¡Exprópiese!
Cuando el ahora ungido como “Padre Nuestro”, fanfarrón y rodeado de alabarderos dictaba aquella sentencia ¡”Exprópiese”! ¿tendría alguna noción de estar decretando ruina para la nación? ¿O pensaba sinceramente que sus iluminados camaradas de revolución y de armas, o los socios cubanos, serian honestos y competentes administradores de las empresas estatizadas? Si hurgamos en la historia del continente, solo aquel dictador, Velasco Alvarado del Perú, con sus demenciales expropiaciones en los años setenta, competiría con nuestro eternizado en sembrar tanta miseria para los suyos. El balance de sus ostentadas expropiaciones no podía ser más ajeno a las razones de “utilidad publica e interés social”, que en nuestra Ley vigente justifican el ejercicio de la potestad expropiatoria del Estado. Basta una mirada a algunos ejemplos de la larga lista, como Sidor, centenares de fincas agrícolas y ganaderas productivas, plantas de lácteos, cementeras, Electricidad de Caracas, papeleras, textileras, Agroisleña, centrales azucareros y agréguenle otras que ustedes recuerden.
Ahora se suman las consecuencias judiciales de las expropiaciones arbitrarias e ilegales. Esta semana el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversión (CIADI) resolvió que Venezuela deberá pagar 740 millones de dólares a la canadiense Gold Reserve expropiada de sus proyectos auríferos en Guayana. El juicio arbitral entre PDVSA y Exxon Mobil será anunciado a fines de este mes y probablemente el país deberá responder por una indemnización superior a 1.000 millones de dólares por expropiación de activos en la Faja del Orinoco. Conoco Phillips aspira a una indemnización de 31 mil millones por la estatización de dos proyectos en la Faja y dos convenios de exploración en Oriente. En suma, Venezuela enfrenta 30 arbitrajes multimillonarios ante el CIADI.
¡”Exprópiese”! quedará para la historia como una vil exclamación de aquel sembrador de miseria.
Una política de la cual es víctima el conjunto de la sociedad venezolana, confrontarnos con la irresponsabilidad de un autócrata con delirios de grandeza que arruinó sin misericordia a nuestra nación.