El ocaso bolivariano
Isaías A. Márquez Díaz
Sin pena ni gloria la era bolivariana, nombre impropio que tan solo sirve para mancillar y aprovechar el sentimiento atávico latinoamericano por su libertador Simón Bolívar, sobre todo en Venezuela, donde por indicaciones expresas de los Castro, el comandante eterno y sublime jugó, ávidamente, con dicho sentimiento a objeto de promover un sistema retardatorio en el que Bolívar y Jesús jamás hubiesen creído por lo coactivo y delictual de su filosofía y procedimientos, disfrazados de nienestar universal y común, que el Libertador acrisoló en el discurso de Angostura, así como la integración que patrocinó en la Carta de Jamaica, inició su decadencia, según pudo verse desde la Cumbre de Las Américas, donde Maduro quedó anulado, anticipadamente, porque “no le reconocerían las elecciones del 20 de mayo” ya que se presumía un triunfo por fraude. Evo Morales de Bolivia se quedó íngrimo y solo con Cuba en su apoyo a Maduro, además de su rechazo al imperialismo de EEUU ya que en Lima se reveló, diáfamente, el giro de la región hacia la ortodoxia económica o Economía neoclásica (valor de los bienes en función de su utilidad o satisfacción de los consumidores); vale decir, el final de un momento político sin esplendor ni culmen, a no ser por la corrupción y la narcodelincuencia.
El tal Movimiento Bolivariano Revolucionario (MBR) lo concibió un grupúsculo de militares reprobados, sin potencial académico ni profesional como para ascender, honrosamente, las máximas jerarquías de nuestras Fuerzas Armadas. De ahí, el fracaso de toda política que implantaron al empoderarse, con el resultado de la crisis sociopolítica que nos agobia,tab agudamente, tangible por la precariedad de los servicios públicos, la hiperinflación e incertidumbre institucional. Pero, ya les ha llegado su despedida, ante un presidente de la República encargado, con el apoyo y reconocimiento absoluto e inequívoco de la comunidad internacional en pleno, así como de los medios internacionales más importantes y de la opinión pública en general, tema muy importante de juicio colectivo y resultado de una interacción psíquica en el campo político ya que el Libertador Simón Bolívar se preocupaba por cuanto los agentes manifestaban sobre el gobierno y sus acciones personales.