectiva e integradora de IA.
Y nuestra visión se: Desarrollar un mundo fundamentado en la integridad, la colaboración, la interdependencia y el liderazgo de la Verdad para bien de todos.
Bienvenidos a la nueva aventura…


Con este artículo cerramos la serie «IA, ¿amigo o enemigo?”. Esperamos sigas apoyándonos y compartiendo nuestro trabajo.
GRACIAS POR TU APOYO
EL PUNTO a la i
El historial de la columna está en www.cdots.substack por si quieres revisar artículos anteriores.