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El Grupo de Lima y la estrategia correcta en Venezuela

La crisis venezolana es un ejemplo de como muchos de los mecanismos formales e informales del sistema internacional para solucionar problemáticas complejas, están ganando o perdiendo vigencia. Vivimos un momento histórico de pérdida de poder relativo de las potencias, además de un desgaste los mecanismos multilaterales tradicionales que desde la posguerra han tratado de erigirse cómo es eje de cualquier intento de gobernanza global.

Entonces, vivimos en un mundo en el que es muy difícil de creer que un esfuerzo unilateral de un Estado, por muy poderoso que este sea, puede generar cambios fundamentales en otro, específicamente a nivel de problemas estructurales, sin la participación de otros actores. Las limitaciones del unilateralismo no son nuevas, la incapacidad de los Estados Unidos para lograr una transformación democrática en Cuba son prueba de ello, pero esta tendencia se ha vuelto más pronunciada durante la última década y media. Rusia tampoco ha sido capaz de torcer el brazo de los ucranianos, aunque haya tomado grandes riesgos y puesto considerables recursos en lograr sus objetivos.

Esto no quiere decir que Estados poderosos como los Estados Unidos o China no estén en capacidad afectar de forma decisiva elementos particulares de las políticas o sociedades de Estados pequeños o medianos, pero si es un reconocimiento de la incapacidad degeneración de cambios sistémicos en cualquiera de ellos, con la excepción obvia de los estados más pequeños y débiles del sistema. Más claro Aún es la incapacidad de los foros multilaterales de carácter global, como Naciones Unidas, de movilizar voluntades de forma suficientemente clara para afectar situaciones complejas como las que estamos escribiendo. La misma pérdida de poder relativo de las potencias, más el incremento de la cantidad de Estados miembros en la ONU, hace que los consensos en temas relevantes sean muy difíciles de alcanzar.

Lo cual nos lleva al minilateralismo. La idea, muy bien explicada por Moisés Naím en su entrada en el libro colectivoInternational Politics: EnduringConcepts and ContemporaryIssues,10ma edición, lleva a considerar que sólo los miembros del sistema internacional más involucrados en una problemática, pueden reunirse en espacios informales o no, y llegar a soluciones, las cuales el resto el sistema puede luego apoyar o seguir.Suena bastante práctico una vez explicado. Por eso es tan necesarioque continúe el trabajo del Grupo de Lima, porque la situación venezolana no será solucionada por la acción individual de los Estados Unidos o por resoluciones de Naciones Unidas. Esto por supuesto involucrará factores como adicionales como Cuba, que a través de Canadá y con la anuencia de Estados Unidos ya está dentro del loop de las discusiones.

Entonces en el plano internacional nuestra mejor apuesta es que el Grupo de Lima + EEUU,escuchando y considerando la postura deRusia,la Unión Europea y, lamentablemente, Cuba, genere acuerdos para trabajar la situación de Venezuela de manera conjunta. Eso Lamentablemente sólo cubrirá una parte de la ecuación, puesto que la dimensión interna de la crisis es mucho más complicada, pero al menos parece ser el camino para resolver una parte del problema es relativamente claro, y ya se está trabajando en esa dirección, al menos desde lo estructural.

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Un comentario

  1. Es tal la incapacidad de las naciones y al de sus diplomáticos y gobernantes en resolver problemas que ni siquiera los saben definir bien. Cuba es parte del problema y no de la solución, lo cual es el enfoque canadiense y de algunos otros estados como algunos europeos y de algunos organismos multilaterales como la ONU. La incapadidad de resolver problemas complejos tiene su origen quizás en ideologías que funcionan como camisas de fuerza mentales y en la ausencia de valores y principios fundamentales a los cuales se alude para una retórica vacua dirigida a un público de galería. Como ejemplo se puede tomar la reciente votación en la ONU en la que 187 naciones votaron a favor de levantar el embargo de USA a Cuba vesus 3 votos en contra. Pero ¿por qué no se discute primero la violación sistemática por más de 60 años de Cuba a los DDHH de su población? Esta falta de consistencia apunta hacia esa camisa de fuerza mental antes aludida.

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