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El incierto futuro de Putin

La autocracia, del griego autos (por sí mismo) y kratos (poder o gobierno), sería la forma de Gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal), que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres , llegado al poder se metamorfosea en líder Presidencialista con claros tintes autocráticos (inflexible, centralista y autoritario), lo que corrobora la tesis de Lord Acton “El Poder tiende a corromper y el Poder absoluto, corrompe absolutamente”. Los sistemas autocráticos (gobiernos de facto), serían pues una especie de dictaduras invisibles sustentados en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas y culto al líder) y represión social (eliminación de adversarios políticos por métodos expeditivos y promulgación de Decretos-Leyes que rozarán la constitucionalidad pero que quedarán revestidos por el barniz pseudo-democratizador del Tribunal Constitucional de la sui generis democracia rusa).

Putin y el oficialismo ruso

En su primer mandato como Presidente, Putin logró la defenestración de la primitiva clase dominante proveniente de la época de Yeltsin (oligarcas), corrupta camarilla mafiosa equivalente a un miniestado dentro del Estado Ruso (el 36% de las grandes fortunas concentrarían en sus manos el equivalente al 25% del PIB, (de la que serían paradigmas Berezovksy y Jodorkovski, acusados de evasión y fraude contra el Estado y obligados a exiliarse en el extranjero), procediendo a su sustitución por sujetos de probada lealtad a su persona, sin veleidades políticas y con el único afán de lucro rápido. Posteriormente, silenciando las voces y medios de comunicación disidentes mediante el miedo escénico, la asfixia económica, la incoación de arbitrarios expedientes por delitos fiscales y las vías expeditivas, Putin habría conseguido la desaparición de la oposición propia de los países democráticas y la instauración del oficialismo: doctrina política que conjuga las ideas expansionistas del nacionalismo ruso, las bendiciones de la todopoderosa Iglesia Ortodoxa, los impagables servicios del FSB (sucesor del KGB), la exuberante liquidez monetaria conseguida por las empresas energéticas (GAZPROM) y parte del ideario jruschoviano simbolizado en un poder personalista autocrático, al asumir las riendas de la Jefatura del Estado y la Presidencia del Partido y en el culto a la personalidad del líder supremo.

Retorno de la Doctrina Brézhnev

La crisis de Ucrania habría significado el retorno de la Doctrina Brézhnev (también llamada doctrina de la soberanía limitada que instauró que Rusia tiene derecho a intervenir ( incluso militarmente) en asuntos internos de los países de su área de influencia) y que conjugando hábilmente la ayuda a minorías étnicas rusas oprimidas, el chantaje energético, la amenaza nuclear disuasoria, la intervención militar quirúrgica, la desestabilización de gobiernos vecinos “non gratos” y el ahogamiento de la oposición política interna intentará situar bajo su órbita a la mayoría de los países desgajados de la extinta URSS y gestar la Nueva Gran Rusia en el horizonte del 2020, fruto del atavismo de Pedro el Grande.

El Talón de Aquiles de Putin

Putin estableció como prioridad tras su primer nombramiento como Presidente en el año 2000, la Modernización de Infraestructuras de Transporte y Energéticas y el Desarrollo de Nuevas Tecnologías,(aeroespacial; robótica; bio-medicina; bio-combustibles y nano-tecnología) aprovechando la exuberante liquidez proporcionada por los ingresos del petróleo ( estimada en 2 billones $), pero tras la fracasada ofensiva de los países BRICS para cambiar de patrón monetario mundial y sustituir el papel del dólar como moneda de referencia y el posterior hundimiento d ella cotización del rublo, Putin procederá a una reforma monetaria consistente en dejar flotar libremente al rublo en los mercados internacionales y así evitar la continuada sangría de divisas del Banco de Rusia en sus esfuerzos por mantener la paridad del rublo , con unas reservas estimadas de 428.600 millones $, (la más baja desde 2010), medidas calcadas del economismo jruscheviano.

Sin embargo, la economía seguirá siendo el Talón de Aquiles de Putin pues la estructura económica rusa controla solo 2,5% de las exportaciones mundiales y adolece de una excesiva dependencia de las exportaciones de gas y petróleo ( el 70 % de los ingresos provienen de estas vías), la devaluación del rublo respecto al dólar ( casi un 50 % desde que comenzara la crisis de Ucrania) , una inflación galopante que podría alcanzar los dos dígitos a finales del actual ejercicio económico (8,3% en octubre del 2014) y la entrada en recesión en el 2015 a lo que habría que añadir la obsoleta planificación estatal herencia de la época jruscheviana, pues el complejo militar, los proyectos espaciales y las subvenciones a la agricultura siguen acaparando la mayoría del presupuesto ruso condenando a la inanición financiera a la industria ligera y la producción de alimentos.

¿Golpe de mano contra Putin?

La agencia internacional de calificación de riesgos Standard & Poor’s señaló que “el actual modelo económico ruso se ha agotado, funciona al límite de sus capacidades y debe ser reformado con urgencia”. Así,es previsible la entrada en recesión en el 2015 debido al drástico descenso de la cotización del petróleo ( por debajo de los 50 $), descenso que tendría como efectos colaterales una reducción del 4,8 % en el PIB anual ruso m una inflación galopante de dos dígitos y un incremento del desempleo hasta el 9% (tasa de paro del 4,9 % en septiembre del 2014) y según el Banco Internacional de Pagos (BIS) de Basilea (2013), la exposición de los bancos de la UE a los bancos rusos superaría ya los 200.000 millones de dólares lo que conllevará serias dificultades para conseguir financiación externa. Además, las reformas para aligerar la Burocracia y la elevada inflación podrían hacerlo impopular en el partido y en la Administración, debilitar el otrora poder omnímodo de Putin y permitir que se fraguara una conspiración para apartarlo del poder que estaría alentada por los oligarcas judíos defenestrados por Putin y obligados a exiliarse en el extranjero Berezovksy y Jodorkovski y en la que será acusado de los mismos cargos con los que decapitó a la camarilla oligarca: abuso de poder, corrupción y delitos fiscales, ( reviviendo el golpe de mano contra Jruschov en 1964 y su sutitución por Leoniv Brézhnev tras ser acusado de culto a la personalidad y errores políticos), lo que de facto significará el finiquito del último zar de Rusia.

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