El Foto-Humor de Francisco Villazán y Carrillo
Eduardo Planchart Licea
A mediados del siglo pasado el periodismo gráfico, era una de las vías de mayor difusión de la fotografía, por tanto es un acervo documental que nos permite reexaminar la historia de Venezuela. La recopilación y la accesibilidad de este material, es fuente primaria para futuras investigaciones. Y, gracias a instituciones como la Fototeca de Barquisimeto, podemos acercarnos a portafolios de generaciones de fotógrafos y reporteros gráficos icónicos para la historia de la fotografía como lo es Francisco Villazán y Carrillo (1903-2002), que nos permiten mirar el pasado, analizarlo y acercarnos a su visión del mundo. Don Francisco como era llamado cariñosamente en Barquisimeto, llegó a Venezuela en 1940 de la Habana, cuando se estaba iniciando la transición a la democracia, en el gobierno de Medina Angarita. Al darse el golpe militar al presidente contra el recién electo Rómulo Gallegos, solo tenía el periodista gráfico siete años de haber llegado al país. En 1949 funda en Barquisimeto el vespertino “Último Momento” donde su presencia como fotógrafo era protagónico por sus reportajes gráficos en los que se evidencia, el humor y el chiste visual como uno de los rasgos del periodismo gráfico de Villazán, evidenciándose en fotografías, como la entrada del Cine Florida, un día de 1956 de Barquisimeto, donde encuadra en un primer plano los carteles que publicitan las películas que se estrenaban, y en el fondo entre sombras se observa el cartel entre penumbras con el dibujo del actor Alex Guiness, que hace patente su irreverente mensaje, con botella en mano, y en la parte superior el ilustrador ubicó una seductora dama, que muestra sus tentadoras piernas y el deslizar de su cuerpo sobre el fálico pico de una sobredimensionada botella de licor, que transmiten un toque de sexualidad y comicidad. Acentúan estos contenidos el letrero de la entrada del cine, que invita al público a ver estos films, con la libidinosa frase: “Pasión al Rojo Vivo”. A la derecha de la entrada del cine otra pancarta llama la atención de los transeúntes y cinéfilos con la frase: “Una Gran Película Deportiva: Bellezas en Bicicletas”. En el otro extremo opuesto de la puerta se anuncia el debut de la Tongolelle, famosa y sensual bailarina de esa década. La composición creada por Villazán está plena de significaciones y convierte la imagen en un libidinoso chiste visual que busca provocar risa.
Esa búsqueda de transmitir diversos sentidos a través de la imagen, es uno de los rasgos de su enguaje visual. Esto se evidencia en la ingeniosa composición de otra de sus fotografías icónicas, tras el terremoto del Tocuyo, 1950, que narran visualmente un acontecimiento propio del interior de la Venezuela de mediados del siglo pasado, como eran las confesiones públicas, ritual privado propio del catolicismo desde el siglo XIII que se da entre el pecador y el confesor, en una relación humana similar a la que la se da entre el diván-cama del psicoanalizado y el psicoanalista. Este reportaje gráfico acentúa la burla más que el perdón de los pecados, el encuadre muestra el rostro de una penitente, arrodillada, que cubre su rostro con un velo, mientras relata sus pecados en un improvisado confesionario en plena vía pública, y el sacerdote en lugar de escuchar a la arrepentida pecadora, pareciera estar dormido. Cómo lo muestran sus gestos: ojos cerrados, boca semiabierta y sostiene su aletargado rostro con la mano. Es un plano contundente, centrado en detalles que ironizan el ritual de confesión. En el fondo se ven embullidos por la noche la cola de los que esperan ser confesados. El fotógrafo con esta composición deja al receptor de la fotografía que imagine lo que sucede, y se ofenderá o se reirá de estos contenidos visuales.
Hay dos fotografías a las que haremos referencia que nos acercan a la concepción estética y de la la risa de Francisco Villazán y Carrillo. La primera de ella es una tauromaquia circense, el título de la fotografía es “Cine circo arenas. 1956.” El evento tiene lugar en una plaza de toros, donde no se ve un bravo y robusto espécimen, sino se está ante un escuálido becerro, con los cuernos cortados y lijados. Lo que sorprende de esta imagen es como el reportero gráfico logró captar el instante, en que uno de los toreros salta sobre la empalizada antes de ser alcanzado por los cuernos del becerro, y es fotografiado en ese momento, destacando las nalgas y sus piernas abiertas. Los espectadores del espectáculo sonríen, o ríen, y otros hacen gestos de estupor por la trágico-comedia.
Una atmósfera similar se hace presente en el reportaje gráfico titulado “Descomiso de bicicletas”, 1956, donde una camioneta de la inspectoría de tránsito, está llena de bicis decomisadas amarradas con mecate. Pues la dictadura de Pérez Jiménez, impuso a los bicicletistas la obligación de tener licencia de manejar, certificado médico, y placas. El fiscal en vista de esta normativa cumple su papel de secuestrador de la dictadura, mientras la Seguridad Nacional secuestraba la libertad de los venezolanos. Es una situación que tiene un doble sentido, y es tanto ayer como hoy un absurdo que niega la democracia, tal como ocurre en el país con los presos políticos. A través de estas fotografías reporteriles podemos aproximarnos a un lenguaje visual pleno de humorismo, e ironía, y una visión crítica que son algunas de las facetas de la estética de Francisco Villazán y Carrillo que se develan al remirar su portafolio.
Hemerografía de Francisco Villazán y Carrillo:
– Carlos Eduardo López (1/8/2012). Francisco Villazán y Carrillo, Cronista Gráfico del siglo XXI, p.C-8, El Impulso, Barquisimeto, Venezuela.
– Carlos Eduardo López (17/7/2013).”Ultima Hora”, p.C-6, El Impulso, Barquisimeto, Venezuela.
– Carlos Eduardo López (16/3/2013). El Entierro de Carlos Gardel por Francisco Villazán y Carrillo, El Impulso, p.C-6, Barquisimeto, Venezuela.