Europa es más que €750 millardos
Después de cinco días de agotadoras y tensas negociaciones, entre el 17 y 21 de julio, la indispensable canciller de Alemania, Angela Merkel, actual presidenta del Consejo Europeo, emergió en la madrugada del 21 para declarar: “Europa (la Unión Europea) ha mostrado que puede marcar pauta en una situación especial. Condiciones excepcionales requieren medidas excepcionales. Una muy singular construcción de 27 naciones con diferentes antecedentes está demostrada que puede actuar en conjunto, y lo ha probado.”
De esta manera la respetada estadista germánica informaba que, a tenor de la pandemia del coronavirus, el programa de ayuda económica y financiera por €750 millardos (US$ 857 millardos) para los 27 Estados miembros de la Unión Europea, propuesto por su gobierno y el del presidente francés, Emanuel Macron, había sido aprobado por el Consejo Europeo, la máxima autoridad política del bloque económico más grande del mundo, con un PIB conjunto de $18,6 billones (PPA, 2018) y un ingreso promedio por habitante de $24.800 (PPA, 2018). Este monto forma parte del presupuesto por €1,8 trillones de aprobado en dicha cumbre para el período 2021-2027. La suma también se agrega a los programas de estímulos fiscales y monetarios a trabajadores, hospitales, pequeñas, medianas y grandes empresas, líneas aéreas y compañías automotrices, ya comprometidos individualmente por €3,3 billones.
Y es que los 447 millones de habitantes de la Unión Europea, debilitada por la salida del Reino Unido (66,8 millones de habitantes), necesitaban dar una muestra de solidaridad y cohesión interna frente a la pandemia del Covid 19, cuyo efecto devastador sobre los Estados miembros implicará un desplome del 8,3% del PIB conjunto en 2020, el triple de la caída observada durante la crisis financiera mundial de 2008-2009! España, Francia e Italia registrarán contracciones de más del 10% en su producto nacional.
El punto de mayor controversia de la cumbre fue no tanto el monto, sino su distribución. Es típico que los países llamados del “norte de Europa” (Alemania, Austria, Países Bajos y los escandinavos), cuyas cuentas nacionales están normalmente en equilibrio o son superavitarias, se resistan a pagar la factura de los llamados países del “Sur de Europa” (España, Italia, Grecia, Portugal, Chipre, etc.), que sobrellevan déficits en sus balanzas de pago, endeudamientos y cuentas fiscales. Pero en esta ocasión, la canciller Merkel defendió el derecho de las naciones más vulnerables de la Unión Europea para que salieran favorecidas en la distribución de los nuevos fondos aprobados para la emergencia sanitaria y económica. La mandataria teutona sabe que la soga se rompe por lo más delgado.
El arreglo entre los países del norte y del sur, con el firme respaldo a los del sur por parte de Merkel y Macron, se materializó al determinar cuánto del monto acordado (€750 millardos) se desembolsaría como fondos no reembolsables y cuánto como repago de los préstamos a ser obtenidos, por primera vez, por la Comisión Europea, con el aval supranacional del bloque (otro hito histórico de la cumbre en comento). En efecto, en la propuesta original franco-alemana, €500 millardos serían asignados como fondos no reembolsables y €250 serían repagados. Por terca insistencia de los Países Bajos, con el apoyo de Austria, Dinamarca y Finlandia, la alianza franco-alemana, en aras del acuerdo, aceptó que las cantidades finales quedaran fijadas en €390 millardos en donaciones y €360 millardos en préstamos.
El otro punto controversial fue el de condicionar el programa de estímulos fiscales y monetarios a Polonia y Hungría, cuyos gobiernos autoritarios los han llevado a ser calificados como democracias iliberales. De nuevo, Merkel y Macron permitieron una declaración final más suave. Polonia, a su vez, también recibió un trato más condescendiente como gran productor de carbón, pues se suavizaron las condiciones que la comprometerían estrictamente a dar cumplimiento a metas específicas de reducción de emisión de gases tóxicos de efecto invernadero, en consonancia con el Acuerdo de París sobre Cambio Climático.
Si bien Angela Merkel y Emanuel Macron tuvieron que tragar fuerte en aras del convenio alcanzado, la primera cumbre presencial de los jefes de gobierno después de cuatro meses de cuarentena, fortalece a la Unión Europea, confirmando la citada frase del cofundador del proyecto integracionista, el francés Jean Monet (1888-1979), cuando afirmó que la integración europea se forjaría en las crisis.
Y una última reflexión: no es alentador constatar que ningún órgano de integración latinoamericano (la Comunidad Andina, el Mercado Común Centroamericano o el Mercosur) está en condiciones de dar una respuesta comunitaria para enfrentar la pandemia del Covid 19, como si lo acaba de demostrar la Unión Europea.
@lxgrisanti