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El investigador y el metaverso

La descolonización del pensamiento, el conocimiento, el hacer y el convivir se vincula con el metaverso al servicio del investigador moderno en varios aspectos. La descolonización del conocimiento implica la necesidad de deconstruir el pensamiento metafísico y la ciencia logocéntrica instituidos por el poder, así como la crítica radical al proceso colonizador de la ciencia y la desvinculación del modelo económico.

Esta perspectiva va más allá del sacudimiento del fardo de la historia, y trasciende el propósito de remitirse al momento originario del lenguaje y de la escritura. Habría que pensar y construir otro esquema de racionalidad, otro paradigma sociológico y otros modos de comprensión de los procesos sociales capaces de integrar las determinaciones de la naturaleza y los procesos culturales que conducen la reconstrucción social sin imponer un modelo de racionalidad para juzgarlos y sojuzgarlos.

Este esquema de pensamiento no puede pensarse fuera de una comprensión de las condiciones. La imaginación sociológica debe resonar con los imaginarios sociales de los pueblos para poder. La descolonización del conocimiento se convierte en una condición para su emancipación política. Más allá de la necesidad de indagar las estrategias de poder en el saber que desde los fundamentos subyugaron sus saberes, sometieron sus prácticas y los despojaron de sus territorios, la construcción de sociedades sustentables.

En este sentido, la descolonización del conocimiento y la construcción de sociedades sustentables se relacionan con el metaverso al servicio del investigador moderno, ya que este último implica la creación de un universo posrealidad que fusiona la realidad física con la virtualidad digital, lo que a su vez puede permitir la integración de diferentes perspectivas, conocimientos y formas de comprensión en un espacio común, contribuyendo a la construcción de un pensamiento y una investigación más inclusivos, diversos y sostenibles.

En este contexto se da la figura del meta verso en el investigador científico del siglo XXI,  abordando las tendencias epistemológicas de la investigación científica en el siglo XXI, específicamente en relación con el concepto de «metaverso». Para José Padrón,  las tendencias en la investigación científica, haciendo hincapié en el lapso comprendido entre 1990 y 2006, y su relación con el periodo inmediatamente anterior, de 1920 a 1990, se dio enfoque donde resaltaron factores socio-culturales en la investigación científica, destacando la importancia del contexto de descubrimiento sobre el de justificación.

El metaverso se presenta en el marco de la figura del investigador contemporáneo, como un universo pos-realidad que fusiona la realidad física con la virtualidad digital. El metaverso constituye la conjunción y optimización de las posibilidades de internet y la tecnología en su máxima expresión.

Se analiza, a todas estas, la evolución de la investigación desde la óptica de las Ciencias Sociales, destacando sus múltiples aplicaciones en áreas como el juego, entretenimiento, entrenamiento, marketing, turismo, moda, manufactura, comercio minorista, supermercados, gestión y organización, smart cities, oficina remota, reuniones virtuales, psicoterapia y economía. Los estudios también han abordado la relación entre las propiedades físicas de los avatares y sus efectos en terceros.

En una palabra, el metaverso aborda las tendencias epistemológicas de la investigación científica en el siglo XXI, centrándose en el concepto descrito por Matthew Ball,  se trata de nuevos elementos de tecnología que son sucesores del internet móvil; es una red masiva e interoperable de mundos virtuales 3D renderizados en tiempo real, que pueden ser experimentados de forma sincrónica y persistente por un número efectivamente ilimitado de usuarios, con un sentido de presencia individual y con continuidad de datos como identidad, historia, derechos, objetos, comunicaciones y pagos; Ball explica que el Metaverso depende de mucho más que solo realidad virtual, realidad aumentada e internet.

En este contexto, resalta Ball, hay una evolución del internet móvil que a futuro alterará la vida cotidiana, cambiando la forma de pensar, y se vale de  plataformas como Fortnite o Roblox,  incorporando las tecnologías del metaverso, pero no el metaverso que en el presente se conoce, sino una nuevo percepción de la realidad virtual que es un estado sucesor del internet móvil, abarcando una plataforma para el ocio, el trabajo y la propia existencia en general.

Ball muestra los hitos históricos de la evolución de los mundos virtuales en el presente, mostrando lo que a su juicio evolucionará, están los  comandos de teclado en los 60s hasta los actuales como Second Life, Fortnite o Minecraft; reconoce que definir el metaverso es complicado y que las definiciones de líderes tecnológicos suelen ser interesadas. Para llegar al metaverso que vendrá, se necesitan grandes avances que solucionen problemas pendientes en áreas como redes de comunicaciones, gráficos, interacción, economía virtual, entre otros. También se requiere un acceso más económico a los dispositivos y cambios profundos en hábitos de trabajo y ocio de los consumidores.

En un aspecto puntual, Ball muestra que el impacto del metaverso en diversos sectores económicos y modelos de negocio, viene del papel que hace el sujeto investigador transdisciplinario, quien moldea y adecua los mundos virtuales, mejorando la complementariedad de las ciencias y dando mayor énfasis a la productividad y experiencia, permitiendo por ejemplo «crear» escenarios consolidados de evolución desde un internet que alterará radicalmente la sociedad, generando mayor valor para quienes alcanzan configurar en la sociedad un camino que delimite la verdad exterior con la verdad de proyección o de estimaciones abstractas.

Al respecto Quharrison Terry y Scott «DJ Skee» Keeney, hacen alusión al metaverso como una nueva forma de aprender, conectarse y compartir cultura; resaltan los conceptos clave como el de innovación y creación,  impulsando por innovaciones; las conexión y cultura,  el metaverso implica una transformación en la interacción social y la creación de comunidades digitales.

A juicio de Mark Van Rijmenam, el metaverso es un futurismo estratégico y emprendedor, conocido por su enfoque en las oportunidades que ofrece el metaverso. Rijmenam argumenta que este nuevo entorno digital transformará radicalmente la interacción humana y la economía, creando una «economía social de miles de millones de dólares» llena de oportunidades y desafíos. Rijmenam destaca que el metaverso no solo es un espacio virtual, sino una fusión del mundo físico y digital que cambiará la forma en que trabajamos, compramos y nos relacionamos.

Rijmenam es de perspectiva optimista, enfatizando que el metaverso desbloqueará nuevas formas de aprendizaje, conexión y creación cultural, lo que lo convierte en una lectura esencial para cualquier persona interesada en el futuro de los negocios y la tecnología. Además, Rijmenam es un conferencista reconocido y ha contribuido a la discusión sobre cómo la tecnología, incluyendo el metaverso, impacta a las organizaciones y la sociedad en general. Su trabajo invita a los lectores a reflexionar sobre las implicaciones comerciales del metaverso y cómo prepararse para su integración en la vida cotidiana

En este mismo tenor, la postura de Tom Ffiske, resalta que el metaverso como un entorno digital inmersivo donde los usuarios pueden interactuar de manera social y económica a través de avatares. Este concepto se basa en la creación de un espacio virtual tridimensional que permite a las personas participar en diversas actividades, desde el ocio hasta el trabajo, utilizando tecnologías como la realidad virtual y aumentada. Ffiske destaca que el metaverso no es solamente un lugar para la diversión, sino que también representa un cambio significativo en cómo las personas se conectan y colaboran.

Ffiske, puntualiza, que el metaverso es un espacio virtual que transforma la interacción humana, ofreciendo un ecosistema dinámico para la economía digital y la socialización en línea; ayuda a explicar las posibilidades de brindar información y orientación sobre cómo navegar en el floreciente mundo de las tecnologías inmersivas.

A todas estas, tomando ideas de Helen Papagiannis. El metaverso permite al investigador ampliar su creatividad e innovación; el metaverso no se trata de lo que la tecnología hará a los humanos o por ellos, sino hasta qué punto los humanos se verán infundidos con estas experiencias, creando el aumento de la raza humana. Esto significa una mayor creatividad e innovación, y no se parece a nada que hayamos visto antes.

Papagiannis, de manera puntual, advierte que debemos trabajar juntos como civilización para utilizar sabiamente estas extraordinarias herramientas del metaverso. Su visión del metaverso se enfoca en cómo las tecnologías inmersivas como la realidad aumentada pueden potenciar las capacidades humanas, pero siempre con un uso responsable y ético de estas tecnologías.

Y en un contexto teórico, resalta Papagiannis, en el campo de la realidad aumentada, el metaverso desbloqueará enormes oportunidades al infundir las experiencias digitales en la vida real, creando nuevas formas de aprender, conectarse y compartir cultura.

Sin embargo, advierte que debemos ser cuidadosos para que el metaverso no nos aleje de la realidad, sino que más bien permita aumentar la humanidad de maneras positivas e innovadoras

Muy a la par de lo que expresa  Galit Ariel, quien sustenta una perspectiva única sobre el metaverso, describiéndolo como un espacio que permite explorar nuevos aspectos de la realidad a través de la realidad aumentada (AR). Su enfoque está inspirado en «Alicia en el país de las maravillas», donde la protagonista enfrenta sus limitaciones en un mundo virtual, lo que refleja las posibilidades y desafíos que presenta el metaverso en la vida cotidiana.

Ariel destaca que el metaverso no solo es un entorno de entretenimiento, sino que también tiene aplicaciones en la educación, el arte y la interacción social; busca hacer accesible y comprensible el concepto del metaverso, enfatizando su potencial para transformar nuestras experiencias y conexiones en un mundo cada vez más digitalizado. El metaverso se muestra como un espacio de inmersión y exploración que desafía las percepciones de la realidad y abre un abanico de posibilidades creativas y educativas.

A consideración de David Rose,  el metaverso, evolucionará hacia lo que él denomina «SuperSight», partiendo de la visión de ajustar y cambiar los conceptos de la realidad en el marco de una  información digital que le toca lidiar con  seis peligros potenciales: aislamiento social, mayor vigilancia, debilitamiento de habilidades, mayor persuasión, datos inexactos e inequidad social. En opinión de Rose, lo que vemos y cómo lo vemos ya no estará sujeto a la biología.

Los investigadores científicos, en concreto, tienen un papel clave en el desarrollo del metaverso, encargándose de construir un mundo visible y procesable. Abordan cómo replicar fenómenos del mundo físico en entornos virtuales para permitir nuevas formas de experimentación y descubrimiento. El metaverso tiene el potencial de mejorar significativamente los procesos de enseñanza y aprendizaje, es allí donde los investigadores crean entornos de realidad virtual para que estudiantes, por ejemplo futuros contadores públicos, puedan practicar procedimientos administrativos y contables en organizaciones o empresas.

La implementación del metaverso en los procesos heurísticos de investigación científica, permitiría a investigadores de múltiples ubicaciones explorar conjuntamente datos, cambiar parámetros, ejecutar simulaciones y crear visualizaciones complejas; esto facilita la colaboración y verificación de resultados científicos. El metaverso abre la puerta a replicar virtualmente entornos inaccesibles o peligrosos en el mundo físico, como paisajes marcianos, lo que permite interactuar con estos medios de una forma mucho más realista y segura,  a través de mejores herramientas de enseñanza, colaboración y experimentación; los investigadores son hay día los pioneros en la exploración del potencial de este mundo virtual en constante evolución, así como Padrón lo dijera hace muchos años atrás: “…ya se está sintiendo la necesidad de una teoría de la investigación que no solamente aborde casos individuales, sino que también considere la interrelación entre programas de investigación y colectivos científicos. La investigación debe avanzar desde un estado de ignorancia hacia una comprensión más clara y estructurada de los fenómenos estudiados, utilizando la tecnología como un medio para facilitar este proceso. En este sentido, la tecnología informática viene a servir como un apoyo crucial en la investigación, ya que el uso de herramientas digitales para la recopilación y análisis de datos, así como para la comunicación y difusión de resultados, hace posible la integración de estas tecnologías en la formación de investigadores permite una mayor eficiencia y efectividad en el proceso investigativo, promoviendo un aprendizaje más dinámico y accesible”.

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