El Primer Debate Presidencial en EEUU: ¿Sorpresas o más interrogantes?
La Historia se Repite
Dar un ganador como producto del Primer Debate Presidencial de cara a la elección de noviembre próximo en EEUU es, aparte de extemporáneo y muy aventurado, una ligereza que no nos permitiremos. No obstante, ya muchos han especulado con la mayor contundencia demostrada por el expresidente Trump (2017-2021). Lo que si nos atrevemos a decir es que el debate presidencial entre el Presidente Joe Biden y Donald Trump ocurrido el jueves 27 de junio fue “una barajita repetida” que decepcionó a los escuchas, electores y no electores, dentro y fuera de los EEUU. El debate estuvo falto de contenido, argumentos y propuestas serias, y mas bien se centró en el terreno del reclamo mutuo y el insulto personal, por ello el debate rememoró la anterior confrontación por la presidencia de EEUU.
No por lo anterior los temas “debatidos” y totalmente predecibles dejaron de ser importantes. El debate giró en torno a temas tan relevantes como variados, a saber: economía: el empleo, la inflación y los beneficiarios del crecimiento económico; manejo de la pandemia; el tema migratorio y la seguridad social; los escándalos judiciales; el asalto al Capitolio del 6 de enero 2021; el soborno y la falsificación de registros contables por parte de Trump por el caso de la actriz porno Stormy Daniels; los vínculos del hijo del Presidente Biden con Rusia y China; el respeto a los resultados electorales; las relaciones EEUU-Rusia y el papel de Putin; el aborto; el manejo de la guerra en la Franja de Gaza; el conflicto y apoyo a Ucrania; el retiro de las tropas de Afganistán e Irak; y hasta retos a un hipotético juego de golf. Por supuesto, ninguno tocado en profundidad.
Abundaron los reproches, defensas, descalificaciones y justificaciones forzadas; muy lejos de lo que todos esperamos de los aspirantes a gobernar la gran potencia que significa EEUU, especialmente en las actuales circunstancias del mundo.
De la misma forma, no es menos cierto que muchos también querían ver las reacciones de ambos candidatos presidenciales, su vigor y salud; ello bajo las acusaciones mutuas acerca de quien había sido o era el “peor presidente de la historia del país”.
Efectivamente, se dio el primer debate y las dudas permanecen y, más que permanecen, se acrecientan acerca de las capacidades de ambos aspirantes para lidiar con los grandes problemas que enfrentarán, no los de orden personal que sin desmerecerlos sospecho tienen un segundo nivel en la agenda nacional.
Algunas Reflexiones
- Acerca de la Profundidad en la Discusión de los Temas Importantes
Vale preguntarse si lo que presenciamos es lo que estamos esperando de la nación más poderosa del mundo o esperamos más. Los temas deben ser debatidos con seriedad, profundidad y trascendencia en respeto a los ciudadanos y al mundo entero, no dejados de lado. Obviamente, habrá cosas que no puedan decirse por prudencia, estrategia o interés nacional, pero eso es una cosa y otra la seriedad con la que se aborden los temas y problemas pendientes.
Sin duda que el tema económico, la seguridad nacional y las relaciones internacionales serán clave en la decisión que deben tomar los ciudadanos. Aquí hay la mayor parte de la deuda pendiente con el país.
- Acerca de los Candidatos
No pretendíamos ver y tampoco vimos un ganador claro como resultado de esta primera contienda y la pregunta que salta a la imaginación es: ¿qué estarán pensando los electores estadounidenses y qué el resto del mundo después de este debate?
Tal vez un punto a favor del expresidente Trump como producto de este primer debate, es que como lo han señalado algunos, este “se mostró con la energía de siempre, pero con una dosis atípica de disciplina y contención”, aspectos que de mantenerse en el tiempo pudieran terminar por conquistar a aquellos más escépticos a su candidatura, tanto dentro como fuera del partido republicano.
Ciertamente, la salud del Presidente Biden será un punto importante a considerar.
Otro tema que ha salido a la palestra es el relativo a la posibilidad de que el Presidente Biden sea sustituido, ya sea porque se retire de la carrera presidencial o porque el partido demócrata así lo decida. En este respecto, no tenemos dudas que habría muchos candidatos que han mostrado su interés en el pasado y aquellos que sin mostrarlo también serian potenciales candidatos a la sustitución, entre ellos la actual vicepresidenta Kamala Harris. Así, la cantidad de aspirantes podría estar por el orden de una decena, incluidos gobernadores, senadores y otros representantes de estados, sin que dejemos por fuera a Michelle Obama e incluso a Hillary Clinton. Ante esta circunstancia, el reemplazo efectivo de Biden, a juicio de la investigadora principal en estudios de gobernanza de la Brookings Institution en Washington y miembro del Comité Nacional Demócrata, la decisión le correspondería al propio partido político.
No obstante, Biden no está “acabado” como candidato y muchas cosas pudieran suceder en su favor si Trump no logra penetrar en la barrera de los propios republicanos, los demócratas no comprometidos con Biden y los independientes.
Comentario Final
Así las cosas, queda pendiente si habrá alguna sustitución en las candidaturas, y un buen camino por recorrer para conocer de qué lado se inclinará la balanza en las próximas elecciones. Esperemos por debates de mayor profundidad, altura y con propuestas claras. En tal sentido, la apuesta debe ser por subirle el tono al debate en beneficio del interés de todos a fin de evitar caer en el bajo terreno en que han caído muchos países, aunque algunas veces pueda interpretarse como parte de la propia “política”, pues podría ser perversamente más redituable.