¿Escalada Conflictiva?
El pasado 6 de enero presenciamos lo que muchos han llamado un asalto al Congreso y una amenaza a la democracia de los EEUU para evitar la desertificación del triunfo de Joe Biden en las pasadas elecciones presidenciales del 3 de noviembre 2020. A raíz de esto, en la sociedad y en la política estadounidense se viene planteando la destitución del Presidente Donald Trump, argumentándose su incapacidad para cumplir sus funciones, es decir, para gobernar. En este sentido, se han esgrimido, por una parte, la aplicación de la Enmienda # 25 de la Constitución, y por la otra, la apertura de un proceso de juicio político (impeachment).
La factibilidad de concretar esta destitución por cualquiera de las vías luce muy baja, toda vez que habría que sortear obstáculos muy importantes, entre ellos, el tiempo que tomaría hacer el planteamiento, discutirlo, buscar los acuerdos y lograr la aprobación de la propuesta.
Como se señaló antes, lo cierto es que ninguna de las dos vías planteadas tiene garantías de éxito, por lo que podría resultar más relevante discutir algunas de las consecuencias políticas de estos hechos y acciones. No obstante, pongamos primero de relieve algunos aspectos importantes en la utilización de los dos mecanismos que se manejan en las discusiones a nivel del Congreso estadounidense.
Aplicación de la Enmienda # 25
La aplicación de la Enmienda # 25 se realiza para los casos de destitución, muerte o renuncia del presidente de EEUU. Para la aprobación de la destitución, se tiene: a) procede si el Vicepresidente del país y la mayoría de los funcionarios principales de los departamentos ejecutivos así lo confirman por escrito ante el Senado y la Cámara de Representantes del Congreso. b) Se entiende que el Vicepresidente Mike Pence asumiría el cargo hasta el 20 de enero, fecha en la cual tomaría posesión el Presidente Electo Joe Biden. c) Lo más destacable de esta vía es la de que el Vicepresidente Pence es quien debe iniciar la acción de destitución, algo que puede resultar bastante improbable. Pence no se prestó para detener la descertificación de Biden en el Congreso y parece muy poco probable que sea el acusador de Trump para destituirlo. No creemos que se llegue tan lejos, pese a que no es descartable. Además, esto llevaría un tiempo para forcejeos que dilaten el proceso y que terminaría por jugar en contra de la materialización de la destitución, dando tiempo para que Trump finalice su periodo presidencial.
Apertura de un Juicio Político o Impeachment
Por su parte, tomar el camino de la destitución a través de un proceso de juicio político o impeachment, permite destacar los siguientes aspectos: a) Lo activaría el Congreso. b) Deben argumentarse los cargos para la destitución y los congresistas en ambas cámaras deben votar al respecto cada uno de estos cargos. c) Se ha argumentado que el procedimiento se tornaría improbable de aprobación en razón de que es el Senado estadounidense quien terminaría siendo el nivel decisivo en ese proceso o juicio. Se requeriría que una cantidad significativa de Republicanos hiciesen equipo con los demócratas para alcanzar el impeachment. d) No parecen existir dudas que algunos republicanos votarían a favor de la destitución, pero nunca en número suficiente como para lograr el objetivo, ya que requerirían 2/3 de los votos. e) Cierto es que los demócratas recién han conseguido sumar dos senadores más a costa de las pérdidas sufridas por los republicanos en Georgia, pero ello no les permite alcanzar los 2/3 necesarios para aprobar la propuesta, tan solo 50%. Incluso, en estas condiciones se hace difícil que pase una moción para invalidar al Presidente Trump para ocupar cargos públicos, incluida una nueva postulación a la Presidencia de los EEUU. f) A todo esto se suma el hecho de que el Senado retoma sus actividades el 19 de enero, lo que restringe aún más las posibilidades de que el impeachement sea éxito.
No obstante lo antes señalado, vale puntualizar algunos aspectos al momento de argumentarse y tramitar la destitución del Presidente Trump:
- La pregunta que muchos se hacen es cuál y cómo demostrar fehacientemente la responsabilidad del Presidente Trump en los acontecimientos del 6 de enero que obliguen a su salida, incluida por supuesto, la calificación que pueda hacerse acerca de su incapacidad y hasta posible sanidad mental. Pero esto hace reflexionar acerca de otras consecuencias derivadas de las decisiones políticas que se adopten.
- Otra de las preguntas clave que está en el ambiente es quien debe calificar esas facultades, los congresistas o una junta médica, siendo un tema que debería salir del ámbito político porque la ley no debería permitir la utilización de este mecanismo para posibles “revanchas políticas”. Es más, si fuese el caso, se plantea cómo escoger a esa junta médica evaluadora, lo cual demandará calificaciones y tiempo adicional.
- Lo aquí discutido hasta ahora no invalida que el Presidente Trump pueda ser juzgado y condenado por otro tipo de hechos o delitos, como los de orden tributario (evasión de impuestos) que lo han perseguido durante varios años.
Algunas Consecuencias Políticas
Las consecuencias políticas de estos hechos y acciones deben ser tomadas muy en cuenta y sopesarse políticamente, de allí que se destacarán a continuación algunas de ellas.
- Atentado contra el Congreso y la Democracia:
- Sin restar importancia a la gravedad de lo ocurrido en Washington D.C. y la pérdida de vidas que conllevó, algunas reflexiones deben surgir en torno a si realmente lo ocurrido fue un ataque a la democracia de EEUU. Lo anterior es válido si se piensa en la relativa poca magnitud de los acontecimientos en términos de participantes y acciones como para justificar los denominados atentados, a no ser que tales acontecimientos precedían a otros potencialmente mayores. ¿Es tan endeble la democracia en el país más poderoso del mundo como para desestabilizarla por los acontecimientos ocurridos? ¿Qué pensarán Rusia, China, Corea del Norte o Irán, entre otros?
¿No es más bien una prueba a la institucionalidad democrática e independencia de poderes en el país del norte, y a su propia convivencia política y ciudadana, aspectos estos que resultan tan dudosos en los países que adversan a EEUU?
- Algunos entenderían que lo ocurrido equivaldría a una especie de intento de auto golpe de Trump para permanecer en la Casa Blanca, aunque ya el Presidente ha anunciado la entrega pacifica del poder. No obstante, Trump no asistiría a la transmisión de mando del próximo 20 de enero, a menos que cambie de opinión a última hora.
- La posibilidad de que el conflicto escale, está asociada, en buena medida, a si este se vincula con otros temas muy delicados de la vida nacional, entre ellos el racismo y la lucha del movimiento “Black Lives Matters”. Con respecto a esto último, Biden mencionó peligrosamente la respuesta policial mucho más contundente que pudo haberse dado a “los asaltantes” del Congreso si hubiesen sido afro descendientes. Desafortunado comentario porque pudo o puede estimular aún más el conflicto racial, nada conveniente para la estabilidad del país.
- Destitución de Trump o Aislamiento Político: Proceder con una destitución y enjuiciamiento de Trump puede dividir aún más al país y avivar más el enfrentamiento y polarización. Desde el mejor escenario para los demócratas, lo más conveniente pudiera ser la minimización de la importancia de Trump, aislándolo, y dejar pasar el tiempo que resta para la toma de posesión de Biden; en otras palabras, “darle largas al asunto”. Muchos pensaran que lo que ha hecho Trump es suficiente como para dejar un mal legado que los estadounidenses recordaran, y ellos mismos le pondrán los límites a sus aspiraciones futuras.
- Otras Salidas de Trump: Aparte de la destitución del Presidente por cualquiera de las dos vías referidas, la salida del Presidente pudiera darse por renuncia voluntaria o muerte, no siendo ninguna de las dos avizorables en este momento, pero no por ello menos posibles. Sin embargo, cualquiera de estas puede aparecer en escena si las cosas llegasen a extremos que no le convengan a Trump y su futuro político.
- Riesgo Republicano: Los republicanos deberán capitalizar las ganancias o asumir los costos políticos si deciden, como bloque, continuar apoyando a Trump. El riesgo podría ser que Trump consolide un partido distinto para enfrentar a los dos grandes partidos tradicionales, demócratas y republicanos, con el gran riesgo de restarle apoyos y votos a estos últimos, poniendo en riesgo la posibilidad de enfrentar con éxito a los demócratas en un futuro. Esta situación podría jugar a favor de unas potenciales aspiraciones de Trump de disputar la Presidencia de los EEUU en cuatro años; todo ello bajo el supuesto de que no ocurra su inhabilitación política.
- Ruptura del Partido Republicano y Consolidación del Partido de Trump: El Partido Republicano podría sufrir un resquebrajamiento y hasta una posible división por lo que pudiera llamarse “la corriente trumpista”, trayendo serias consecuencias en el corto y largo plazo. En este escenario, se podría visualizar la consolidación “del Partido de Trump”. Un “Tea Party repotenciado” que sea capaz de enfrentar a los dos partidos del status.
- Teorías Conspirativas: En tiempos de teorías conspirativas, confusión mediática e interferencia de los sistemas electorales, cabe finalizar con la siguiente pregunta a título de reflexión: ¿Qué pasaría si se descubre que los rusos intervinieron en el triunfo de Biden en 2020, igual que como se dice lo hicieron en el triunfo de Trump de 2016, ,,, en un “hoy contigo, mañana contra ti”? Tema muy complicado desde el punto de vista de la seguridad nacional del país. Adicionalmente, puede tener también sus vinculaciones con el enfrentamiento que desde hace mucho tiempo mantiene Trump con los países de regímenes socialistas-comunistas. Dudar a estas alturas de la interferencia de intereses foráneos en el quehacer político de EEUU sería ingenuo, pues el tema de dominación y reacomodo geopolítico internacional está sobre la mesa. ¿Escalada de Conflictos?