El Vicealmirante Daniels
“Buenas tardes, Elías Danels para servirle. Así que tú eres Reyes Theis”. El primer encuentro con el vicealmirante Daniels ocurrió en su oficina como jefe de la Unidad de Guyana de la Cancillería venezolana, en una fecha que no logro precisar, pero que calculo sería entre 2007 y 2008. Su saludo en un principio me intimidó. Desde que me había iniciado en la cobertura de la fuente de política exterior en el diario El Universal, pocos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores accedieron a atenderme, ni siquiera para una conversación informal. Pero Daniels, era otra cosa.
Al vicealmirante le había tocado jugar un rol estelar en un momento de la historia de Venezuela. Un militar con una carrera excepcional, y a quien la intentona golpista de febrero de 1992 lo encontró frente a la Inspectoría General de Fuerza Armada Nacional. Fue él quien abogó por la alocución del teniente coronel Hugo Chávez, donde soltó la premonitoria frase “por ahora”, en un confuso incidente.
El periodista Juan Carlos Figueroa en un reportaje titulado La historia detrás del «por ahora» da una versión de los sucedido. El general Fernando ochoa Antich, ministro de la Defensa de Carlos Andrés Pérez, le comunicó al Presidente la idea de presentar a Chávez ante los medios, para que hiciera un llamado a sus compañeros alzados a deponer las armas y así evitar un derramamiento de sangre “de consecuencias impredecibles”. Pérez, como viejo zorro, aprobó la acción, pero con una condición: El mensaje no debía ser en vivo, sino grabado.
El ministro llamó al vicealmirante Daniels y le explica la condición del Presidente. “Ochoa, no hay tiempo. Si no lo hacemos de inmediato, comenzarán los combates”, habría respondido Daniels y entonces el Alto Mando desobedeció la instrucción presidencial y dejaron hablar en vivo a quien hasta el momento era un sublevado desconocido.
“Siempre he creído que en la oficina del almirante Daniels se organizó una mini conspiración para influir en el alto mando militar y facilitar de esta manera que se permitiera la presentación de Hugo Chávez en la televisión”, cuenta Ochoa en su libro “Así se rindió Chávez”. Además de Daniels, Chávez y el general Ramón Santeliz, en la reunión estaban el general Iván Jiménez Sánchez, el vicealmirante Germán Rodríguez Citraro, el contralmirante Hebert Collazo, el contralmirante Luis Hernández Olivares y el coronel Pompeyo Torrealba.
Ochoa no desconfía de alguien en particular: “Además de Santeliz, quien según la confesión de Chávez conspiró con ellos, no sospecho de alguien más”, señaló el exministro, citado en el reportaje de Figueroa.
El guía e investigador
La oficina de la Unidad de Guyana de la Cancillería, ubicada en la céntrica esquina de San Francisco de Caracas, era pequeña. Pero destacaba un inmenso mapa de Venezuela y muchos documentos en su escritorio, que yo trataba de revisar con el “rabo del ojo”.
De la intimidación del primer momento, rápidamente entendí la humildad y la vocación demócrata y profesional de aquel hombre, nacido en Delta Amacuro y con un enrevesado tono oriental.
En El Universal yo había publicado una serie de reportajes sobre el avance de Guyana en las concesiones en el territorio en reclamación y cómo la política exterior de Hugo Chávez estaba perjudicando a los intereses venezolanos en El Esequibo.
Me expresó su opiniòn: “Creo que a la prensa hay que atenderla e informarla”, comentó. “Tu pregunta y yo veo que te puedo responder”, acotó. El vicealmirante estaba preocupado porque los periodistas entendiéramos las razones de distinto orden de la controversia: económicas, políticas o geopolíticas y porque usáramos un vocabulario acertado al referirnos al tema.
Nunca Daniels me confió alguna información confidencial o que pudiera comprometer la seguridad del Estado. Pero tenía unas grandes cualidades pedagógicas que ayudaban a entender las situación. De hecho, fue el autor de varios documentos de corte académico que tituló “Reflexiones”, que compartía en círculos intelectuales, para abordar el tema del Esequibo y donde expresaba abiertamente sus opiniones.
Daniels no dejó nunca de informar a los distintos cancilleres de Venezuela en los 19 años que estuvo frente a la Unidad de Guyana, de las acciones de Georgetown sobre el territorio Esequibo. Alertaba, hacía recomendaciones, pero sentía la frustración de no ser escuchado y que los memorando se quedaban archivados en los escritorios del ministro de Exteriores de turno.
En junio de 2014 y sin notificación verbal previa, fue cesado en sus funciones. Se enteró de la noticia través de la Gaceta Oficial. Dos semanas antes, en El Universal, habíamos publicado extractos de un trabajo académico de su autoría en el que señalaba que tras la muerte de Norman Girvan, buen oficiante del secretario general de la ONU para la controversia territorial, “la Cancillería venezolana debe prepararse para revisar el estado actual del proceso”. La recomendación, nuevamente, fue ignorada.
También se anunciaba en esos días su participación en un foro que se realizó en el Palacio de las Academias sobre el tema Esequibo. Este anuncio y la nota periodística pudieron haber influido en la remoción.
El 11 de diciembre de 2015, el vicealmirante envió sus “Reflexiones” con el título: “La Reclamaciòn Venezolana en la encrucijada”, a una lista de emails donde figuraban diplomáticos, periodistas y académicos. En el texto del correo expresaba: “Consciente que en estos momentos, los tiempos nos exigen una mayor selectividad en los correos que recibimos; considero que debemos insistir sobre los temas que afectan nuestra soberanía. … No podemos permitir que los temas de política exterior sean olvidados…Debemos insistir, estimulando el diálogo y la crítica oportuna….Es la forma racional de aproximarnos a una posición nacional consensuada”.
En los años siguientes tuvo complicaciones de salud que incluso afectaron su vista, pero trataba siempre de participar en los intercambios de ideas sobre su pasión esequibana.
El vicealmirante Elías Daniels Hernández falleció durante la madrugada del domingo 28 de julio de 2019 producto de un paro respiratorio. Dejó un legado importante de trabajos académicos sobre la reclamación venezolana, aunque para muchos será más recordado por aquella tarde de febrero de 1992.
¡Buen viento y buena mar, Vicealmirante!
@Reyestheis
Siendo cadete de la Escuela Naval de Venezuela en los tiempos cuando el mencionado y muy respetado Vicealmirante era capitán de Navío y ejercía la jefatura académica en dicha institución tuve la oportunidad durante una charla de instrucción militar dictada por un teniente de fragata donde un cadete toco el punto del Esequibo y su respuesta fue sencilla manifestando que con una lancha torpedera y unos infantes de marina el lo tomaba. Quiso el tiempo y las circunstancia, muy especiales por cierto, retomar del recuerdo desde el excelente articulo precedente; siempre conjugándose los sueños y las realidades que se mantienen en el tiempo.