Gustavo Marturet, un ejemplo de ética y trabajo
Venezuela es un país cuya historia está llena de hombres que son ejemplo para las futuras generaciones y quienes han ayudado o han sido un factor determinante en la construcción de las cosas positivas que como país aún tenemos. Sin embargo, es ley de vida que tarde o temprano todos estamos destinados a trascender, y solo nuestras acciones y nuestro ejemplo quedan en el recuerdo de aquellos con los que interactuamos y con aquellos en cuyas vidas influimos.
El pasado 22 de junio, falleció en la ciudad de Miami, Gustavo Marturet Machado, un hombre a quien tuve el privilegio de conocer, no solo como jefe, sino como amigo por casi 12 años y a quien hoy, a pocas horas de su partida, recuerdo con gran orgullo y emoción.
Es conocida por muchos la labor y profunda dedicación de Marturet en instituciones como: Mercantil, Venamcham, Asociación Bancaria de Venezuela, Consejo Bancario Nacional, Cámara Venezolano-Colombiana de Integración, Consejo de Empresarios Venezuela – Estados Unidos, miembro de la Junta Directiva del Instituto Internacional de Finanzas y director de la Corporación Andina de Fomento, así como una larga y desinteresada labor a favor de la Iglesia y del arte en Venezuela. Sin embargo, no son estas posiciones las que quiero destacar y que lo caracterizaron como un gran gerente, sino su ética y su don de gente, así como su profundo amor por su esposa y sus hijos, los cuales lo llevaron a ser algo mucho más importante, un gran ser humano.
Aquellos que lo conocimos fuimos testigos de su férreo carácter; extremadamente duro en ocasiones y muy firme en sus posiciones, pero siempre actuando de forma ética, con justicia y equidad.
Son muchas las acciones y momentos de los cuales puedo dar testimonio, pero debo destacar su profundo amor y admiración por las artes, lo cual lo llevó a apoyar, a través de las fundaciones e instituciones que presidió, el arte colonial venezolano, la música y la literatura.
Deja, entre otros legados, su gran biblioteca, a la cual siempre quiso dedicar mayor tiempo y esfuerzo del que finalmente pudo, pero por sobre todo deja una gran familia, encabezada por la Sra. Diana, su amada esposa y eterna compañera.
A los venezolanos y a mí particularmente, me deja un gran ejemplo de trabajo y pasión por lo que se hace, deja un legado por apoyar la difusión de nuestras raíces culturales y valores. Gustavo Marturet deja ejemplo que solo los constructores de un país son capaces de entregar y, sobre todo, nos deja la esperanza y optimismo en que siempre podremos construir una mejor Venezuela