¿Es importante el sector privado?
Ante todo, es imperioso aclarar que las ideologías en política tienen como principal objetivo crear la aparente “necesidad histórica” que justifique el atornillamiento en el poder de una casta o elite, no importando a cual corriente del pensamiento pertenezca (izquierda, derecha, centro) ese es su principal objetivo. Partiendo de allí, lo económico se convierte en el epicentro teórico, no olvidemos que lo económico determina lo social.
Nos encontramos que la izquierda de principio y mediados del siglo pasado basó su accionar en el férreo control de la actividad económica, evitando la independencia ciudadana a fin que estos se vean en la necesidad de depender del gobierno, hacerlos manipulables, genuflexos al poder político, es por ello que ésta izquierda propuso economías centralizadas, controladas y racionalizadas.
Abundan las referencias que redundan en fracaso de este tipo como la Unión Soviética, la Vietnam y la China de los 60 y 70, Cuba (quien está reformando su modelo) y nuestra anclada Venezuela del Siglo XXI, entre otros. Tampoco resultó exitosa la idea liberal del “Laissez faire, laissez passer” (dejar hacer, dejar pasar) la mano invisible e intocable del mercado, autosuficiente en reglas y procedimientos, por igual resultó un aleccionador error.
Así pues, observamos, que la economía no obedece a ninguna ideología, puede ser su epicentro pero jamás obedece a desnaturalizaciones; es un proceso que acompaña a la raza humana desde su aparición sobre la faz de la tierra, que solo responde al hacer las cosas bien y oportunamente; ni controles exagerados ni ausencia de los mismos.
En consecuencia, ha sido, es y será el sector privado productivo quien levanta las naciones, generador de bienestar y crecimiento ¡no hay otra fórmula! pues las economías centralizadas son sinónimo ineludibles de fracaso ¡No hay ejemplo que indique lo contario! Léase atentamente, las naciones que hoy exhiben alta calidad de vida tienen un floreciente sector privado productivo, el secreto del éxito es uno solo ¡La institucionalidad! es decir, instituciones públicas profesionales, eficientes, que hacen del apego a la ley, como diría Sócrates, “la principal virtud” evitando así la usura, la evasión de impuestos, violaciones a leyes laborales, el descuido de la calidad.
Caso contrario, instituciones públicas partidizadas, cuentadantes solo a intereses partidistas y sus cogollos, generan un sector privado nefasto, tan nefasto como el sector público desvirtuado de sus objetivos constitucionales, propiciando terribles consecuencias al pueblo; inflación, escasez, contrabando, racionamientos. Ineludiblemente, para que Venezuela pueda superar para siempre este amargo episodio histórico debe inexorablemente apoyarse en el esfuerzo y capacidades de los venezolanos en estricto apego a la letra constitucional ¡Sin limitaciones, restricciones, ni interpretaciones equívocas! que solo tienen abolengo en concepciones teóricas no solo fracasadas sino con dramáticas consecuencias sociales.
@leandrotango