¡El legado sin sentido!
¡Lo hemos dicho: es monstruosa la actitud de adláteres del chavismo, que en cuenta de la pocilga en que transformaron a la Gran Venezuela, sienten satisfacción procera de arengar “el legado de Chávez”!; una verdadera sandez, que deja en claro el mismo contenido de ese legado, a más de la gansada de quienes lo predican; venezolanos “patriotas” forjados en la diatriba y la engañifa acuñada por la procacidad soñadora del mítico personaje, que no solo dejo estela de ponzoña, procaz, sino que en su latifundio odioso bautizó a Venezuela como “la patria querida y sueño de la revolución bolivariana”. Siguen como si nada ocurriese, arrastrando este desastre “patriota”, que con desenfreno es enfrentado por el venezolano miserable.
No podemos, ni debemos olvidar esa primera visión enarbolada desde mediados del siglo pasado, cuando Marx y Engels, en lo que creyeron era la verdadera democracia, introdujeron El Manifiesto Comunista y El Capital, con lo que perfilaron el sueño de muchos ideólogos y pensadores que creyendo en las bondades de la libertad, pensaron y piensan, que ésta solo es posible en democracia.
Desgraciadamente, las personas que asesoraron, adularon y endiosaron a Chávez, siguieron sus ideas sin generar la crítica necesaria, que surgió de los que entendiendo la materia, alertaron sobre las consecuencias que vendrían o resultarían de una administración improvisada y empírica, basada en la suerte del inmenso ingreso petrolero y el ocultamiento de la gestión financiera. Esto no es admisible en un país que venía avanzando a grandes pasos, sin tener la suerte de contar con los ingresos que surgieron en los períodos electorales del difunto presidente.
Es obvio y creíble, que en todo inicio ideológico, las visiones de esperanza, sin traumas, creen seguidores ilusos no atormentados, pero en nuestro pensar, escapa a la racionalidad la germinación de seguidores de la supuesta “imagen de Chávez”, como si se tratara de un mesías visionario, que han llegado a comparar con Bolívar y hasta con Cristo. Una estúpida y sin parangón idolatría, que luego de la llamada “revolución socialista”, condujo al país a la miseria en que vivimos; esa, que sin parangón en la histórica, transformó el también llamado “ideario nacional” en la abrupta miseria en que vivimos luego de dos décadas del inicio del tercer milenio en Venezuela.
“Los viudos de Chávez”, como los llamó Gustavo Coronel, quienes según él, tenían un plan para reconquistar el poder, consistente en hacernos creer que chavismo y madurismo son diferentes, de la idea del desfase político a enfrentar, ya que los personajes impulsores del chavismo ignaro que logró reconquistar la anti política surgida en finales de los 80’ y todos los 90´, hasta lograr engatusar a los venezolanos y llegar a la toma del poder con dulzura engolosinante, que nos condujo a estos lodos de la Venezuela miserable, que pareciera ser el peor trauma de la república en sus más de 200 años de independencia, producto del autoengaño y su engañifa, hoy lo lamentan y nos acompañan a desenredar la madeja.
Bien dice el refrán o proverbio “rectificar es de sabios”, y así lo vemos. Y cuando se ha pecado, hay que pagar la penitencia con valor, a sabiendas, que esta penitencia es tanto o más grave, cuanto más grave es el pecado; pero es de gravedad, que en esta lucha entre chavistas buenos y madurirstas, quieran aprovecharse de la coyuntura para intentar regresar a la prosapia del mal, ese mal transformado en “mar de la felicidad”. Solo pedimos a Dios que nos proteja de la ignorancia que se apila con hambre y desesperación en el pueblo incrédulo.
A pesar de sentir el golpe de la desidia generada y generalizada por la insensatez, no dejaremos de insistir y decir, que muchos venezolanos, entre los que nos contamos, pronosticamos la miseria en que se convertiría Venezuela gobernada por Hugo Chávez, cuyo más lacerante maniobra, después del ¡por ahora!, fue la de querer medir la riqueza patria, buscando el límite de sus reservas internacionales, que con mente chica creyó tener la medida de los recursos necesarios y el cartabón para medir la pobreza; forzando desde el comienzo de su engaño la fábula del pedigüeño, que estuvo convencido de la atrocidad del pujante emprendedor, quien aprendió mediante el estudio en “la universidad de la vida”, que los recursos escasos existen y pueden multiplicarse como Jesús multiplicó los peces y los panes. Pasajes bíblicos que descartan la expropiación y el reparto de lo ajeno, como fórmula para distribuir la riqueza, que solo es concebible como producto del trabajo del hombre para forzar a la naturaleza a producir, o para extraer de las entrañas de la tierra los frutos existentes en ella.
Hoy, cuando pareciera renacer un nuevo socialismo impulsado por la insidiosa prosa del PSUV, sus adláteres y los tontos de mentes enturbiadas por la creencia en que el mito volverá con el ¡Chávez vive!, tenemos que insistir atacando la turbidez de estas mentes irremediablemente torpes y escasa, para que entiendan que lo ocurrido fue el resultado del engaño de los malignos propulsores de un presente sin futuro, que nunca volverá, pero que corre el riesgo de perpetuarse con la creencia de que es un castigo de Dios.
En Informe, el Foro Militar Venezolano alerta a los mandos militares, que en su función constitucional de “…conducir las operaciones para el mantenimiento del Orden Interno” oigan la voz del Clero, cuando dice: “Es además un fracaso del Estado como garante de la seguridad y de la paz. Para todos resulta obvio que no pocos miembros de los cuerpos de seguridad han dejado de ser garantes de la seguridad y la convivencia pacífica, y en muchos casos han abandonado por completo vastas regiones del país, especialmente las zonas rurales y populares. El habitual respeto a la autoridad se ha transformado en desconfianza y temor a la autoridad, en vista de la distorsión de las irregulares funciones que hoy cumplen, incluyendo la extorsión y el soborno.
Hoy nuestro llamado como Pastores es primero a respetar la vida de todo ser humano.
Todos somos seres dignos, todos somos hermanos, todos somos Hijos de Dios, y todos estamos llamados al Amor.”
Sin dudas, es grande la desesperanza y el martirio de creer que todo está perdido y hemos llegado al destino imperecedero y atosigante logrado como castigo fulgurante por la pérfida ilusión de haber soñado con una patria grande y poderosa, creyendo que los venezolanos nos merecíamos el disfrute de una riqueza dada por Dios. Eso que habíamos confundido con el llamado “sueño venezolano”, transformado en la “ilusión perdida”, luego del fulgurante engaño del chavismo, que aún quieren mantener como imagen gloriosa sin oprobio; a pesar de la verdad ruda que nos atosiga.
Es imposible olvidar, que cualquier extensión del chavismo representa al bloque histórico creador de la desesperanza y el caos que solo tiene un nombre, “el legado de Chávez, un legado sin sentido”.