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El movimiento Pegida: ¿ocaso de la tolerancia alemana? (1/2)

…el movimiento ha tocado un sensible nervio de la sociedad alemana.
Los hechos y la discusión que se han generado comienzan a dividirla
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 Comenzaron a manifestarse públicamente desde finales de octubre de 2014 en Dresden, estado de Sajonia, al este de Alemania, por medio de marchas semanales, que se extendieron hacia otras ciudades de la nación. Se autodenominaron como Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA, su acrónimo en alemán), proclamándose como un „movimiento civilista“, que teme y rechaza una islamización de Alemania y Europa. Su protesta intenta llamar la atención sobre una supuesta, según ellos, carencia de políticas de Alemania sobre la inmigración y el asilo.

Se pronuncian contra un „extremismo islámico“, sustentándose sobre el „humanismo cristiano“. Pero representantes de las iglesias les echan en cara, que su discurso es solo un adornado racismo religioso.

Se acusa a PEGIDA de estar utilizando un generalizado y creciente temor al terrorismo islámico en Alemania, para generar un clima en contra de los refugiados y los extranjeros. A lo que la agrupación responde, que se trata de una campaña de calumnias y se distancia públicamente de los extremistas de derecha. Pero este distanciamiento no ocurre en la realidad.

Lo cierto es, que el movimiento ha tocado un sensible nervio de la sociedad alemana. Los hechos y la discusión que se han generado comienzan a dividirla.

El origen del movimiento

Según Lutz Bachmann (41 años), el iniciador y líder de las manifestaciones, PEGIDA nació como un grupo de 12 personas en Facebook en octubre de 2014, para protestar contra las entregas de armas al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), prohibido en Alemania, y contra las consecuencias de dos conflictos callejeros ocurridos en Hamburgo y Celle entre kurdos y salafistas, a principios del mismo mes.

Desde entonces, Bachmann convoca los lunes de cada semana a un „paseo vespertino“, habiendo escogido viejos carteles electorales del CDU (Unión Cristiano-Demócrata, el principal partido de la derecha y hoy en el poder) de los años de 1960, con el eslogan: „Rescata la cultura occidental“, que utilizó como modelo para el nombre de su iniciativa. Y la presentó, conjuntamente con la convocatoria de los lunes y el eslogan „Somos el Pueblo“, copiados de las atrevidas manifestaciones de los lunes que tuvieron lugar en la extinta República Democrática Alemana (DDR) durante los años 1989/1990.

Se hizo público, que Bachmann tenía un registro delictivo por robo, ebriedad al conducir y posesión de cocaína, habiendo sido condenado a tres años de prisión. Pero huyó a Sudáfrica, donde vivió dos años bajo falsa identidad. Descubierto, fue expulsado a Alemania, donde después de dos años de prisión le fue otorgada anticipadamente la libertad condicional. En consecuencia, ofreció su renuncia como líder del movimiento. Sin embargo, sus partidarios la rechazaron por aclamación el 1 de diciembre de 2014. Dos semanas después, la iniciativa fue registrada como una asociación legal (PEGIDA e.V., según la nomenclatura alemana), con Bachmann como presidente.

Las manifestaciones de PEGIDA y las contramarchas

La primera manifestación de PEGIDA tuvo lugar en Dresden el 20 de octubre de 2014 bajo el lema „Sin violencia y unidos contra las guerras religiosas en suelo alemán“ y alcanzó 350 participantes. Para las convocatorias posteriores, su número creció rápidamente a 7.500 el 1 de diciembre de 2014 y a 18.000 el 5 de enero de 2015, según estimaciones de la policía.

Los manifestantes reaccionan contra la presencia de la prensa a los gritos de „Prensa mentirosa“ y „Prensa mentirosa, cierra la boca“, tal como hacía la propaganda nazi en las décadas de los 1930/1940 contra comunistas y judíos. Los políticos son tildados de traidores. Puro lenguaje del Dr. Göbbels.

Hasta ahora se han realizado manifestaciones de PEGIDA en otras once ciudades alemanas, en las cuales la participación de sus seguidores ha sido escasa, al compararlas con las de Dresden. Su número ha estado en alrededor de algunos cientos de participantes. En cambio, las contramarchas de los adversarios, que fueron organizadas rápidamente, han opacado y disuadido a los seguidores de PEGIDA, como fue el caso de la segunda manifestación en Berlín, en la cual 400 seguidores de PEGIDA fueron sobrepasados por 5.000 opositores, el 5 de enero de 2015.

Ese mismo día, la manifestación de PEGIDA convocada en la ciudad de Colonia resultó muy disminuida debido a que, como protesta, fue desconectada la iluminación de su mundialmente conocida catedral, otras iglesias y un museo de la ciudad. Otro tanto sucedió en Berlin con la iluminación de la Puerta de Brandenburgo. El lema era: „Sin Luz para los Racistas“.

En las manifestaciones de PEGIDA han participado dirigentes del Partido Nacionalista Alemán NPD, programáticamente muy próximo al otrora partido nazi NSDAP, así como algunos centenares de hooligans, prestos a ejercer la violencia y agrupados en el movimiento HoGeSa (Hooligans contra Salafistas).

Otros activistas, agrupaciones y fraternidades universitarias, así como facciones políticas y minipartidos de extrema derecha también han acompañado las manifestaciones de PEGIDA: Movimiento Ciudadano por NRW, Movimiento Civil Pax Europa (anti-islamista), Plataforma Patriótica (ala derecha del joven partido Alternativa para Alemania-AfD, en el estado Renania del Norte-Westfalia), La Derecha, Por NRW y la Liga para la Defensa de Alemania (islamófobo).

El 10 de enero de 2015 marcharon en Dresden cerca de 35.000 opositores, frente a la iglesia de Nuestra Señora, contra las manifestaciones de PEGIDA, abogando por la tolerancia y la sinceridad mundial, bajo el lema de: „No nos dejamos dividir por el odio“. En cambio, el lunes 12-01-2015 se congregaron 25.000 pro-PEGIDA y 7.000 anti-PEGIDA. La proporción se invirtió en Leipzig el mismo día.

Las reacciones en contra

Los voceros de las agrupaciones religiosas han sido claros en el rechazo al movimiento. Tanto la Conferencia Episcopal Alemana como obispos y arzobispos católicos en sus comunidades acusaron a PEGIDA de odio racial, fomento de miedos irracionales y acumulación de agresiones difusas contra personas de otras culturas y religiones. También manifestaron, que la prédica del odio hacia creyentes de otras religiones era incompatible con el cristianismo.

El Consejo Central de la Iglesia Evangélica Alemana expresó un rotundo „no“ a los ataques globales a una religión (el Islam), a refugiados o solicitantes de asilo.

El Consejo Central Judío de Alemania señaló, que en PEGIDA se mezclaban neonazis, partidos de extrema derecha y personas que creían, que, por fin, ahora podían desplegar su racismo y odio hacia los extranjeros, lo que sería inaceptable. Agregó, que el miedo al terrorismo islámico estaría siendo instrumentalizado para difamar a la religión islámica.

Los islamistas, a través de su Consejo Central, expresaron, que los extremistas de derecha siempre habían tratado de dibujar una cara xenófoba de Alemania, inexistente. Y además, que lo eslóganes de los manifestantes de PEGIDA trataban de demostrar, que la xenofobia y el racismo antisemita habrían alcanzado, ahora y con ellos, una aceptación social.

Con algunas excepciones (caso del pequeño partido Alternativa para Alemania-AfD), en el campo de la política la condena ha sido general. Desde el Presidente Federal Joachim Gauck, quien los calificó de extremistas y llamó a no prestarles atención, hasta la Canciller Angela Merkel, quien expresó, en su discurso de Año Nuevo: „Hoy, nuevamente, muchos gritan los lunes, „Somos el pueblo“. Pero lo que realmente expresan es, que ustedes no pertenecen a ese pueblo, debido al color o la religión. Por eso les digo a todos los que van a tales manifestaciones: no atiendan a los que así los invitan, puesto que, con mucha frecuencia, en sus corazones solo hay prejuicios y frialdad y hasta odio“.

La Canciller Merkel no se ha caracterizado por expresiones concisas. Pero, sorprendentemente, poco después de atentado parisino y durante un visita del Ministro-Presidente de Turquía, Ahmet Davutoglu, en la Cancillería en Berlín, expresó una inequívoca posición contra PEGIDA y los resentimientos anti-islámicos: “El Islam pertenece a Alemania”, frase que ya había sido pronunciada por el ex-presidente alemán Christian Wulff y que le podría causar significativos costos políticos.

El 5 de enero de 2015, 50 políticos, representantes de la economía y artistas, entre ellos los ex-Cancilleres Helmut Schmidt y Gerhard Schröder, firmaron un llamamiento a la población contra PEGIDA, denunciando su xenofobia e intolerancia.

Los medios han sido particularmente acuciosos en el análisis del movimiento, en dos aspectos: hacia los mismos manifestantes y sobre sus exigencias.

En el primer aspecto, resaltan los análisis hechos al personal directivo, las razones y el trasfondo político de la protesta de PEGIDA. El diario Die Zeit, por ejemplo, encontró contradicciones: „Quieren ser oídos, pero no les gusta hablar. Se ven a sí mismos como una mayoría silenciosa, pero no se comunican con la sociedad mayoritaria“.

Algunos encontraron expresiones concretas, nada difusas, de resentimiento hacia las minorías, extranjeros, homosexuales y mujeres, para los que PEGIDA pide menos derechos. Otros, como Jakob Augstein (Der Spiegel), quien llamó a „Tolerancia cero para PEGIDA“ o los que expresaron, que no sería posible diálogo alguno con quienes ponían en duda la libertad religiosa y trataban a los refugiados como „miserables“ (Süddeutsche Zeitung).

¿Qué quiere realmente PEGIDA? – Sus exigencias

El movimiento publicó en Internet un breve documento en el que presentaron 19 puntos o exigencias, de las cuales se pueden extraer algunas conclusiones. Los analistas las han desglosado en las siguientes partes: sobre la supuesta islamización, las solicitudes de asilo, la criminalidad de los extranjeros, la integración y los costos de la inmigración.

De forma general, muchos de los analistas ponen en duda el significado de la mayoría de tales exigencias, ya que casi todas forman parte del derecho y leyes vigentes o pertenecen a los programas de los partidos políticos establecidos. Entonces, es de sospechar que, ciertamente, allí hay algo más oculto, que no se expresa. Y esto es peligroso.

En otras palabras, hay un texto „sumergido“ que encuentra expresión en los lemas y consignas de sus manifestaciones, que, se quiera o no, conducen a concluir, llanamente, que sus objetivos son la xenofobia y el racismo.

Sin embargo, permanecen las dudas. ¿No habrán elegido los organizadores los objetivos equivocados, en lugar de los que están realmente asociados al mejoramiento de los niveles de vida de la población? Dicho de otra manera, en los factores socioeconómicos, aún en la rica sociedad alemana actual y con la corresponsabilidad del actual gobierno.

No hay que olvidar, que los verdaderos problemas de las naciones yacen en las crisis financieras, en los asuntos ambientales y en los conflictos sociales. Tal vez allí esté parte del trasfondo de las manifestaciones de PEGIDA.

Es extraño, que en el documento de PEGIDA no aparezca nada sobre la „islamización“. Más aún, casi desapareció de su discurso en las manifestaciones.

La opinión de la prensa mundial

Importantes canales de noticias y diarios impresos y digitales internacionales han dedicado amplia cobertura a las protestas de PEGIDA. Sin embargo, una mirada a algunos titulares deja mal parada a Alemania, como los siguientes:

„Creciente furia en Alemania ante la inmigración“ (Financial Times, de Gran Bretaña).

„Crisis de la intolerancia en Alemania“ (Libération, de Francia).

“La islamofobia anida en Alemania” (revista francesa Les Inrockuptibles).

“Creciente movimiento alemán anti-Islam” (Haaretz, de Israel).

“Xenofobia creciente preocupa a Alemania” (El País, de España).

„Manifestación contra la inmigración en Alemania reunió a varios miles de personas“ (Revista de política Veja, de Brasil).

Otros son más indulgentes, como el Times de Gran Bretaña que hizo un comentario sobre las protestas, enfocado a unificar la tendencia general en el análisis de la situación: „Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, un movimiento populista hace uso de su derecho de quejarse públicamente sobre una minoría étnica. Y la sociedad establecida tiene miedo“.

Y agregamos, que nunca antes en la historia de la República Federal Alemana fue una parte del pueblo tan insultada por los partidos del establishment, los medios y otras organizaciones, como ahora.

El New York Times alabó expresamente la participación decidida de los alemanes contra la creciente enemistad hacia el Islam.

Según BBC News: „Lo que sorprende son los números de las demostraciones. La Alemania moderna no está acostumbrada a estas escenas“. En el mismo sentido se expresó Le Monde en su sitio online.

La televisora Al Jazira, con sede en Catar, puso su acento en las manifestaciones en contra y tituló a uno de sus artículos online: „Ciudades alemanas se levantan contra la enemistad de PEGIDA hacia el Islam“.

Otros medios europeos coincidieron al expresar: „Alemania le ha dicho stop a PEGIDA“ (Anadolu) o „Alemania no deja pasar a PEGIDA“ (Hürriyet, ambos de Turquía).

PEGIDA y el atentado contra Charlie Hebdo.

Aun no se había identificado a los autores del atentado parisino, cuando ya en Alemania los partidos radicales de extrema derecha AfD y NPD intentaban utilizar el hecho como justificación de las protestas de PEGIDA.

El movimiento se siente justificado por la masacre. En Facebook escribió: “Los islamistas, sobre los cuales PEGIDA viene alertando desde hace doce semanas, han mostrado hoy a una nueva Francia incapaz de ser democrática, sino más bien inclinada a soluciones a través de la violencia y la muerte. Pero nuestros políticos (los alemanes) nos quieren hacer creer lo contrario. ¿Tiene, acaso, que ocurrir en Alemania una tragedia como esa?”.

El presidente federal del partido AfD, Alexander Gauland, vio el atentado como una justificación del movimiento PEGIDA. Cínicamente dijo: “En este contexto, las exigencias de PEGIDA reciben una actualidad y peso excepcionales“. En consecuencia, los partidos establecidos debieran reflexionar, si quieren mantener su posición „de continuar difamando a los partidarios de PEGIDA“.

Frank Franz, presidente del NPD manifestó, que era importante continuar participando en las manifestaciones de PEGIDA.

Habría que preguntarse, si estas expresiones constituyen una vergüenza para Alemania, alejándola de su tradicional tolerancia o son simplemente la expresión de una profunda crisis social. Lo ciero es, que xenófobos y anti-islamistas han salido de sus escondrijos. Pero están siendo combatidos, en parte, con sus propias armas.

Menudo problema el que tiene por delante el gobierno alemán, para cuya solución requiere las únicas armas posibles: la palabra, la razón y la inteligencia.

Con material de: Die Welt, Spiegel OL, Focus OL, The Guardian, The Washington Post.

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