El pueblo soberano huérfano de sus árbitros
82% de la población venezolana vive hoy en pobreza extrema y la fuga de habitantes excede claramente los 5 millones (1)
Hoy añoramos la democracia porque por primera vez en nuestra historia republicana reciente, tuvimos una ocasión de conocer sus virtudes que sirven de base a la armonía social. Un sistema de gobierno que nos permite vivir en un ambiente de convivencia ciudadana, el todo dentro de un contrato social de respeto mutuo, respeto a la constitución y las leyes, regido por un Estado de Derecho de poderes independientes con instituciones de arbitraje de las relaciones del pueblo soberano y sus gobernantes, que no autónomos, actúan en su representación.
Por eso admiramos a nuestro vecino del Norte, y a veces, me da la impresión de que los venezolanos nos sentimos acomplejados ante la robustez de su democracia y la solidez de su Estado de Derecho que ellos han sabido construir.
Nosotros, en teoría, sabemos muy bien lo que queremos en términos de democracia desde 1811. Hemos diseñado las estructuras institucionales y las hemos grabado en una galería de constituciones y comenzado su construcción, pero no hemos podido o, mejor dicho, no hemos sabido cómo llegar a terminar el edificio. ¿Por qué, qué nos ha faltado? ¿Será tal vez porque adolecemos de algunas virtudes ciudadanas esenciales? La generación del 28 casi lo logra, pero la tarea se demoró por el incumplimiento del deber de algunos artesanos. La construcción no terminó a tiempo para resistir la embestida populista de Hugo Chávez.
Como no soy un hombre de leyes, recurrí al Internet para tener una idea de lo que han escrito los abogados sobre el Estado de derecho. Sostienen que es aquel en el que la ley es el instrumento fundamental para guiar la conducta de los ciudadanos. Aquel donde los poderes la interpreten y apliquen congruentemente y donde los ciudadanos se sometan al imperio de la ley. A esto se añade La Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 la cual va más allá al afirmar que “es esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión. Como ilustración de lo anterior, me parece apropiada la siguiente cita:
Un juez del Tribunal Supremo de los EEUU, Stephen Breyer, dice en un reciente ensayo que el Poder Judicial tiene la tarea de controlar las extralimitaciones del Legislativo y el Ejecutivo……
De acuerdo con esta idea, el Judicial no es un poder en contrapeso ni en choque constante con los otros dos, sino un árbitro en la tensión del pueblo soberano frente al Legislativo y al Ejecutivo. Es una garantía del pueblo soberano de que imperará la ley frente a los abusos y extralimitaciones de aquellos otros poderes. Los árbitros que el Gobierno quiere en el Poder Judicial (elespanol.com)
Todo parece claro, pero no para nosotros los venezolanos. Contamos con derechos que ignoramos y por ende, incapaces de defenderlos y con obligaciones que no respetamos sin medir las consecuencias que afectan a la sociedad en general. ¿Qué nos ha pasado, qué nos pasa? En suma, los guardianes del Estado de Derecho y la ciudadanía misma, no respetan las leyes, no se someten al imperio la ley. Se dirá que sí, y es cierto, pero es solo por medio de actos aislados que rompen el hilo de la continuidad que es lo que le da vida al arraigo de la tradición de la democracia. Dos ejemplos emblemáticos respaldan mi afirmación. El juicio al expresidente Marcos Pérez Jiménez por peculado y malversación de fondos públicos en 1968. Con muy buenos augurios, …..el gobierno sinceramente quería establecer un precedente legal, para desarrollar la independencia del sistema judicial, y para promover la moralidad administrativa, pero también quería ver que Pérez Jiménez recibiera el castigo más severo posible. Juicio y Sentencia de Marcos Pérez Jiménez. – Writer & Engineer (wryen.com). Y el otro caso, el juicio al presidente Carlos Andrés Pérez en 1994 por malversación agravada de fondos públicos.
En fin, pese a ese panorama sombrío que paraliza la dinámica social de nuestro país, estimo que Venezuela cuenta con un Estado de Derecho delineado en la Constitución vigente, suficiente para permitir el desarrollo de la democracia siempre y cuando las instituciones, en primer lugar, el pueblo soberano en su calidad de mandante y los mandatarios cumplan y hagan cumplir las reglas legales y constitucionales del contrato social. Somos un pueblo con un glorioso pasado, pero tenemos que convenir que el presente no es nada glorioso. No sabemos cómo construir un gobierno conforme a la hoja de ruta que, intento tras intento, hemos trazado en una multitud de constituciones. Cada vez, con gran entusiasmo, nos hemos iniciado al juego democrático y cada vez los árbitros no han cumplido con sus obligaciones. Sin árbitros, el pueblo se siente abandonado y al no encontrar los medios esenciales para vivir en su país, varios millones ya han optado por aventurarse por caminos y selvas peligrosas en busca del bienestar que no han podido encontrar en su país.–
@kuikense
1.- Gustavo Coronel, El Nacional, 17 de junio 2022 Dialogar con quienes deben ser enjuiciados (elnacional.com)