Hacer de Tsipras corazón
No se trata de una equivocación, sé que en castellano la expresión adecuada es “hacer de tripas corazón” cuando DRAE – de por medio – : alguien se esfuerza para disimular el miedo, dominarse, sobreponerse en las adversidades. Nada más apropiado en estos tiempos de troika y default personalizar un poco la expresión para referirla a la realidad política y económica griega que tanta atención ha concitado en los últimos meses.
Es que verdaderamente Alexis Tsipras no tuvo otro recurso que hacer de tripas corazón, porque después de un aspaventoso referendo en el que el NO, el ÓXI, dominó en las urnas electorales de un decisivo domingo helénico nada pasó, Tsipras y su gobierno tuvieron que bajar el tono y la guardia, para, muy a regañadientes, terminar aceptando lo inevitable. El referendo se volvió nugatorio y un verdadero bumerán que se devuelve para exigirle coherencia a un desesperado gobierno que igualmente tuvo que entender otra castiza expresión: la necesidad tiene cara de hereje, y no de izquierdista ortodoxo griego.
Idas y venidas desde Atenas a toda Europa para que al final el temido Grexit resultara más una advertencia que una real amenaza; firmes y solidarios los dirigentes comunitarios hicieron prevalecer los compromisos y la necesidad de respetarlos, es decir, aplicar el viejo precepto romano del pacta sunt servanda, convertido en verdadero baluarte de los creyentes en el Estado de Derecho.
Mientras el gobierno heleno se debilita y pierde parte de su credibilidad, además de su Ministro de Finazas, el culpable euro de estabiliza y las capitalistas bolsas europeas mejoran su desempeño, y no queda otra que aceptar, ceder, consentir, someterse, morderse la lengua, agachar la cabeza, reconocer y enmendar, y por supuesto el sempiterno derecho al pataleo. No las tiene todas consigo el bisoño Primer Ministro, a quien debe recordársele que para tener orgullo – y más nacional – hay que disponer de una buena tesorería.
Décadas de despilfarro, de franco populismo, de malversación y corrupción, de subsidios generalizados, de complacencia laboral, de dispendio gubernamental y de indolencia política se tradujeron en esta dramática realidad que afecta, como de costumbre, a los más necesitados, a los pobres que deben soportar las largas colas y el inevitable corralito, esos que poco disfrutaron de una ilusoria bonanza basada en el financiamiento externo, en la sujeción financiera a las potencias occidentales. Ahora Grecia entiende además lo dicho por Truman “los países no tienen amigos, sino intereses”. Cualquier parecido con la realidad bolivariana es dolorosa y tristemente cierto, así que queridos camarados y camaradas, compatriotos y compatriotas a poner las barbas en remojo que lo que viene es sirtaki y krepis.
Querido Alexis tanto nadar en el mar Egeo para morir arponeado en el Mediterráneo.