¡El inusitado NO!
Mientras en Venezuela nos desesperamos por lograr el camino expedito para cambiar de mal a bien, luego de un desastre sobrevenido con una “revolución” maligna e impensada, una vez más los colombianos nos dan una lección de fe y esperanza, que en lugar de amargarnos el espíritu o la vida, nos enseñan el verdadero camino de la política. Esa, que aún no logramos entender, porque el disfraz arropado por la malicia “revolucionaria”, nos quitó hasta la manera de pensar, y nada más cruel puede ocurrir en los pueblos, cuando pierden la brújula o cartabón, enseñoreados por el mandato de un fatídico personaje como el “difunto eterno”. ¡Hemos demostrado que el pueblo si se equivoca!
No podemos olvidar lo que escribimos en enero de 2008: “…La declaración hecha por la Asamblea Nacional en respaldo a la idea de Chávez para darle beligerancia a las FARC y al ELN, pareciera ser una decisión inocua, considerándola como una actitud de enfrentamiento personal contra el presidente Uribe y contra la mayoría de los venezolanos que no respaldamos esta política suicida, ¡Hay que verla con cuidado!”. Para entonces, la euforia con el falso “mesías” engolosinaba a los mismos personajes que hoy no quieren que revoquemos a Maduro. Él era uno de ellos, para quienes no era nada espurio, que el pueblo colombiano mantuviera y diera beligerancia a su guerrilla, cuando aquí estábamos integrando los grupos “colectivos”, que vendrían en apoyo de la “revolución”, como algo innegable en la búsqueda del ideario de Bolívar. ¡Qué horrible falsa! Y que pensar más arcaico y desastroso.
Entonces, en el momento más dantesco de este régimen, quisieron dar a los miembros de estos grupos guerrilleros, considerados por el mundo como terroristas, la patente “bolivariana”, que abriera las puertas en nuestro país, al extremo de compartir amistad, solidaridad y libre movimiento, incluso, enjuiciando y manteniendo entre rejas a un oficial de la GN que detuvo al conocido canciller de las FARC.
Fue notoria la ignorancia del presidente, quien con su permanente auto calificación como estratega militar, asombró a los estudiosos de las materias del derecho internacional, humanitario y de la guerra, con ideas que siempre han entrabado las aristas, que han colocado a los poderes públicos venezolanos como un amasijo de locuras autocráticas con visos de democracia manipulada al antojo del autócrata del siglo xxi. Es lo que heredó Maduro y cree hacerlo bien.
Fue entonces de gravedad, que los diputados rojitos de la AN, con discursos fútiles se auto convencieron y emitir el pronunciamiento que daba beligerancia a los guerrilleros colombianos, a pesar del desastre que hacían y hacen en nuestras fronteras, obviando los efectos y las consecuencias que a nivel bi y multinacional surgen de sus acuerdos. Y nos preguntábamos: ¿Qué pasaría si las fuerzas armadas colombianas persiguen a un grupo de estos delincuentes en la frontera común y éstos optan por buscar refugio en nuestro territorio? ¿Qué derecho aplicaríamos, el derecho militar nacional o el de terrorismo, que es el derecho calificado por Colombia?
Si son grupos terroristas, cometen delitos o crímenes internacionales, fácilmente imputables por delitos de lesa humanidad con competencia internacional, con jurisdicción del Tribunal Penal Internacional conforme a lo establecido en el Tratado (Estatuto) de Roma, toda vez que, al dársele el estatuto de beligerante, responden por los crímenes contemplados en dicho Estatuto, al igual que si lo hiciera el gobierno colombiano; quedando a salvo la aplicación por parte de Colombia de su Justicia Militar en cuanto a su competencia constitucional interna.
He aquí, el meollo del acuerdo negado por el NO colombiano, que no puede aceptar, que este acuerdo, obvie la conducta delictiva de los guerrilleros, considerando como un premio de impunidad con el solo tímido perdón. Es lo mismo que quieren en Venezuela, que sin ser guerrilleros, han cometido delitos atroces y de lesa humanidad. Ahora, el pueblo quiere enmendar su equivocación, no con el NO sino con el sí de REVÓCADO.