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El llamado fondo de salarios o de subsistencias

José Tomás Esteves Arria

La economía de una nación puede asimilarse o parecerse a una empresa gigante. Este empresa gigante, al igual que cualquier otra, tiene por supuesto que pagar a sus trabajadores por sus servicios realizados, y antes de que se materialicen en bienes de consumo. Esto es, para mantenerse  durante este período, la empresa tiene que estar en posesión de una reserva de bienes de consumo acabados (inventarios) y de bienes semielaborados, susceptibles de ser añadidos a los inventarios a medida de que estos se vayan acabando.

Todos estos bienes, terminados o semielaborados, representan “medios de producción” producidos, en el estricto sentido de que todos ellos están en proceso de convertirse en productos finales. Podemos entonces decir como lo decía John Stuart Mill, que el fondo de capital real de una sociedad  podría definirse  como la totalidad de todos los bienes en proceso, elaborados, en poder de los fabricantes, mayoristas y detallistas; así en la práctica, esto equivaldría a los inventarios de bienes de consumo final, y de materias primas, así como la totalidad de plantas industriales y de equipos. ( véase La teoría económica en retrospección, por Mark Blaugh, Barcelona, Editorial Luis Miracle, 1968, pp. 256-257).

Ahora bien, podemos también inferir que un país es más rico que otro si permanentemente o casi permanentemente crece su fondo de subsistencias a una tasa mayor que el crecimiento de su población activa.

Venezuela en el transcurso de su historia económica en los siglos XIX, XX, y ahora en el pleno siglo XXI ha tenido grandes crisis que han mermado su fondo de subsistencia y generado mucha pobreza, uno de estos episodios fue el de la guerra federal, que tanto han exaltado los intelectuales afectos a la revolución y los desafectos al orden y las libertades.

En efecto,  tenemos que uno de las grandes consecuencias de la guerra federal, la cual duró desde 1859 hasta 1863, fue una extensa destrucción de la riqueza y por ende del fondo de subsistencias, que tenía Venezuela en aquellos tiempos.  En este aspecto, la guerra federal duró 1.656 días. Y en aquel tiempo se libraron en territorio venezolano más de 208 acciones de guerra.  Según Antonio Arraiz, en Los días de la ira, Caracas Vadell Hermanos, 1989, p.95 y siguientes. En 1860 se empezó a fundir el plomo de las cubetas de los alambiques para hacer balas. Esto provocó la ruina de la industria azucarera. Ese mismo año, se elevaron los impuestos  de importación y exportación al doble.  En 1862 fueron de nuevo incrementados los derechos de importación en un 25% y los de exportación en  un 75%; así como los derechos de consumo de sal.  “Para mostrar la medida en que los sucesivos aumentos en la tributación encarecían los productos esenciales de consumo, baste decir que un barril de harina importada, que costaba un 40 bolívares puesto en La Guaira, pagaba 20 bolívares de impuesto inicial de importación, más 50% extraordinario, más 25 por ciento también extraordinario, más veinticinco por ciento adicional: en total, otros cuarenta bolívares más su costo”. También cita Arraíz, que en 1858 se había calculado en 12 millones el número de cabezas de ganado. Inclusive, en 1860 su abundancia era tal que en los llanos se mataba el ganado sólo para vender los cueros, que se cotizaban en esos años a muy buenos precios en los mercados internacionales a consecuencia de la reciente guerra de Crimea (1854-56). En Venezuela una arroba de carne valía 20 bolívares. En 1864 el número de cabezas había bajado a 5.800.000, menos de la mitad; una arroba valía Bs. 40 el doble.

En los tiempos modernos, nuestra patria tenía un fondo de subsistencia o de salario, relativamente amplio, no crecía lo suficiente, pero la producción agrícola, cafetera, de arroz, ganadera, de maíz, etc junto con las importaciones impedían la escasez de alimentos y los salarios no estaban entre los peores de América Latina. Sin embargo, a partir de los comienzos del gobierno de Hugo Chávez F. se comenzaron a expropiar fundos y haciendas productivas, también mediante controles de precios (control del precio de la carne, del pan, etc) se desalentó la producción nacional, y el mismo gobierno decía que no le preocupaba para nada, importar grandes cantidades de alimentos a través de PDVAL y otros organismos del Estado (Ministerio de Alimentación), total tenía grandes reservas internacionales. Pero poco a poco, le fueron quitando reservas internacionales tanto al Banco Central de Venezuela como a PDVSA, y la estocada final fue cuando descendieron los precios del petróleo, y nos quedamos casi sin reservas internacionales porque el endeudamiento externo a que nos sometió el gobierno era exagerado e increíble.  De acuerdo con cifras expuestas por el economista José Manuel Puente (Bases para el diseño de un programa de reconstrucción nacional, en Pro Da Vinci) se le extrajeron al Banco Central de Venezuela 48.925 millones de US $ y 83.044 millones de US $ a PDVSA entre los años 2005-2014. Apenas aparentemente tenemos reservas internacionales para pagar tres meses de importaciones. Por lo tanto, en la actualidad el salario promedio del venezolano en dólares USA es uno de los más bajos de América Latina solo comparable al de Cuba o al de Haití.  Según datos publicados por la Asamblea Nacional de Venezuela, el país terminó en el año 2017 con una inflación de 1.369% y un salario mínimo legal de 74 $ USA, y si se determina por el dólar del mercado negro este salario sería de 2,2 dólares. Mientras que Chile tiene un salario mínimo de 456 US $.

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