El Kant que leyó Marx
“…hago hincapié en que los dos tipos de lucha —la inmanente
y la ex-scendente— en contra del capital y del Estado pueden unirse sólo
en el proceso de circulación, es decir, en el lugar donde los trabajadores se
presentan como consumidores en masa…”
KOJIN KARATANI Y ANDREA TORRES GAXIOLA
El vínculo entre el filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) y el pensador alemán Karl Marx (1818-1883), ha sido objeto de análisis filosófico, destacando cómo las ideas de Kant influyeron en el desarrollo del modelo teórico de Marx.
La obra de Kant, sobre todo en su obra “Crítica de la razón ilustrada”, sentó las bases para una nueva forma de concebir la política que Marx posteriormente radicalizó; a su juicio, Marx consideraba que la crítica ilustrada había quedado incompleta en su tarea emancipatoria, ya que no abordaba adecuadamente la producción material y espiritual de la vida humana, lo que él definía como ideología.
Desde este enfoque crítico de Marx, se desprende la idea de dale profundidad al pensamiento kantiano, revelando un vínculo inseparable entre política, acción humana y libertad. Kant y Marx, también difieren en su concepción del sujeto. Mientras Kant establece un paradigma de subjetividad individual que se abre hacia lo colectivo, Marx transforma esta idea al introducir el concepto de sujeto revolucionario. Esto implica un cambio hacia una praxis colectiva que busca la emancipación social.
En este sentido, la dignidad universal propuesta por Kant permite la inclusión del sujeto colectivo, lo cual es fundamental en el pensamiento marxista sobre igualdad y justicia social; en cuanto a la crítica a la economía política, la postura de Marx puede verse como una extensión de las ideas kantianas sobre la apariencia y la realidad; en este contexto, Marx desarrolla una teoría filosófica que aborda el fetichismo de la mercancía y la mistificación en la economía, conceptos que tienen raíces en la metafísica kantiana. Esto sugiere que las categorías utilizadas por Kant para analizar lo real también son relevantes para entender las dinámicas económicas contemporáneas; tanto Kant como Marx han problematizado aspectos fundamentales de la existencia humana que aún son relevantes, hay entre ambos una interconexión entre ser y deber. La visión integral del pensamiento de Kant y Marx, permite abordar cuestiones éticas en el contexto político actual. Esta relación entre ética y política es crucial para entender cómo ambos pensadores abordan los problemas sociales desde diferentes perspectivas.
En este sentido valga hacer referencia al estudio, publicado en el 2003, titulado “Kant y Marx: diálogo entre épocas”, de Oskar Negt (1934-2024), filósofo alemán, quien a su juicio lo paradigmático en el pensamiento de Kant y de Marx, es su contenido de verdad, que en una teoría no se agota en constelaciones determinadas temporalmente ni en descripciones del origen. Si las condiciones genéticas de un edificio del pensamiento fueran las únicas determinantes para su validez, no habría entonces ya más que maneras históricas de considerar las cosas.
Cualquier presente, esgrime Negt, podría hacerse pasar por la única instancia de verdad correcta y apartarse con ademán de desprecio de los esfuerzos de pensar pasados. Pero la tensión entre génesis y validez tiene algo de un a priori empírico. Esto suena bastante misterioso, pero designa algo muy simple: cuanto mayor es la profundidad con la que una teoría se ocupa con el mundo de experiencia presente e intenta comprenderlo en sus rupturas y en sus sueños, tanto más atemporal es su validez.
Lo que une a Kant y a Marx en sus textos originales es el esfuerzo y la buena voluntad de convertir la crítica y la autocrítica en el medio productivo de la contemplación del mundo y del aseguramiento de la paz. “Toda forma de dogmatismo les resulta odiosa a ambos. En palabras de Marx esto significa que nada nos impide vincular nuestra crítica a la crítica de la política, a la toma de partido en política, por lo tanto, a luchas reales, e identificarla con ellas”. No nos enfrentamos entonces al mundo de forma doctrinaria con un nuevo principio: ¡aquí está la verdad, arrodíllate aquí! Desarrollamos para el mundo a partir de los principios del mundo nuevos principios. La crítica es para Kant el único camino todavía abierto que al final de la Crítica de la razón pura es brevemente esbozado en su afirmación de que el hecho de que ella como mera especulación, sirva para evitar errores, más que para ampliar el conocimiento, no quebranta su valor, sino que, antes bien, le confiere dignidad y prestigio en virtud de la función censora que le corresponde, la cual asegura el orden y la concordia universales, y es más, el bienestar de la entera comunidad científica, impidiendo que los valerosos y fértiles trabajos de ésta se alejen del fin principal, la felicidad universal.
Esta postura se refuerza en los argumentos de Howard Williams, catedrático de la Universidad de Aberystwyth, Reino Unido, para quien Kant y Marx, muestran en sus escritos una espera impaciente por un mañana planificado; Kant indica de forma contundente en varios de sus escritos que la historia humana es actualmente el resultado de fuerzas en conflicto que los mismos humanos no controlan completamente, el punto de vista desde el que uno mira la historia no debe estar determinado únicamente por lo que parecen ser los hechos, sino que más bien debemos permitir que nuestra capacidad moral impacte sobre nuestra evaluación, donde la razón se presenta como algo puro, pero al mismo tiempo, dada su influencia para marcar una época, como algo que el alma humana reconoce como deber ha de tener un fundamento moral.
El futuro planificado que deberíamos tener delante de nosotros es todavía más evidente, resalta Williams, en la filosofía política de Marx. El “Manifiesto comunista” (1848) “…presenta un proceso de la historia humana controlado por las luchas de clase que fomentan que este conflicto de clase se haga mundial. La expansión del capitalismo por todos los territorios del mundo trae a su paso guerras entre naciones capitalistas avanzadas rivales. Es un proceso que no está controlado por los seres humanos, sino que es provocado por el sistema económico capitalista del que son parte. Marx nos anima a superar el azaroso y conflictivo desarrollo económico del que inevitablemente formamos parte, reemplazando el modo de producción capitalista por otro donde los propios productores estén al mando… Marx, al igual que Kant, que somete a la filosofía a una revolución copernicana, donde el sujeto es puesto en el centro de nuestro conocimiento, busca también transformar el campo del conocimiento humano y llevar a la filosofía, más allá de lo que él considera como su habitual modo contemplativo o reflexivo, a asumir un papel de transformación activa. Según Marx, el objetivo de mejorar la sociedad va acompañado del objetivo de conocer de la manera más completa y exacta posible tanto a nosotros mismos como al mundo. Este parecer es expresado de la manera más notable en la segunda tesis sobre Feuerbach, en la que dice que el problema de si a propósito del pensamiento humano puede o no hablarse de verdad objetiva no es un problema teórico, sino práctico. El hombre ha de acreditar la verdad, esto es, la potencia y realidad, de su pensamiento en la práctica misma. La disputa acerca de la realidad o irrealidad del pensamiento –un pensamiento aislado de la práctica– es una disputa netamente escolástica. Ambos difieren marcadamente en la atención que prestan a los detalles metodológicos que la persecución de estos objetivos radicales implica. Marx solamente presta atención de pasada a la nueva epistemología que adopta: su propósito es demostrar su valor en su actividad académica. La actividad académica de Kant está dominada, por el contrario, por la idea de probar la validez de su nuevo método copernicano. La epistemología se halla en el corazón de la empresa filosófica kantiana, mientras que la empresa filosófica de Marx está guiada por el objetivo de acabar con todas las condiciones inhumanas. La nueva y radical epistemología de Marx queda apenas sin teorizar, mientras que la filosofía de Kant está dedicada en un grado extraordinario al asunto de explicar detalladamente cuál es la epistemología más apropiada… El método de Marx parece tomar una dirección radicalmente opuesta a la de la revolución copernicana de Kant, que devuelve al sujeto cognoscente el eje del conocimiento. Kant parece sugerir que la existencia está determinada en gran parte por nuestra conciencia, mientras que Marx entiende nuestra conciencia desde nuestra existencia. Sin embargo, Marx es atraído de nuevo por el mayor subjetivismo de Kant en lo que a nuestro conocimiento se refiere cuando subraya que esta conciencia es siempre la de individuos humanos prácticamente activos.”
A grandes rasgos, el impacto de Kant en Marx es significativo y multifacético, abarcando desde cuestiones epistemológicas hasta éticas y políticas; Marx crítica y supera muchos aspectos del pensamiento kantiano, mostrándose una reflexión profunda sobre los problemas planteados por Kant, lo que permite entender mejor tanto su crítica del capitalismo como su propuesta de un sujeto colectivo capaz de transformar la realidad social.
En el 2020, se publica un ensayo que va a llevar a la palestra del debate las posturas de Kant y Marx, se trata del estudio del filósofo y crítico literario japonés Kōjin Karatani, titulado “Transcrítica, Sobre Kant y Marx”; según Karatani, el problema real de Kant era el otro. Por eso pensó en las condiciones del conocimiento y de la comunicación, del diálogo; la transcrítica se da en el sujeto, pero en el sujeto real, vivo, que está entre los demás, por eso es una mediación entre el sujeto empírico y el trascendental. “…Es ponerse en medio de ambos, ni uno ni otro, sino algo distinto. Kant encuentra la universalidad en lo singular. La persona se hace universal mediante el imperativo categórico: se comporta de modo que todos tengan que imitarlo; se refuerza la idea del determinismo de la naturaleza y la libertad del hombre; lo hizo como Spinoza: en la aceptación de lo necesario. Necesidad y libertad se cruzan en una paralaje, y allí ocurre la transcrítica. Marx fue crítico, al igual que Kant, pero de manera distinta. Dio un cierto “giro marxiano” hacia el sujeto. Pero también trascendental, porque se colocó en la paralaje del racionalismo y el empirismo de su tiempo, que eran el idealismo (Hegel) y el positivismo (Stuart Mill). En definitiva, la paralaje que hizo comprender a Marx el capitalismo es la crisis de éste: es su enfermedad, pero también es su remedio. Se enferma por hacer dinero, y se cura haciendo más dinero; Marx se colocó entre Proudhon y Bakunin, y de sus dos anarquismos obtuvo la paralaje; hizo transcrítica, la crítica transversal, negando el Estado y el sujeto, proponiendo un centro que no es centro, que es función y no substancia, sino una apercepción trascendental kantiana
Y como sentencia J. Zeleny, en su ensayo de 1972, titulado “Kant y Marx como críticos de la razón”, expone que la posición ontopraxiológica de Marx se conecta con el motivo fundamental del pensamiento del trascendentalismo, en la concepción kantiana, en este punto Marx, como antes de él Kant, entiende la objetividad, la realidad, no como algo simplemente dado del cual el hombre puede apropiarse, sino donde se pueda establecer criterios de mediación humana de la realidad y de la verdad.
Otro aspecto a resalta Zeleny es que Kant y Marx dan a tal problema del «criticismo» histórico y práctico nuevas dimensiones: la conexión histórica, donde la razón parece, sin embargo, esencial; el trascendentalismo fichteanamente radicalizado, que excluye la cosa en sí, no es enteramente criticado por Marx desde el punto de vista de la ontología dogmática prekantiana. “…Marx lo vincula…con su propia idea filosófica central de la actividad y de la autodeterminación humana y reelabora materialistamente su concepto de la praxis…Para Marx, el trascendentalismo radicalizado de Fichte no era suficientemente radical como fundamento teorético de la autorrealización del hombre, puesto que Fichte consideró el papel de la autorrealización humana solamente como cometido de la actividad pensante y omitió la realidad existente práctico-sensible.
En la postura del filósofo argentino Enrique Dussel (1934-2023), es visionaria en este tema, al establecer un modelo teórico desde el cual proyecta las ideas de Kant en el pensamiento marxista y lo reinterpreta desde una perspectiva latinoamericana. Para Dussel la «Doctrina del Derecho» de Kant, argumenta que no debe ser vista como un producto del pensamiento burgués, en su opinión, hay puntos de convergencia entre la filosofía kantiana y el análisis crítico de Marx en “El Capital”, especialmente en lo que respecta a las condiciones sociales y económicas que afectan la justicia y los derechos; sostiene que tanto Kant como Marx, abordan cuestiones éticas desde diferentes ángulos; la obra de Marx puede ser leída como una crítica ética al capitalismo, donde se enfatiza la dignidad humana y el sufrimiento causado por las injusticias económicas. Esta lectura se basa en la idea de que el trabajo vivo es fundamental para la vida humana y debe ser considerado en cualquier análisis ético.
El vínculo teórico entre Kant y Marx, expresa Dussel, parte del concepto de «alteridad» y «exterioridad», en la interpretación del constructo trabajo; la «exterioridad» del trabajo vivo se opone dialécticamente al capital, sugiriendo que la verdadera humanidad se encuentra en las relaciones humanas que trascienden el mero intercambio económico. Esto resuena con algunas ideas kantianas sobre la dignidad humana, pero Dussel las lleva hacia un contexto materialista.
Es esencial, a todas estas, reinterpretar a Marx desde una perspectiva latinoamericana, considerando las particularidades del capitalismo periférico; adherirse a la propuesta de Dussel de que el análisis marxista debe adaptarse a las realidades sociales y económicas de América Latina, donde las dinámicas de explotación difieran significativamente de las observadas en la experiencia de Europa.
El aporte de Dussel ofrece una lectura renovada de la relación entre Kant y Marx, destacando cómo las ideas kantianas pueden enriquecer el análisis crítico del capitalismo propuesto por Marx; no solamente reivindica a Marx como un pensador relevante para el contexto actual, sino que también amplía el alcance del marxismo al integrarlo con cuestiones éticas y sociales contemporáneas.
Volviendo a las ideas de Negt, entre Kant y Marx, se establece una conexión significativa donde las ideas kantianas permea el pensamiento de Marx; aunque Marx critica aspectos del idealismo kantiano, la noción de libertad y dignidad humana que Kant propone es fundamental para entender la ética y la moral en el contexto del socialismo. La relación entre ambos pensadores no es solamente crítica, sino que también es un diálogo que permite a Marx construir su propia teoría social y política; en este sentido, resalta que las ideas kantianas sobre la moralidad y el deber son esenciales para el desarrollo de una ética socialista que busca emancipar al ser humano de las condiciones materiales opresivas.