Gente Buena…Buena Gente…(2)
¡Qué afortunada soy de haber conocido a tantas personas maravillosas que me han acompañado en mi caminar por este mundo!… Cada una de ellas especial, irreemplazable, única…
Este año 2024 ha sido muy duro emocionalmente para mí por diversas razones y, una de ellas es por la partida de algunas de estas personas a otra dimensión. Las despedidas son tristes aunque las veamos venir, aunque confiemos en un Padre, Creador y amoroso, y aunque estemos conscientes de nuestra temporalidad en la tierra.
Mi madre, Dora Reyes de Mészáros: Partiste el 19 de mayo, Día de Pentecontés, dejando tu huella imborrable marcada en mí. Te recuerdo cada día y extraño tu mirada, tu toque tan especial, tu sabiduría, tu entereza, tu presencia y todo tu ser. La consentida de la casa, la reina, la princesa de los guisantes, la de los ojos más lindos…Mi brújula en la tierra…En la ausencia estás más presente que nunca. Te fuiste rodeada de tus seres queridos, llena de amor y escuchando tus canciones favoritas. Fuiste sutil hasta en tu partida. Mi amada madre…Tú y solo tú…
Mi querida amiga Chela Esaín: ¡Qué inesperada tu partida! …Y pensábamos que nos veríamos en Buenos Aires y tendríamos el tiempo para disfrutar como lo hacíamos en nuestra adolescencia, cantando, bailando, riéndonos sin parar y, simplemente, compartiendo esa hermandad que nos dio la vida…
Mi querido amigo Carlos Omobono: Organizaste el grupo de teatro del Colegio Nuestra Señora de Pompei, donde estudiamos juntos, y donde nos diste la oportunidad de incursionar en un mundo nuevo. Siempre destacaste por tus talentos y por hacernos reír a carcajadas con tus ingeniosas ocurrencias. Cuánto extrañaré la bella canción de cumpleaños que siempre me dedicabas…
Dieter Kunckel: Increíble arquitecto, hombre de familia, maravilloso padre, amigo…Ahora ya estás con nuestra querida Ildikó, quien se adelantó. Siempre estarán ambos en mis recuerdos.
Mi compañero de ConVenezuela, Cheo Clemente: Con tu gran sonrisa, tu sonora voz, tus fuertes brazos y tu carácter bonachón, bendecido con tus talentos como cultor de nuestro folklore. Siempre recordaré cuando el rodillo de la escalera del barco en el que viajábamos durante nuestra gira por el Caribe aprisionó mi pie. Mientras caía hacia atrás gritando adolorida, tú me cargaste y me subiste por esas largas y estrechas escaleras, llevándome a toda velocidad al médico de a bordo, haciéndome sentir segura en medio del dolor. Recuerdos imborrables…
Mi admirado Dr. Malcolm Caplan: Mentor, ejemplo de responsabilidad, de trabajo y de vocación.
Mi amigo el Dr. Manuel Barroso: Reconocido profesional, admirado por muchos y dedicado a apoyar a tantos.
Entre tanto, mi vida sigue, entre altos y bajos, entre llantos y sonrisas, entre bienvenidas y despedidas…Me siento bendecida por haber podido compartir con cada uno de estos seres, presentes en su ausencia, y de conservar por siempre esa estela que dejaron en mí. Agradecida eternamente por haberlos tenido en mi vida!!!
¡Prendamos una vela y pasemos la luz!. ¡Vivamos cada día como si fuera el último!.