Gran acuerdo nacional: Primero Venezuela
Venezuela y los venezolanos sencillamente estamos recogiendo los vidrios y los frutos de los errores cometidos en el trienio 2012-2015 cuando los escenarios asomaban situaciones desfavorables en lo que al precio del crudo o petróleo se proyectaba, pero limitar el problema de Venezuela sólo a la caída del barril de petróleo cercano a los 30$ promedio es un análisis muy limitado y miope.
No hay duda que en la tesis de Terry Lynn Karl de los Petroestados siendo Venezuela un país emblemático no puede bajo ningún aspecto desconocer la variable petróleo en cualquier análisis o diagnostico que se haga, repito en el caso de Venezuela parte de la debacle actual tiene que ver con un nefasto manejo de la economía en este último trienio 2012-2015, unas limitadas, distorsionadas, improvisadas y aisladas medidas tomadas posterior al fallecimiento del presidente Chávez, altos niveles de discrecionalidad y corrupción, y por sobre todo la ausencia de formulación de una política económica seria, viable, sostenible basada un programa de estabilidad económica que permitiera en el 2013 y 2014 haber corregido las graves distorsiones presentes en nuestra economía asociadas entre otros aspectos y variables a la presencia de cuatro (4) tipos de cambio, control de precios y destrucción del sistema de precios, convenios energéticos nada simétricos ni beneficiosos para el país y su economía, un manejo errático y discrecional de PDVSA, Banco Central, Fondem entre otros.
Hemos insistido y señalado que Venezuela cierra un año 2015 realmente duro, precario, crítico en términos de indicadores socioeconómicos, con deterioro material, económico, financiero, además expresados en una disminución de la calidad de vida material y espiritual de los venezolanos y si queremos cerrar un 2016 con cifras más halagadoras no hay otra manera de corregir las graves distorsiones sino a partir: Primero de reconocer la magnitud de la crisis; Segundo establecer un consenso alrededor de las reformas, áreas y sectores claves; Tercero definir un horizonte de arduo trabajo legislativo y contralor previo acuerdo o consenso en el seno de la Asamblea Nacional en el pool de leyes a reformar y proponer al gobierno que es quien sencillamente gobierna y le corresponde la conducción de la economía y toma de decisiones; Cuarto trabajar en función única y exclusiva de la recuperación y saneamiento de la economía como principal agenda nacional.
Esta Asamblea Nacional recién electa tendrá un papel histórico por las características de la coyuntura nacional, en virtud de la crisis actual le corresponde asumir una prioridad o emergencia legislativa y esa emergencia debe ser asumida por las dos bancadas o sectores electos que deben más allá de las diferencias e ideologías entender que las reformas no tienen otro fin y objetivo que hacer funcionar nuestra economía, dinamizar sectores y áreas, generar empleo y productividad, corregir entuertos y más y por sobre todo impactar positivamente no a quienes votaron por la MUD o por el PSUV sino a todos los venezolanos.
La agenda legislativa tiene que estar en sintonía con las exigencias de reforma de un conjunto de leyes e instrumentos jurídicos, básicamente en el campo de la economía y áreas conexas, pues partimos que como están concebidos esos instrumentos entre ellos, Ley del Trabajo, Ley de Precios Justos, Ley del Mercado de Capitales, Ley de Endeudamiento y otros es imposible dinamizar la economía y producir resultados positivos en la reducción de la inflación, del riesgo país, control de gasto público y del desorden fiscal y monetario actual.
La historia, la crisis y coyuntural actual requiere de consensos no es el momento para posturas radicales, no es el momento para restar sino sumar, el gobierno debe dar muestra de autocrítica, rectificación y tolerancia, si continua empecinado en su actitud autoritaria, centralista e intolerante seguirá no sólo perdiendo terreno, apoyo popular sino seguirá siendo un freno y limite a la posibilidad de reformas, cambios y mejoras. La oposición le corresponde administrar su triunfo, su presencia estelar en el mayor foro de debate de un país como es el Parlamento o Asamblea Nacional, haciendo y promoviendo un trabajo estelar en lo que corresponde a legislar y controlar labor casi abandonada en la Asamblea Nacional, la oposición tenga siempre presente la última conducción de la Asamblea Nacional para nunca imitar o repetir los errores del pasado y por tanto sentado diferencia en las acciones y actuaciones.
La transición que se impone implica por supuesto en primer lugar asumir la gravedad de la crisis económica y dentro de esta el tema de la inflación, en segundo lugar y consecuentemente no se podrá derrotar la inflación sin una formulación de política fiscal, monetaria y cambiaria, aunado a estimular la oferta de bienes y servicios, y la necesidad de lograr un mercado más natural con menos controles de precios y de cambio entre otras medidas que persigan controlar la inflación creciente en Venezuela, en tercer lugar comprendamos que Venezuela no puede producir como lo han expresado un conjunto de calificados economistas y analistas de altísima formación y experiencia un cambio de modelo y sociedad sino asume ciertamente un conjunto de acciones de Política macroeconómica orientadas a disminuir la tasa de inflación, Política fiscal basada en una sostenibilidad fiscal, aspecto que demanda el balance del presupuesto y sus fuentes de financiamiento, mejorar la eficiencia del gasto público, reducir la vulnerabilidad fiscal; Política monetaria, urge recuperar el valor del signo monetario o moneda, la confianza y capacidad de ahorro, aspecto vinculado a contar con una arquitectura fiscal y monetaria cónsona con la estabilidad económica. Política petrolera, es urgente lograr un tipo de cambio competitivo para estimular justamente a los sectores transables distintos al petrolero con un papel técnico y central del BCV en el manejo de la tasa de cambio; a lo cual se le suman una conjunto de política sectoriales en petróleo, industrial, capital humano, política social y afines como rasgos de un nuevo modelo viable, moderno, eficiente y en sintonía con los cambios globales y con una sociedad como la venezolana que merece recorrer caminos de certeza, emprendimiento y progreso de manera sostenida.
Ojalá logremos promover un gran acuerdo nacional en medio de esta crisis sin precedentes y tengamos a Venezuela y a los venezolanos como prioridad en las agendas, en las tomas de decisiones, horizontes y ejecutorias en este vertiginoso 2016.
(*) Doctor en Ciencia Política. Profesor e Investigador de la Universidad de Los Andes.
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@rivasleone