El héroe de la historia eres tú
A través de los siglos, la literatura ha generado imágenes extraordinarias de la situación humana ante la realidad que le presiona como para que asumamos responsabilidad y actuemos… caso y punto es Hamlet de William Shakespeare.
De manera directa ya hemos mencionado en otras ocasiones…
Cada ser humano vive en un predicamento muy singular: está al borde de un precipicio siendo empujado por las circunstancias, tiene delante infinitas posibilidades representadas en el cielo abierto ante sus ojos; siente la presión por la espalda que parece empujarlo al vacío… las circunstancias siempre le presionan y no le dejan olvidar que su posición siempre es precaria: por un lado anhela levantar vuelo para hacerse con las posibilidades ante sus ojos y separarse de lo que lo limita; pero no termina de tomar la decisión y por más aún que el anhelo de volar le impulsa, con sus pies se aferra como puede para evitar el riesgo de caer.
He aquí una reflexión sobre este apasionante tema existencial.
“Somos dioses y no lo asumimos”
Amigos y conocidos me han compartido la idea de que en lo más profundo nosotros somos dioses y tenemos que asumirlo para que se revele esa dimensión. Infinidad de gurús de liderazgo y “guías espirituales” instruyen sobre dicho camino. Personalmente creo que si estás “al borde del precipicio y sientes que las circunstancias te empujan para que caigas” y piensas volar con la idea de que “eres dios” en la cabeza… que te prepares, porque la caída será muy traumática y dolorosa.
Si las circunstancias de tu vida aún no te han convencido de que NO eres dios… créeme, tienes que poner un poco más de atención. Para volar físicamente necesitas entender y asumir las leyes de la aerodinámica y salvarlas replicándolas con algún artilugio de tu creación… para el “volar” al que nos referimos, es indispensable levantar vuelo con todo tu potencial; pero eso no te hace dios, te confirma que tienes facultades especiales y que las tienes que “desarrollar”; en otras palabras, tienes “facultades divinas”, pero ellas requieren trabajo y ayuda de “otros”… y mucho.Para despegar a ese “vuelo” necesitas mucho más que visión, planificación, actitud y acción, aunque ello es indispensable. Para en verdad Volar, tienes que soltar los pesos y zonas oscuras de tu vida, ese es el acto de creación en medio del caos que eres y estás inmerso, y así llegar a ser la persona que viniste a ser. Ese “hacer” es cónsono con tu facultad divina, sin embargo, no es posible hacerlo sin ayuda; porque en lo más fundamental, todo lo que tienes lo has recibido de otros.
Miremos a Hamlet.
Él es el joven hijo primogénito del Rey y príncipe de Dinamarca. Su padre a muerto y, curiosamente en vez de que él reciba la corona y el título de Rey, su madre ha decido casarse con su tío quién será coronado en los próximos días. Hamlet siente una contrariedad muy grande y no termina de entender por qué. En esos días convulsos, el fantasma de su padre aparece en una de las torres del castillo y le ve un centinela. La noticia llega al príncipe, y él decide ir a verlo por sí mismo… intuye que el fantasma le revelará por qué siente tal consternación.
Cuando se encuentra con el espectro, éste le detalla como su hermano (el tío de Hamlet con quién su madre va a casarse) lo asesinó a traición en complicidad con su madre. Mientras se aleja y desvanece en la noche, le repite una y otra vez: “Acuérdate de mí”, como diciéndole “Tú eres de linaje real, tu deber es erguirte como señor de las circunstancias… asume la responsabilidad de tu linaje.”
“Acuérdate de mí”
es un eco del pasado,
es una llamada de despertar al presente
y es un impulso al futuro…
cuando recordamos quiénes somos.
Todo nuestro pasado y sus circunstancias nos moldearon, las fuerzas que creemos nos aprisionan, en verdad nos constituyeron y son la fuerza que nos empuja por detrás en el borde del precipicio; pero, curiosamente, somos “príncipes” de dichas circunstancias… es decir, podemos decidir actuar y revertir todo lo que creemos nos limita, lo que parece robarnos la paz son los dolores de parto cuando apuntamos hacia adelante, hacia arriba… “la duda son los dolores del crecimiento de nuestra fe” (Dra. Alicia Britt Chole). Tenemos acceso a mucho más poder del que creemos tener; nuestro mayor aliado es nuestra fragilidad, nuestra “lamentable” condición y situación… esa es la “cruz” que debemos asumir.
¿De dónde viene tu “realeza”?
Nadie puede decírtelo, porque si lo escuchas, aun cuando te digan una verdad muy profunda, puede que sea tu mente quién lo entienda y lo procesará como ya sabemos… sin embargo, si puedo mostrarte como puedes entrar en la batalla que te ayudará a clarificar tu verdadero linaje y reconocer quién es tu aliado.
Ser o no ser, esa es la cuestión:
Es acaso más noble para el espíritu sufrir
los dardos y las flechas de la infame fortuna,
o tomar las armas contra un mar de problemas
y oponiéndose a ellos, destruirlos.
Morir… dormir, no más;
y con un sueño decir que acabamos con el dolor del corazón
y con los mil choques naturales que la carne hereda:
es una consumación que se debe desear con devoción.
– Hamlet, W. Shakespeare
En ti se libra una cruenta batalla, se libra por el botín de tu voluntad.
¿Te has preguntado para qué?
Por un lado, está el reino de los sentidos, tu “ser natural” que anhela satisfacción, alcanzar a ser satisfecho, te insta a complacer todos tus apetitos… por el otro, está esa parte más elevada tuya: tu razón, tu voluntad, tu visión, tu fe, aquello que te separa de esa esfera “natural”, podemos llamarle tu consciencia por no decir tu Espíritu, lo que está en control a veces… y cuando lo está, tu vida cobra sentido, razón de ser y te fortalece en carácter, determinación y foco… cuando no, todo se descalabra caóticamente.
NO; no estoy diciendo que el cuerpo es malo y el “espíritu” es bueno, esa combinación eres tú, no eres uno más que otro, ni uno en vez del otro, eres ambos. Aceptar esa tensión nos quiebra, abrazar esa dicotomía nos revela quién somos, es ese “sentirnos empujados al borde del precipicio,” es la misma tensión.
Si te enfrentas a esa tensión, si decides erguirte frente a lo que te limita, sin tornarte víctima de la cultura o cínico ante el caos que te rodea, pero le das la cara a esa fuerza que te empuja más allá del borde y parece destruirte, mil adversidades te enfrentarán… pero algo maravilloso sucede, una Voz dentro de ti te comienza a guiar.
¿Es acaso la voz del Espectro, de tu “padre” que te dice: “recuérdate de mí”?
La batalla interior es cónsona con tu “situación” más verdadera
Si fueras un conejo o un tigre esa batalla no estaría sucediendo en ti; la batalla en un mamífero la rige su instinto por la supervivencia, que en nosotros es el impulso a satisfacer los apetitos… pero en un ser humano, lo que lo guía son las fuerzas telúricas del Bien y en Mal, una u otra son coordenadas para avanzar. Iguales no son, no es lo mismo avanzar hacia Arriba que hacia Abajo… pero sea dicho, nunca retrocedes, vas hacia adelante siempre, impulsado por las decisiones u omisiones que sostienes; inclusive cuando vas condiciendo sin dejar de ver por el retrovisor. Interesante que, en nosotros, la “abundancia”, las posesiones, los logros, si no están orientados hacia Arriba, eventualmente nos hacen caer; y si tardamos mucho en darnos cuenta, la caída es estrepitosa y se lleva consigo a todo nuestro entorno, devastándolo todo.
En los animales el instinto les guía sin su discernimiento, guía su vida y logro; en nosotros, los “animales conscientes”, desarrollar nuestra vida requiere de nuestra decisión para orientar nuestra visión, planificación, actitud y acción.
Sé dócil a la guía más profunda de tu Ser
Trato a veces de no ser tan específico en mencionar a Dios en el proceso de desarrollo personal, parte porque dicho título para muchos tiene mucha carga, a veces negativa, y se desdibuja el punto que trato de compartir… pero lo que he aprendido y se con la mayor certeza que puedo tener, es que cuando una persona se orienta hacia arriba honestamente, Él irrumpe y le ayuda.
Cuando yo estuve por más de año y medio tamizando mis dolores, rabia y zonas oscuras, decidiendo enfrentar todas las malas decisiones que había tomado y los dolores que había causado a otros, Él irrumpió y todo cambió. Es cierto que mirando atrás hace 40 años, reconozco que su mano y amor utilizaron lo que me estaba empujando desde atrás al borde de mi precipicio…es su voz la que me confirma mi realeza y cómo seguir ese Hacia Arriba… a veces es bastante claro y otras sólo confío cuando alzo el vuelo y dejo el bordillo del precipicio debajo de mis pies.
Comparto artículos anteriores dónde investigo estos temas en mayor profundidad: con la celebración del primer aniversario de la columna inicié un ciclo de tres artículos: UN LARGO CAMINO A CASA, en él ahondé sobre la batalla para lograr llegar a nuestro verdadero hogar. En otros dos artículos, LA BATALLA POR LA LIBERTAD INTERIOR(conclusión del ciclo CIRUGÍA DE CORAZÓN ABIERTO) y EN UNA BATALLA ESPIRITUAL ESTÁN DIOS Y EL ADVERSARIO apunto a la grieta en nosotros por donde entra la luz y la fuente misma de esa luz.Gracias por tu apoyo y soporte en compartir ¡Que tengas un bendecido día!
Próximo martes…
Venezuela – “No llores por mi…”
Estamos a la puerta de un hito inusual e histórico… la Libertad de Venezuela de la tiranía es inminente y estamos siendo testigos del desmoronamiento del modelo Chavista mientras implosiona. Se escribirán libros, descubriremos como todo el mal que sufrimos fue el abono para la “semilla de mostaza” que necesariamente tenemos que sembrar. Nosotros escribiremos historia generando la semilla de la libertad en los corazones de los venezolanos, construyendo una nación centrada en Libertad, Justicia y verdadera prosperidad para cada ciudadano… el Nuevo Contrato Social del Siglo 21: Venezuela, ¡Tierra de Gracia!
El próximo artículo iniciará el nuevo Ciclo: Semilla de Mostaza.
EL PUNTO a la i
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