Ese infierno llamado Venezuela
Me lo hubieran contado de Haití, Guinea Ecuatorial o Zimbabue y lo hubiera creído, porque son los países más pobres del mundo. Pero que semejante atrocidad hubiera ocurrido en un país petrolero, no tiene perdón.
Ocurrió en el Hospital Universitario de Maracaibo la semana pasada. El paciente Alexis García, que esperaba un trasplante de riñón, estaba listo para recibirlo. Tenía al menos tres años en diálisis. Lo llevaron de un pabellón a otro, hasta que lo dejaron en la Sala 3, que era la que tenía todas las lámparas buenas. Fue anestesiado, lo abrieron y cuando estaban listos para realizar el trasplante, se fue la luz. La planta de emergencia no arrancó. Llamaron a Corpoelec. Les ofrecieron que no tardaría en volver la energía eléctrica. Pasó media hora. Nada. El paciente seguía abierto y mientras más tiempo pasaba aumentaba el riesgo de infección. Los médicos decidieron cerrarlo. Lo suturaron iluminados por las luces de los celulares del equipo de galenos y asistentes.
“Al fin salí de esto”, le dijo Alexis García a su esposa Eslinda Espina luego de nueve horas en un pabellón del Hospital Universitario de Maracaibo (HUM). Pero no había salido… su viacrucis apenas comenzaba. Y por lo menos, estaba vivo.
Alexis García fue dejado por horas en el pasillo de los quirófanos porque los ascensores no funcionaban. El riñón, ese preciado órgano, se pudrió por falta de refrigeración. Imagínense la sorpresa del señor García cuando despertó, bañado en sudor por el calor, adolorido y encima se enteró que el trasplante no había sido llevado a cabo. Solo alguien que ha sufrido o que ha estado cerca del calvario que es un proceso de diálisis lo sabe.
“En medio de las lágrimas y apretando fuerte la mano de su esposo desde hace 30 años, la señora Espina reconoció el arduo trabajo que hace día a día y que hizo en ese momento el equipo médico del HUM. “Yo felicito al equipo médico porque tomaron la decisión de cerrar el paciente, cerrarlo para que no se contaminara”. Sin embargo se lamenta de la pérdida del riñón, pues asegura que esperar tantos años por un órgano no es fácil. Reconoció que tiene miedo a que no llegue pronto un riñón que sea compatible con el abogado. “Ahora vamos a esperar otro riñón, por lo pronto está de primero en la lista que maneja la Unidad de Trasplante Renal del hospital, eso en cuanto llegue un riñón que sea A positivo, pero me da mucho miedo porque mi esposo ya no puede esperar tanto”, reza el acucioso reportaje de Mariela Nava en La Verdad de Maracaibo.
¿Quién responde por esto?… En este infierno en que se nos ha convertido el país, nadie responde por nada. Pero yo sí sé de algunos responsables: del presidente de la república para abajo, hay unos cuantos que deberían rendir cuentas. Pero Venezuela es el país donde nadie rinde cuentas.
La corrupción alrededor del tema eléctrico pica y se extiende. Son escabrosas las historias de las empresas fantasmas constituidas para comprar centrales eléctricas chimbas y venderlas como si fueran nuevas, a cientos de veces su valor. Los involucrados, boliburgueses y bolichicos, en vez de estar presos por ladrones, se pasean por el mundo campantes, como si nada hubieran hecho. De sus penthouses en Nueva York hasta sus cotos en España. Cada Alexis García que no puede ser operado en Venezuela, o quienes mueren de mengua, como una señora que falleció en la terapia intensiva el mismo día que García no pudo ser trasplantado, son víctimas de esos delincuentes, en este infierno que se llama Venezuela.
@cjaimesb
Este relato conmueve por las desgracias que día a día vive nuestro país saqueado, endeudado y sometido por un grupo de individuos ineptos e inmorales responsables de la debacle nacional. Felizmente el Sr. Alexis García sobrevivió gracias a nuestro médicos que generalmente suelen trabajar superando un sin fin de dificultades como las narradas por la columnista.