El ojo abierto en la oscuridad
Satori es el término del budismo zen para ese momento “¡Ajá!” de instantánea Iluminación. El Zen es una disciplina extraordinaria para limpiarnos hasta el hueso de todo lo que no somos y vivir una vida simple. La mayoría de nosotros no podemos vivir esta forma de vida rigurosa y austera. Las enseñanzas en el Zen no se transfieren como conocimiento formal, su método es práctico y de mucha disciplina. La enseñanza es en su mayoría por el ejemplo y por historias. Los cuentos Zen historias y ejemplos que buscan encender la “luz” del Satori para encaminar al monje en el aprendizaje de la vida Zen.
La siguiente es un cuento Zen del cual no tenía la versión original; a ver si nos ayuda a dilucidar la diferencia entre la luz y la oscuridad.
El General y el Monje
En el final del período Heian en Japón (S. X de nuestra era), un clan chino de gran envergadura había incursionado en el país y estaba devastando y saqueando todo a su paso. A su mando estaba un general cruel y sanguinario que alentaba a sus guerreros a violar y matar a todos en los asentamientos que encontraban y al final quemarlo por completo. El cruel General se enteró de un monasterio a unos 70 kilómetros y comenzó su travesía hacia él.
La infamia del ejercito chino se extendía por todo el territorio y llegó la noticia al monasterio donde lo regía un viejo Monje de gran fama por su sabiduría y bondad. Los monjes vinieron al Maestro para increparle que huyera con ellos; pero el Monje, sin mediar palabra, fue al templo y se sentó a meditar en su puesto. Al tercer día llegó el ejercito a las murallas del monasterio y las rebasó con facilidad. El cruel General había dicho que él mismo quería matar al monje superior. Los monjes como pudieron trataron de hacerles frente, pero los soldados con el cruel General se hizo paso hasta las mismas puertas del templo y allí irrumpieron con fuerza y entraron. Unos diez monjes les hicieron frente a los soldados sin lograr ninguna resistencia.
El general vestía como guerrero; avanzó con paso firme hacia el púlpito a través de sus guerreros y los monjes derrotados. El sabio Monje estaba sereno en posición de Loto, el cruel general visiblemente molesto porque el Maestro no parecía reaccionar, lo miró con furia y le dijo,
“¿no tienes miedo? Yo puedo cortarte la cabeza sin ni siquiera pestañar”.
- A lo que el Maestro mirándole a los ojos le respondió –
“Y yo puedo mirarte sin pestañar mientras me cortas la cabeza”.
Cuanta fuerza tiene el mal frente al bien
La mayoría de nosotros sentimos y creemos que el mal y la fuerza bruta tienen el poder de hacernos un gran daño, ello sucede porque no hemos tenido el valor de entrar en nuestra propia oscuridad, profundizar en aquello dentro nuestro que nos oprime y pareciera tener la capacidad de hacernos en realidad mucho más daño aún. Eso dentro de nosotros puede dañarnos sin medida, pero en gran parte porque lo desconocemos, porque lo evadimos, evitamos y miramos a otro lado cuando se asoma, desplazando y proyectando nuestra oscuridad en otros.
La maldad de otros sólo tiene poder cuando nosotros no hemos visto el mal en nosotros, si lo viéramos y aceptáramos, temeríamos mucho menos el mal del malvado… lo reconoceríamos como lo que es, pura ignorancia; y no le culparíamos más que a nosotros mismos si estuviéramos en el calzado de su vida y circunstancias.
Tememos el mal de afuera porque proyectamos el nuestro propio, vestido de nuestra evasión. La mentira es un vestido que oculta algo, ve quitando esos harapos y desnudarás algo que apunta hacia la Verdad. Por ello es que no hay respuesta a la pregunta, ¿Qué es la verdad?
Sólo el silencio satisface a esa pregunta.
¿Cuánto poder tiene la oscuridad frente a la luz?
En el medio de un bosque tupido, de noche y sin luna, enciendes una vela. ¿Qué resistencia hace la oscuridad ante la luz? El límite es la potencia de la luz, no la densidad de la oscuridad.
Claro está, encender esa vela en mi vida es precisamente lo espinoso del asunto.
¿Cómo enciendo mi luz en medio de la oscuridad?
Entiendo las mil y una objeciones que vendrán a la mente, “pero ese experimento mental no me dice nada de lo que sucede en el mundo real”, “la maldad tiene la capacidad de destruir una sociedad, de matar, de doblegar a la gente” – totalmente cierto mira a Venezuela, un país inmensamente rico puesto de rodillas por la ambición, la codicia y el resentimiento.
Cierto, todo ello es equivalente a la oscuridad; pero ¿cuándo surgieron esos rasgos en el panorama social y político de nuestro país? No fue con Chávez. Se fueron cocinando a fuego lento por cuarenta años antes del final del Siglo XX y entonces el títere de turno las encarnó, las vistió de ambición en derrocar la “opresión política” de los corruptos sobre la mayoría, la codicia en repartir la riqueza a todos y el resentimiento generalizado hacia “el otro” como “responsable” de mi miseria.
No me alzo como juez, yo también me sentí excitado en la noche del golpe del 4 de febrero de Hugo Chávez, luego yo quería que a Carlos Andrés Pérez lo enjuiciaran; yo fui también una veleta de mi ignorancia, proyectando mi oscuridad en otros. Mi contención no es de qué lado estás, sino ¿por qué ves el mundo como lo ves y qué dice esa visión de ti?
O aún mejor, ¿Cuánto tiempo más vas a esperar para encender tu Luz en medio de la oscuridad?
¿Cómo hago para alinear mi vida hacia la Luz?
Pierre Teilhard de Chardin era además de un profundo pensador, poeta, filósofo y gran escritor, fue un jesuita y un extraordinario paleontólogo. Estuvo a cargo de una de las excavaciones arqueológicas más relevantes del siglo XX, en China no menos: El Hombre de Pekín fue llamado el fósil excavado. Para los que no lo saben, la Paleontología es una rama de la ciencia enfocada a dirigir y coordinar todos los científicos y disciplinas relacionadas con una excavación arqueológica en orden de esclarecer la información derivada de ello. Pues el sacerdote y teólogo Teilhard de Chardin vivió una continua batalla entre su mente científica y su corazón espiritual, entre la razón de sus conocimientos y la fe derivada de su experiencia espiritual.
Cuando yo aprendía sobre la evolución humana, la paleontología y las excavaciones de Luci y de Richard Leakey en Etiopia, descubrí la proposición de Teilhard de Chardin sobre la evolución. Son varias etapas que terminan en una revelación religiosa y fueron para mí un hallazgo (esto está completamente fuera de mi zona de confort, así que tengan paciencia y sean generosos).
En el cosmos, la dirección de la evolución va de lo simple a lo complejo. El surgir de la vida es un primer y muy importante eslabón. Continúa formándose organismos cada vez más complejos y con mayores capacidades para adaptarse a su entorno. Así pasamos de seres unicelulares, a multicelulares, hasta llegar a los seres capaces de procrear, cazar y promover una vida social. El cerebro humano muestra la “arqueología” de ese proceso o trayecto., Compartimos con animales de sangre fría como reptiles, el cerebro reptiliano y el cerebelo; y con mamíferos, el lóbulo frontal. Teilhard propone que inicialmente el universo fue haciéndose cada vez más complejo, empujando y gestando nuevas formas de energía hasta dar a luz Vida. Pero allí no se detuvo, sino continuó empujando, como con dolores de parto, con fallos, errores y fracasos, impulsándolo todo hacia el Noosphere, término acuñado originalmente por Vladímir Vernadski, recogido y más popularizado por el Jesuita Teilhard. Es esa esfera hacia donde toda la creación empuja: el pensamiento y la reflexión. Como una trayectoria de la vida que rebasa su propia continencia y desborda hacia un ser capaz de reflexionar y reconocerse.
Si antes, la evolución tenía una dirección causada por la materia en correlación con la fuerza de la gravedad generando la energía, entonces reflexionaba Teilhard, ahora la evolución depende del Noosphere, para ello toda la creación empujó para dar a luz ese momento.
Y pensará el lector – ¿Por qué toda esta disquisición intelectual? – Porque hasta el momento de esa irrupción no existía ni el bien ni el mal, las cosas simplemente eran. Es la “mente pensante” la que introduce en el mundo la maldad y la Oscuridad. Dónde hay inteligencia es donde aparecen: la envidia, la rabia, el odio, el amor, el humor, la disciplina, la visión, la evasión, la procrastinación e inclusive la muerte… todo toma una nueva dimensión, pueden ser en sí mismas un objetivo de esos seres “inteligentes”.
Cuando digo que la Oscuridad no puede contra la Luz, no es porque la oscuridad no sea capaz de destruir y devastar todo lo creado o existente, sino porque ella es impotente ante la Luz, literalmente desaparece. Pero en la esfera humana, encender esa Luz requiere algo muy audaz.
La caza del dragón
Una vez que el Noosphere irrumpe en la creación, la búsqueda de algo atrae por fuerza a su contrario. Si intento hacer el bien, el mal que omito se hace presente en mi vida; si lo niego, me hago daño a mí mismo; no puedo alcanzar el bien, sin resolver el mal que me frena. Los budistas anuncian que cuando deseas algo, atraes ambas cosas, lo que deseas y su opuesto. Este es un punto crucial para entender nuestro dilema; hago mención de ello en el artículo ¿EN VERDAD QUIERO VER?
Aprovecho para hacer un paréntesis creo significativo: por ello es que las visualizaciones como estrategia de alcanzar goles, y sin implementar un plan de trabajo para lograr ese objetivo, a la larga te traen lo contrario que ambicionas.
Continuemos. Se ha alegorizado de la historia de la caza del dragón como el acto épico y arquetipal por excelencia de todo héroe. Pues dentro tuyo vive un dragón, si tienes que cazar un dragón, mejor cazar el tuyo. Bueno, quizás todos los dragones allá afuera son proyecciones del interno propio.
¿Cómo se caza un dragón?
Por una parte, tienes que ponerte en forma para darle caza. Segundo, e igual de importante, tienes que atraerle para que salga de su cueva y asome su cabeza
– ¿Cómo hago eso? – Fácil, tienes que usarte a ti mismo como carnada.
¡Eso me aterra! ¿En quién me tengo que convertir para poder seducir al dragón para que asome la cabeza? Quizás esa es la manera de prepararme para cazarle: arreglando mi vida, ordenando mis ideas, mi espacio, mis relaciones, mi trabajo, mi visión de vida y actuando acorde. ¡Eso hará que el Dragón salga! La Luz atrae su contrario, ¿recuerdas?
¿Quieres cazar tu dragón?
Diseño Giuseppe Di Rosso – The Hobbit- Dragon Eye
¿Cómo concluye Teilhard de Chardin su ciclo evolutivo en Revelación Religiosa?
La lucha interna del poeta le lleva a plantear que con el Noosphere no se detiene la evolución del Cosmos; ahora la evolución depende del ser humano, capaz de decidir y actuar por iniciativa propia y no impulsado por la naturaleza. La evolución ahora requiere de la decisión del ser humano de Amar sin condiciones, interés o beneficio, simplemente porque decide que su naturaleza sea Amor. Concluye que por eso Dios envió a su Hijo, Jesús Cristo; para que, por su ejemplo, cuando sea levantado en la cruz, atraiga a toda la creación hacia él.
Es el Amor lo que completa al Cosmos.
Próximo martes…
Las cosas pequeñas en mi cada día
Lo que hago cotidianamente cada día, mis relaciones más inmediatas y frecuentes, los hábitos que conforman mi rutina, aunque no lo parezcan son el 60% del día a día mientras estoy despierto… si los conviertes en algo bueno, arreglas una buena parte de tu vida, te permitirá tener el valor y la confianza en ampliar ese Bien al resto de tu vida.