El lado oscuro de la democracia latinoamericana
Cuando observamos los discursos públicos de los presidentes y/o políticos latinoamericanos relevantes, notamos que la palabra democracia va desapareciendo del léxico usual y acostumbrado, que éstos utilizaban hasta hace muy poco para comunicarse. Actualmente, se enfatiza mucho en permitir que los pueblos se den soberanamente sus propios gobiernos, sin injerencias de otras naciones, independientemente del tipo sistema de gobierno que éstos decidan elegir. Algo así como una apología a la diversidad ideología en los gobiernos.
Sin profundizar en el tema, pienso que esta filosofía o forma de decidir o influir en los destinos de los cientos de millones de latinoamericanos que existimos, es aceptable, inobjetable y respetable, para la gran mayoría de este universo de conciudadanos latinoamericanos. No obstante deja un cierto sabor amargo digerirla.
Sí reflexionamos sobre el tema, nos percatamos de que existen ideologías políticas totalitarias, como el marxismo leninismo, ultra nacionalismo, fascismo u otras; que participan en la vida democrática de Latinoamérica, con camuflajes indicativos de ser partidos democráticos, los cuales una vez que están en el poder habiendo ganado las elecciones, se quitan las mascaras y empiezan a actuar tal como lo indican sus dogmas revolucionarios. Los gobiernos de Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela; son ejemplos típicos de esa norma anti democrática que se nos quiere imponer en Latinoamérica, sin ni siquiera permitírsenos manifestar nuestro desacuerdo ante la justicia, por estar ésta secuestrada en tales países.
El caso de Cuba es perturbador y un ejemplo real de cómo la democracia en Latinoamérica se he venido deteriorando progresivamente; para terminar convirtiéndose en una mera formalidad regional para alcanzar el poder político. Aceptar libremente al gobierno comunista de Cuba en una sociedad democrática, como la de América, solo por el interés comercial aunado a la alcahuetería de algunas naciones, es por lo menos un gran signo de debilidad, que en nada beneficia a la democracia, ni a los pueblos oprimidos por tales gobiernos.
Los resultados de esta funesta realidad, se empezarán a observar en el transcurso del tiempo, cuando las “otras” naciones latinoamericanas empiecen a copiar a los países del Alba, e inicien un cambio en sus constituciones, para eliminar el Estado de Derecho, abolir las protestas, alargar los períodos presidenciales y permitir la reelección indefinida en cargos de elección popular, para atornillarse y eternizarse en el poder.
El lado oscuro de la democracia se refleja en el hecho de que cuando en el mundo se ha venido avanzando progresivamente en la defensa de esta; con el fortalecimiento y defensa de los derechos humanos, de la justicia y de las libertades; absurdamente, se esté permitiendo la proliferación de gobiernos totalitarios corruptos, que sub estiman o interpretan a su conveniencias estos principios y valores democráticos; para oprimir y perseguir a los pueblos que manifiesten su desacuerdo con estos sistemas de gobiernos totalitarios.
Se ignora o se desestima, que el desarrollo económico de los pueblos se logra con mayor facilidad, certeza y garantía; en naciones con sistemas de gobiernos democráticos, que en naciones con sistemas de gobiernos totalitarios. Un ejemplo muy conocido es el de China, nación ésta que con un sistema político comunista, tuvo que renunciar al sistema económico socialista y resignarse a utilizar el sistema económico de libre mercado, o capitalismo. Esto, para poder satisfacer las ingentes e inaplazables necesidades de su pueblo, que no lograron ser atendidas con el socialismo, marxismo leninismo o sistema económico estatista.
Algo parecido intenta hacer el gobierno comunista de Cuba. Abrirse al capitalismo, disfrutar de sus bondades, mantener buenas relaciones comerciales y diplomáticas con los EE.UU.; pero eso sí, manteniendo el control político de su pueblo con los mismos métodos totalitarios y represivos, negando las libertades y valores del sistema de gobierno democrático. Mientras tanto, casi toda América, da la espalda al sufrido pueblo cubano.
