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El trabajo cultural en socialismo

Una cosa es el Socialismo como cultura política de dirección y planificación de los recursos económico-financieros al servicio del colectivo, y otra la política cultural en el Socialismo, la cual se entiende como “amor y compromiso” por la gente; a juicio de Christophe Prochasson, la naturaleza del socialismo siempre que se ha presentado en la praxis política de la modernidad como una acción revolucionaria de los pueblos en su emergencia institucional que busca la consolidación ideológica de un modelo de dirección política que priorice en el pueblo y sus necesidades de servicio y atención en salud, seguridad, educación y cultura. El socialismo se ha ido consolidando como una cultura política fluida, más que como una doctrina.

El Socialismo, reitera Prochasson, es una forma de felicidad, tal cual lo calificó escribió Madeleine Rebérioux después de decenas de años de investigación; en un artículo de 1966 donde se estudiaban las formas en que se formula el socialismo en el periódico publicado en 1905-1906 por Armand Girard, activista de un grupo socialista que él mismo creó en Cuisery, Saône-et-Loire, Rebérioux resumió en estos términos el Socialismo: “Libre pensamiento militante, amor a la patria y antimilitarismo, odio a los nobles y holgazanes más que a los capitalistas; desconfianza en el parlamentarismo, pero aún mayor desconfianza hacia quienes utilizan el antiparlamentarismo con fines reaccionarios, confianza en la ciencia y el progreso, profunda solidaridad, gusto por la felicidad”.

De manera puntual, tal como se describe en el “Informe de Kurt Hager”, en la sexta sesión del Comité Central del Partido Socialista Unificado de Alemania, al hablar de la cultura y las tareas culturales en la sociedad socialista se está haciendo referencia a la totalidad de las condiciones de vida, de los valores, ideas y conocimientos materiales y espirituales cuya apropiación permite a los hombres, en la colectividad con otros, adquiriendo la madurez de constructores capaces, cultos y conscientes del socialismo, de verdaderas personalidades socialistas. Es lo que entendió Lenin como la necesidad social de asegurar el mayor bienestar y el libre desarrollo universal de todos los miembros de la sociedad. El objetivo de la actividad cultural en el Socialismo se circunscribe en orientar todas las actividades culturales hacia la toma de una consciencia social de compromiso con los valores autóctonos de la región y el cumplimiento de las múltiples tareas que acarrea la construcción de la sociedad que priorice lo humanístico e integrativo por encima de todos los valores.

En el proceso de Gobernanza que lleva adelante el compañero-Gobernador Primitivo Cedeño, en el estado Portuguesa, se ha planteado el desarrollo cultural de la sociedad socialista ligado al progreso de la ciencia y la técnica, orientada hacia la construcción de una cultura hacia el trabajo y el reconocimiento de la idiosincrasia local; una sociedad socialista avanzada, donde la revolución científico técnica no solamente sea materia de eruditos, sino del colectivo organizado y consciente de su papel estelar en la historia.

Como resalta Kurt Hager,  es una cuestión de honor del trabajador  producir en un lugar de trabajo ordenado, con una alta calidad y puntualmente; donde prevalezca el conocimiento de que la cultura socialista comienza en el ambiente del trabajo y en el carácter de las condiciones de trabajo, lamentablemente no se ha impuesto todavía en la mente de todos los dirigentes de la economía, del partido y sindicales; hay una “…falta de orden y limpieza, ruido, mala ventilación y luz, colores inadecuados y equipamiento insuficiente de los diferentes servicios para el trabajo y sociales son frecuentemente motivo de críticas justificadas de los trabajadores. Donde se subestima la cultura en el trabajo, es decir, la configuración conveniente, agradable y bella de todas las condiciones de trabajo, esto se debe frecuentemente a que estas cuestiones son consideradas y tratadas por las direcciones como un problema simplemente técnico económico y no como una premisa importante para el bienestar y la actividad creadora de los trabajadores.”

En este sentido, el trabajo cultural en socialismo implica la cultura en el trabajo desde la consolidación de un comportamiento atento en el trato con cada trabajador y la apreciación justa de sus rendimientos, que sean respetadas las propuestas y opiniones de los trabajadores. En el caso de la experiencia en el Instituto de Cultura del estado Portuguesa, se ha partido por establecer una atmósfera en el colectivo de trato culto, donde la justa apreciación del individuo y de sus rendimientos, las relaciones entre directores y colectivos, todo ello son factores importantes que fomentan la iniciativa creadora, el bienestar en el colectivo y la alegría en el trabajo, dedicando mayor atención a las tareas de la cultura en el trabajo.

Es importante resaltar que se ha ido avanzando el Proyecto cultural Agua Blanca, el cual constituye una serie de ideas que conciben la vida cultural de los demás trabajadores y colectivo general, inspirada en el marco de una vida cultural impulse el progreso y cumpla un elevado nivel cultural de cohesión y valores en favor de las causas donde la equidad y la justicia prevalezcan.

Volviendo a las ideas de Hager, que de alguna manera describen la razón de ser de la política cultural en el estado Portuguesa, el desarrollo cultural se ha convertido en parte integrante de la causa revolucionarias de los pueblos oprimidos por las grandes potencias del capitalismo global; la Gobernanza se direcciona hoy día hacia la consolidación de un esfuerzo permanentemente por unir la economía, la política, la ideología y la cultura en un proceso único del progreso social; la experiencia desde el Instituto de Cultura del estado Portuguesa, es la de un movimiento cultural  enmarcado en la realización de la revolución socialista en el terreno de la ideología y la cultura, dándole un significado práctico que permita  no solamente resolver problemas fundamentales de ausencia de valores, asociando con firmeza los principios con sensibilidad para los múltiples y complicados procesos culturales y artísticos, pues solamente así ha sido posible garantizar un clima fecundo para el florecimiento del arte y la cultura.

Una de las directrices del compañero-Gobernador Primitivo Cedeño en Portuguesa, ha sido que el colectivismo del trabajo se integre en la elaboración de un punto de vista común, donde el trabajo de asume la dirección de los procesos culturales que no tienen nada en común con dirigismo burocrático ni con administración desalmada; la tarea principal es, como la describiera en su momento Hager, seguir haciendo de la cultura una vía para la cooperación creadora con los artistas, donde todos, ciudadanos y dirigentes en el terreno cultural, reconozcan  la necesidad de cultivar relaciones en un espíritu de confianza con los artistas; sobre todo, desarrollar y profundizar las relaciones de confianza en el colectivo bajo una atmósfera de esfuerzos creadores comunes que engendre nuevos impulsos para la actividad cultural y el mejoramiento de la calidad de vida de quienes habitan el territorio de Portuguesa y hacen de él su morada.

Tal como lo describe Mariano Schuster, la cultura en Socialismo, orienta sus acciones priorizando en las formaciones políticas el espíritu humanista por encima del financiero-económico;  se nutre la Cultura con el trabajo creativo y progresista, ampliando los espacios comunitarios e intelectuales, moldando personas que buscan recuperar aspectos de las viejas tradiciones y que sea capaz, al mismo tiempo, de esbozar nuevos futuros; la “…morfología social es diferente y las demandas también lo son, pero la aspiración puede seguir en pie. Tanto en los viejos partidos socialistas y socialdemócratas, como en los desprendimientos humanistas y libertarios de la vieja tradición marxista, así como en formaciones más híbridas pertenecientes a otras ramas de la izquierda, hay mujeres y hombres que aspiran a algo más que un sistema cerrado o una mera afirmación de pertenencia partidaria…”

La cultura en el contexto del socialismo democrático bolivariano es un paso hacia un mundo posible donde el hombre sea capaz de mirar hacia adelante, y contemplar desde todos los ángulos que hay un pueblo que vive y que construye su felicidad desde sus raíces culturales autóctonas.

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