¡El triunfo de la mentira!
Sin dudas, en la perfidia surgida de esta triste “revolución socialista” impulsada por el “comandante eterno”, mucho ha cambiado el país y su gente; ya no hay dudas en quien ganó y quien triunfó, porque el lamento es general y todos nos sentimos vagos en lo que va a pasar y cuál será el destino o el futuro de las grandes promesas ofrecidas sin ruindad, porque algo debemos sacar en conclusión; el vaho del “por ahora” aún fulgura en la mente de muchos de sus adoradores, que siguen creyendo en la voz mesiánica, ya que a pesar de su ausencia física, el mito se mantiene.
No somos ni presumimos de premonitores, pero pareciera que la luz de la razón siempre la tuviéramos cercana. Para finales de los 90´ publicamos un libro sobre derecho penal militar, en el que nos atrevimos a pronosticar sobre base de raciocinios de inteligencia, lo que todos aprendemos de nuestra historia, que desde la independencia, Venezuela ha sido un país sin estabilidad política y luego de liberada del yugo español, cayó en manos del caudillismo criollo, el que se transformó en personalismos hegemónicos y despóticos. En los finales del siglo XIX dividió la república con la Federación, hasta caer nuevamente en el caudillismo personalista que duró la primera mitad del siglo XX, hasta que se transforma a partir de 1958 en una dictadura de partidos, llegando a una partidocracia manejada por un caudillismo partidista, solo sostenido por el creciente ingreso petrolero.
No obstante, como sabemos que la historia no se repite, surgió el anti- partidismo contra la inconsciencia de líderes que solo percibieron la fórmula candidatural, hasta que surgió el mesiánico Chávez, que fue visto como la solución antipolítica y sin darnos cuenta caímos de de nuevo en el caudillismo militar que tanto daño hizo en la pos independencia.
Pero surgió un fenómeno político bien visto por la mayoría de los venezolanos, como lo fue el “minipartidismo”. Un movimiento que vino a satisfacer la aspiración del creciente liderazgo, que al final fue la solución para la lucha contra el bipartidismo, transformado en caudillismo; hasta que en la idea “socialista» del chavismo, fue la suerte de unión de los opositores, para reunir al minipartidismo en lo que se llamó “unidad democrática”, luego la MUD, que ante la disyuntiva de luchar contra el partido único del gobierno, con una mayoría recalcitrante, solo tenía la opción de unirse para derrotarlo. Lamentablemente, volvió la desunión del liderazgo, que a sabiendas de que luchaban contra una estrategia gubernamental de dividir para reinar, pudo más la fuerza de las dos décadas de la juventud perdida, donde todos luchamos por lograr un solución constitucional para salir de este régimen de gobierno, que solo nos ha dado fracasos. Su fortaleza: ¡La mentira!
A todas estas, el efluvio esperanzador del ¡Llegó el final! Y ¡Vemos la luz al final del túnel!, contagió la esperanza con desesperanza. Y he aquí el producto de la lucha opositora, todo, otra mentira. No por culpa de los seguidores, sino por culpa de los líderes, que al término de la lucha, en lugar de consolidar el éxito y ondear la bandera de la victoria, decidieron antes asumir el protagonismo del minipartidismo, y como los posibles candidatos no pueden participar en la contienda, decidieron crear tiendas apartes y hacer el peligroso juego de no ir a elecciones con este CNE. Se sabe que hacen fraude, pero ante un panorama, donde la oposición, no es solo el madurismo, sino la mayor parte del chavismo que quiere cambiar o volver al pasado, la oportunidad victoriosa de la oposición es clara y no se pueden perder oportunidades, con la esperanza de que haya intervención internacional, que no está muy clara, ni tampoco es deseada. No debemos confundirla con la ayuda humanitaria, que es y será necesaria, igual que los aportes económicos externos, que deben ser garantizados con el cumplimiento de la seguridad jurídica, cuya violación fue el peor error de Chávez y del chavismo. La lucha a seguir, es volver a la unión, con o sin líderes candidatos. ¡No podemos dejar que siga triunfando la mentira!
@Enriqueprietos