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En Angola una vetusta dictadura corrupta

Existe una anécdota, o quizá chiste, aunque algunos relatan que sucedió de veras, veamos:

Cuando Nikita Krushev estaba denunciando ante el Comité Central del Partido Comunista la enormidad de abusos e ilegalidades ocurridos en   la época de Stalin, de repente surgió una voz que sobresalía del fondo de la sala que dijo:

  • ¿Bueno, Nikita, donde estabas tú, cuando todo  esto sucedía? -Y entonces, el líder soviético replicó airado a su vez:
  • ¿ Quién dijo eso? y miraba para todos lados. Pero ninguno de los   presentes aparecía. Y entonces habló una vez más :
  • ¡Mira, camarada yo estaba exactamente en el mismo sitio donde tú te encuentras ahora!.

Quizá habría que aplicarle esto mismo al nuevo presidente electo de Angola João Lourenço, ex ministro de la defensa, de 63 años y antiguo ex combatiente del MPLA, quien ha sustituido a José Eduardo Dos Santos, y ha procedido a denunciar urbi et orbi la gran corrupción imperante en el país africano, ex colonia portuguesa.

En efecto, José Eduardo dos Santos condujo   a Angola con puño de hierro, durante 38 años (1979-2017). Sus detractores le reprueban el haber colocado la economía del país al servicio de un puñado de áulicos y colaboradores, y sobre todo de parientes.

Desde que reemplazó   a Dos Santos, el actual presidente, ha defenestrado a la mayoría de los allegados de su antecesor de los principales cargos de las instituciones, de las empresas públicas y del aparato de seguridad del país, en nombre de la lucha contra la corrupción, Ya al finalizar el año de 2017, destituyó a Isabel Dos Santos, de sus funciones al frente de la poderosa compañía petrolera nacional Sonangol, que dirigió durante un año. Lourenço también se sacó de encima al hermanastro de Isabel Dos Santos, José Filomeno Dos Santos, que dirigía el fondo soberano del país.

El juicio contra Filomeno ha comenzado en un tribunal angoleño, proceso por el cual está encausado también el antiguo gobernador   del Banco Central Valder Filipe.  Filomeno, conocido también como Zenu, está acusado por malversación de fondos y blanqueo de dinero por una transferencia de 500 millones de US $ desde una cuenta del Banco Nacional de Angola (Banco Central)    otra en el Credit Suisse de Londres. 

Una  gran incriminada es la señora Isabel Dos Santos, señalada hasta por la revista Forbes, de ser la mujer más rica de África. De esta forma la justicia angoleña ha dispuesto la congelación como medida preventiva de las cuentas bancarias y de los activos de Isabel dos Santos, hija del expresidente José Eduardo dos Santos, y de su marido Sindika Dokolo en varias empresas, en el marco de una investigación por corrupción. La justicia les imputa irregularidades en los casos en que intervienen empresas estatales, la empresa petrolera nacional Sonangol, que Isabel dos Santos dirigió, y la empresa pública de comercialización de diamantes Sodiam.  Algunos han calculado que   el perjuicio para el Estado angoleño es de más de 1.000 millones de dólares (más de 1.000 millones de euros), según un comunicado del fiscal que lleva el caso en el tribunal. En un fallo del 23 de diciembre del 2019, el tribunal de Luanda pautó la congelación de las «cuentas bancarias» de la pareja y de sus «participaciones» en varias empresas angoleñas, incluida la empresa de telecomunicaciones Unitel y la fábrica de cemento Cimangola.

“Cherchez la femme” dicen los franceses, pero aquí decimos también, “busquemos el petróleo”. En efecto, el principal producto de exportación de Angola es el petróleo que representa el 95% de las exportaciones de la nación africana, casi la mitad del PIB y además entre el 70 y el 80% de los ingresos fiscales. Angola, en este contexto, es la tercera economía del África subsahariana después de la nigeriana (otra nación productora de petróleo) y de la sudafricana. El desplome de los precios del crudo ha lanzado a la economía a una recesión que no se veía desde el año 2002 año en que se había terminado la ominosa guerra civil y año en que empezaron los precios del crudo a subir.  Por lo tanto, hay que encontrar culpables en el viejo régimen de Dos Santos, y se inicia una “caza de brujas” pero es que anteriormente estaban sueltas y hacían de todo.

Según algunos observadores   y analistas extranjeros, Angola tiene un desagradable ambiente de negocios, con una burocracia descomunal y compleja que sustenta la corrupción y “una ley de inversiones que no es amiga de los inversionistas”. Por ello, los mismísimos hombres de negocios angoleños prefieren invertir en el extranjero. Se calcula   que entre 2002 y 2015, las compañías y hombres de negocios angoleños invirtieron 160.000 millones de euros en el exterior, según el Centro de Estudios e Investigación Científica de la Universidad Católica de Angola. Aquí “se crean dificultades para vender facilidades”.  Si se parece esto a otro país petrolero que está radicado en América del Sur no es coincidencia.

Sea como fuere, el vigente régimen de Lourenço tuvo que buscar la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) ante una deuda externa que ronda el 90% del PIB, y este organismo multilateral ya ha desembolsado la suma de 3,7 mil millones de US $ cantidad que es la mayor otorgada a un Estado africano.  En este   sentido, nos extrañamos que no oímos y tampoco hemos visto las críticas de la piel hipersensible de la políticamente “correctos” de la izquierda que se rasgaron las vestiduras cuando Mauricio Macri, presidente de Argentina se acogió a un programa de apoyo del FMI.  Como tampoco se han producido saqueos que estallaron cuando Carlos Andrés Pérez, en Venezuela, tuvo que acudir a la “bete noire” del FMI.

¿ Y la gente, cómo ha vivido o vive en esa nación que se jacta de ser socialista ? Al parecer mal, se calcula que entre un 60% o un 70% de la población vive con un ingreso de 2 dólares US. La falta de servicios básicos es abrumadora. En las zonas rurales del interior apenas el 34% de la población tiene agua canalizada (el 52% en Camerún, el 55% en Kenia) y un poquito más el 37% de la población tiene acceso a la red eléctrica (el 55% en Senegal o Costa de Marfil). Angola posee uno de los índices más elevados de incidencia de la tuberculosis en África, 320 personas por cada 100.000 (66 en Ghana o 73 en Togo) y una tasa de mortalidad de los bebés de 102 por cada mil nacidos, una de las más altas del mundo, por encima de los 36 del Congo o de los 61 de Camerún.  También Luanda es una de las ciudades más caras del mundo superando a la inaccesible Tokio de Japón.

Por lo visto, el nuevo régimen de João Lourenço tiene bastante por hacer, si quiere hacer algo por su pueblo y su nación.

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