Errores…equivocaciones…
Si en algo existen coincidencias en Venezuela es en los resultados de las encuestas que miden los problemas que acechan a los venezolanos.
En primer lugar de todos los encuestadores se ubica la inseguridad como la situación líder que aborrecen nuestros ciudadanos. Inmediatamente se ubica la escasez, de alimentos y de medicinas, como la situación que hace que todos perdamos el tiempo y la paciencia persiguiendo productos que están desaparecidos de los anaqueles de abastos y farmacias. Luego empiezan a aparecer otros temas de capital importancia. En estos días más recientes, la desvalorización del signo monetario que trae como consecuencia inmediata el que los ingresos del trabajador venezolano se han convertido en agua de río. El destrozo y abandono de la planta física es otro tema medular.
Todos nuestros ciudadanos, que somos expertos críticos, no vacilamos en criticar estas situaciones y todos estamos prestos para sugerir vías expeditas para remendar el capote.
Todas estas carencias y muchas otras son parte de las acciones programadas por la vesania del régimen que nos destruye.
Pero al margen de todas las situaciones narradas existen otros temas de mayor profundidad.
Para comenzar debemos anotar la “desinstitucionalización” de la nación como el reto mayor de las generaciones futuras. Después de los escarceos del difunto cuando cambió elementos de la vida diaria para medir la capacidad de respuesta: la hora legal, la octava estrella de la bandera, el escudo nacional, se comenzó a cambiar la legislación nacional y hoy tenemos una criba de leyes que le permiten, al régimen que nos destruye, literalmente, “hacer lo que le da la gana”.
Como resultado de todas las leyes que se han aprobado atropelladamente, de los “decretos con fuerza de ley” emitidos al amparo de inconstitucionales “habilitaciones” que no son nada diferente que la concentración del poder y la renuncia a la separación de los poderes constitucionales y la generación de versiones diferentes de una misma ley, tan grave como la propia constitución que se dieron, han generado una “torre de babel legal” que costará mucho esfuerzo y trabajo enderezar.
En nuestro esquema existe otra situación que calificaremos de “muy grave” y es la emigración de un contingente que en números parece que asciende a un tres por ciento de la población del país, pero en edad, en calidad y en capacidad de iniciativas es una parte sustancial de nuestros jóvenes talentos. Mas de un millón de ciudadanos, mucho más de doscientas cincuenta mil familias constituidas, en sus años de inicio de las iniciativas, con la mejor preparación posible y gracias, entre otros eventos al famoso pitico televisado, se encuentran laborando a lo largo y ancho del globo terráqueo. Contribuyendo de manera medular y en su medida, al desarrollo de sus países anfitriones y formando parte de la destrucción familiar generada por la distancia. Esto es vergonzoso.
Se ha agredido de manera inaceptable tanto al individuo en su esencia como a las organizaciones medias de la sociedad. Se restringe toda la capacidad de acción.
Para nadie es secreto la destrucción continuada de todos el aparato productivo nacional. Tampoco podemos enorgullecernos de la situación de las instalaciones públicas y privadas que brindan salud y educación a los venezolanos; están en estado ruinoso.
Pero no podemos dejar de mencionar la agresión formal y continuada contra la educación de los venezolanos. Tanto por el establecimiento de leyes y reglamentos que agreden a los ciudadanos en edad de estudios como con el menoscabo de los derechos de la familia, el régimen que nos destruye ha arremetido contra toda la educación nacional, así lo proclamó Giordani.
Capítulo especial merecen las universidades nacionales y privadas que junto con los centros de desarrollo de las ciencias reciben un trato de parias. Tanto por el acoso legal como por el ahogo económico se trata de cercenar las actividades que enseñan a nuestra ciudadanía.
Es nuestra opinión, todo lo aquí expuesto y mucho más, que nosotros consideramos errores o equivocaciones, son parte del libreto del Foro de Sao Paolo que ahora tiende sus acciones sobre la Madre Patria.
Si a todo esto le agregamos las perspectivas económicas de nuestra depauperada industria petrolera nacional, es difícil vaticinar un futuro distinto a lo sombrío, a lo terrible.
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