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Extremismo y materialismo

Con el fin de la Guerra Fría, el derrumbe del Imperio Soviético y el evidente fracaso del modelo socioeconómico marxista-leninista, la sociedad occidental perdió la tensión moral que significaba la lucha existencial con el adversario ideológico global y entró en un período de profunda crisis ética, que han advertido autores como Octavio Paz, Giovanni Sartori, Zbignieuw Brzezinski, quien define a Occidente como la “Cornucopia permisiva” y Jacques Attali, quien sugiere que para resolver los problemas de la humanidad hay que “restaurar la idea del mal, la idea de lo sagrado, en el centro de la vida política”. Efectivamente, en el Occidente desarrollado impera culturalmente un consumismo materialista, relativista y hedonista que ha hecho del placer el eje central de la existencia humana, el fin último es “ser feliz”, a toda costa, aunque sea químicamente.

La videocracia videocretiniza y atrofia la capacidad de raciocinio de buena parte de la humanidad. Como nos dice Sartori, del “homo sapiens” estamos pasando al “homo videns”, que maneja muchas imágenes y pocos conceptos. Lo mismo advierte Mario Vargas Llosa:”Una característica de la civilización del espectáculo es el empobrecimiento de las ideas como fuerza motora de la vida cultural. Hoy vivimos la primacía de las imágenes sobre las ideas.” En esta carrera hacia una especie de “mundo feliz” a la Aldous Huxley, asistimos al triunfo de la estupidez humana, que como afirmaba Einstein, es infinita. Se fomentan valores como el esteticismo anoréxico y el sexismo pornográfico. Se advierten también signos de una sana reacción frente este vacío ético, estético e intelectual, que se ha encarnado en los autores mencionados y líderes como Papa Francisco, Juan Pablo II, Vaclav Havel y Andrei Sakharov, entre otros.

Desafortunadamente, hay también reacciones “non santas”.Un joven talibán afgano en una entrevista afirmó que los norteamericanos nunca ganarían la guerra porque “ellos aman la Pepsi Cola y nosotros amamos la muerte”. Ian Buruma y Avishai Margalit, en su libro, “Occidentalismo”, hacen una breve historia del sentimiento antioccidental y nos recuerdan que la visión de Occidente como una civilización reblandecida, enfermiza, empalagosa, decadente y adicta a los placeres es reflejo de otras guerras santas contra Occidente. Así pensaban los dirigentes japoneses en 1940 y sus kamikazes. Una cierta cultura reaccionaria alemana, caldo de cultivo del nazismo, consideraba que Inglaterra (“tierra de vulgares tenderos”), EEUU y la Francia republicana representaban, como alega Werner Sombart, en su libro “Héroes y mercaderes”, la civilización occidental, las “ideas de 1789” y los valores comerciales. El mercader típico, afirma Sombart, tiene interés sólo por los bienes materiales y la comodidad física. Sombart emplea el término “Konfortismus” para designar la mentalidad burguesa. Sayid Qutb, uno de los pensadores islamistas más influyentes en los grupos fundamentalistas islámicos, regresó de Nueva York horrorizado por la inmodestia de las mujeres norteamericanas, por la lascivia, la sensualidad y en general el materialismo de la sociedad norteamericana. Su viaje fue en 1948. ¿Qué diría ahora? Esta visión de Occidente como un mundo decadente, afeminado, materialista, egoísta y superficial, está a la base del odio antioccidental en los grupos extremistas islámicos que se concreta en la tragedia del terrorismo. La sociedad occidental defenderá mejor las “ideas de 1789”, libertad, igualdad y fraternidad, si se enfrenta también al vulgar consumismo relativista que la está debilitando.

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Un comentario

  1. No hay duda de que nuestra cultura occidental ha corrido en paralelo a los fenómenos económicos y ha determinado en gran medida la evolución del capitalismo. Dos son los pilares en los que se ha fundamentado : la propiedad privada y el derecho a la herencia. Y con el tiempo, el aceite que ha ido lubricando esa gran maquinaria ha sido el consumo. El trabajo, la producción de bienes y servicios y el comercio evolucionaron a gran velocidad gracias a la revolución industrial y el aporte de la tecnología a la producción, A partir de hay las innovaciones no han parado ; al punto, de que los excedentes en la producción superan con creces la capacidad de consumo. ¿ Entonces, por qué mas de la mitad de la población mundial no puede consumir ni siquiera lo básico ?. Es evidente que la explicación está en el mercado, y los que lo controlan, deciden indirectamente cuándo, cómo y quién puede consumir determinados bienes y que precio deben pagar para consumirlo. El precio es el ´´dinero´´ del que dispone una persona para consumir un bien o servicio. Entre mas elevado sea el ingreso, más oportunidades tiene para acceder a la mercancía de su interés o deseo. De lo que se infiere que la desigualdad en los ingresos determina la desigualdad en el consumo, y cuando tal desigualdad se vuelve ´´extrema´´y amenazan la supervivencia de los individuos, entonces tienden a aparecer los radicalismos y las posiciones extremas con las consecuencias que hoy todos conocemos y sufrimos.

    El problema – y lo ha señalado muy bien el autor – es ese excesivo materialismo – consumista que ha debilitado a Occidente en su fibra moral y lo ha hundido en una decadencia impensable antes de la II GM. El viejo sistema de vivir con austeridad y mucha sobriedad dio lugar a un desenfreno sin límites. El gasto suntuario inundó el mercado y creo una sociedad conformista en la creencia de que tal orden era eterno y que la riqueza y la prosperidad nunca terminarían. Casi que un ´´derecho divino´´ puesto por Dios a disposición de los pueblos ´´elegidos´´. Y es que ya solo con el recurso de las guerras se podía mantener y conquistar los privilegios, pero puertas adentro las desigualdades se profundizaban: el consumo de drogas prohibidas ; las luchas raciales ; matrimonios entre homosexuales entre otros factores, distorsionaron estas sociedades y perdieron competitividad y eficiencia. Ya todos esos países producen los mismos bienes y solo se mantiene a flote quien venda mas barato y encontrar quien lo pueda comprar, caso contrario se ven obligados a reciclar p.ej., millones de vehículos que inundan los depósitos sin ser nunca usados ; o se dejan perder cosechas con valor de millones de dólares ; o se contaminan los ríos con productos lácteos que hacen toda la falta del mundo en otras latitudes. ¿ Ha llegado la hora de revisar el concepto de ´´consumo´´ y buscar una alternativa a nuestro sistema capitalista para que no sea en todo momento el ´´lucro´´ su razón de ser ?. Todo es posible, máxime cuando las circunstancias te están obligando a ello. ¿ Por qué han resultado tan atractivas a la juventud occidental las propuestas del Estado Islámico pese a lo barbárico de sus procedimientos ? ; ¿ Por qué renuncian a las comodidades de vivir en sociedades que les brindan una cierta seguridad y bienestar ?; ¿ Por qué buscan en el Islamismo y en el Corán lo que las otras religiones judaicas contienen y enseñan ?. ¿ Es posible hablar de una sociedad pos-capitalista enmarcada dentro de un Nuevo Orden en pleno proceso de formación ?, ¿ Tocó techo nuestro sistema y es necesario remozarlo totalmente sin caer en la fórmula manida del socialismo, el anarquismo y el comunismo ?; ¿ Qué nueva moral individual y colectiva aceptaremos en el futuro ?. No lo se, pero lo que menos afirmaría hoy es lo que dijo Teodoro en una oportunidad : ´´Estamos mal, pero vamos bien ´´…

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