El dilema de escoger al próximo gobierno de Venezuela en la época post dictatorial
En el marco, de las pretendidas aspiraciones del chavismo de reemplazar a Nicolás Maduro por un candidato a diferente a éste, en un especie de auto golpe de Estado, en el cual Venezuela continuaría secuestrada por tal dictadura chavista, de tendencia marxista leninista, con la excusa de que el culpable de todo el derrumbe de Venezuela habría sido ocasionado por el actual presidente Nicolás Maduro, designado precisamente por Hugo Chávez Frías como su auténtico y único sucesor, antes de su muerte; he optado por escribir sobre el tema de la nueva estructura gubernamental, que deberá crear la oposición, para gobernar eficiente, moderna y dignamente a Venezuela una vez que hayámonos expulsado al régimen dictatorial del poder.
Un aspecto importante y fundamental, para adelantar la discusión sobre el tema, es el de la lucha política intestina dentro del sector que se define como opositor (MUD) al régimen dictatorial de Nicolás Maduro, sector éste, que ya ha demostrado hasta la saciedad; que está desunido, desorientado y hasta rechazado por un sector de la población democrática venezolana, la cual al parecer los rechaza por traidores a Venezuela entre otras variadas razones; los cuales bajo ninguna circunstancia deberían ser parte del nuevo gobierno.
Por otra parte, existe un amplio tercer sector dentro de Venezuela, que no se identifica ni como opositores demócratas naturales al régimen, ni como defensores abiertos del chavismo, quienes tampoco definen sus preferencias políticas con claridad, pero se entiende de una u otra forma que aspiran formar parte de la próxima dirigencia gubernamental de Venezuela, lo cual tampoco tiene mucho sentido.
Luego, está el grupo de los dirigentes migrantes en el exterior, muchos de los cuales viven principalmente en los EE.UU. España, Colombia, u otros países, los cuales ya han demostrado que desean ser factores de poder en la nueva Venezuela democrática post chavista, una vez que se haya expulsado a tal dictadura del país, por cualquiera de las vías planteadas previamente hasta el presente.
Otro grupo importante de líderes calificados para ser parte del nuevo gobierno lucha abiertamente en Venezuela, algunos desde las cárceles, otros desde diferentes tribunas, todos aptos y competentes para formar parte del nuevo gobierno. Esta complejidad de ambiciones personales y grupales de formar parte del poder para la Venezuela post chavista, es natural que se presente, lo cual era de esperarse más temprano que tarde.
Lamentablemente para Venezuela, el liderazgo político democrático, continua fragmentado, desorientado, irrealista, ambicioso, irresponsable y en muchos casos amoral; razones más que suficientes para promover, un debate sobre la materia, que haga un llamado a tales sectores a objeto de que retomen la sindéresis, ecuanimidad y seriedad que alguna vez tuvieron y practicaron, para el bien y prosperidad de Venezuela su democracia y su futuro.
Teniendo en cuenta, que los factores externos de poder que nos apoyan y ayudan, tales como: ONU, EE.UU., Union Europea, La OEA, los países latinoamericanos, Bancos Mundiales, organizaciones defensoras de los derechos humanos, etc., los cuales pareciera también sufren las consecuencias de la desunión y pluralidad de tipos de liderazgos opositores existentes en el país y el en exterior, con quienes es fundamental inter actuar constantemente, para coordinar decisiones y acciones vitales para el logro de nuestra libertad; es la razón por la que existe la necesidad de unificación de todos estos factores de poder, que permita ensamblar un gobierno democrático unido, homogéneo, eficiente, transparente, moderno, capacitado para afrontar la inmensa y compleja tarea que tendremos los venezolanos por delante.
Luego de esta destrucción, económica, social, física, intelectual, moral y cultural, sufrida por el país, por la actual dirigencia cruel e irresponsable que gobierna al país, durante casi 20 años (2 décadas), es de esperarse, que la nueva Venezuela, renazca de las cenizas que quedaron, con mayor: claridad, impulso, vigor, organización, moral, energía, realismo, ambición, y organización; que nos permita continuar adelante sin equivocaciones ni dilaciones absurdas, ni falsas expectativas.
Para ello, es fundamental, construir un nuevo y óptimo equipo humano de trabajo idóneo, apto, uniforme en sus idiosincrasias políticas, y amante incondicional de las libertades y de la justicia, que permitan y faciliten la reconstrucción de Venezuela, para la felicidad total del país.
Aquellos factores que no encajen ni armonicen con los nuevos ideales de Venezuela, para la reconstrucción integral del país, deben ser rechazados, para participar como dirigentes u altos ejecutivos de un nuevo gobierno cuya labor debe ser óptima y productiva al máximo, única forma de garantizar el éxito futuro de Venezuela.
Luego del chavismo, es de esperarse que la armonía general en el país, se logre en base al respeto, al amor por Venezuela, al conocimiento, a la unión y al trabajo y unidad esfuerzos permanentes, que permitan rendimientos superiores a los requeridos para salir adelante y en los diferentes aspectos que nos planteemos. La mediocridad, inmoralidad, corrupción, mentiras, negligencias y demás debilidades ocurridas, durante estos últimos 20 años, deben ser execradas por completo de nuestras vidas y de nuestras costumbres y ambientes.
Ojala y Dios permita que este alerta que envió con este escrito al pueblo pensante de Venezuela, sea considerado, seriamente por el nuevo liderazgo del país, que dirija y gobierne a Venezuela como debe ser, en la época post chavista, la cual ha hecho tanto daño a la nación.
Escoger al próximo gobierno de Venezuela, significa entre otras cosas; a) deshacernos de las hipocresías del pasado, b) evitar las erróneas interpretaciones de los problemas reales y evidentes del país, c) evitar la vocación equivocada de servicio de muchos políticos, e) execrar al populismo, de la vocación de servicio real del político honesto, e) descartar la vocación fingida de demócrata de parte de muchos de nuestros políticos del pasado, f) descartar la vocación de servicio de los políticos corruptos, que solo buscan sus bienestar personal, g) evitar la falsa identidad de muchas organizaciones políticas que no saben diferenciar entre lo que conviene o no a Venezuela para su desarrollo integral y crecimiento económico sostenido en el tiempo.
En respuesta a una encuesta que publicó recientemente por Twitter el ex candidato presidencial de unas elecciones realizadas años atrás en Venezuela Roberto Smith, le respondería que, un equipo de gobierno para la actualidad que vivimos debe estar compuesto por los mejores profesionales de la política y de las demás profesiones que existen en Venezuela. Un equipo de trabajo como el mencionado, requiere de mucha amplitud y selectividad, porque se trata de reconstruir a una nación la cual ha sido devastada por un gobierno irresponsable y depredador.
Es decir, se necesitarían, los mejores: políticos, directores, emprendedores, economistas, sociólogos, gerentes planificadores, negociadores, ingenieros, ambientalistas, mecánicos, ingenieros de petróleo, médicos, profesores, ingenieros químicos, ingenieros electricistas, Ingenieros civiles, abogados, auditores, obreros, trabajadores, oficinistas, secretarias, etc., etc., que conformen un equipo de trabajo idóneo para lograr los grandes retos que nos plantearemos y enfrentaremos.
No se trata de sustituir a políticos por tecnócratas, ni por especialistas; puesto que en un gabinete y equipos de trabajos como los que se necesitarían, se rebasarían las exigencias tradicionales de cada gabinete, tal como el que se necesitaría para la nueva Venezuela a iniciarse una vez hayamos sacado del poder a las lacras e ineptos que hoy nos gobiernan.
Tampoco se trata de tomar revancha de los políticos que por alguna u otra razón, no han estado a la altura de los acontecimientos en los que participaron, como opositores. Se trata simplemente de escoger a los mejores y más honestos políticos, directores, gerentes, técnicos e intelectuales que dieron la talla en esta desigual lucha, como demócratas y opositores entre los cuales existen unos cuantos bien capacitados, para gobernar.
Para un país como Venezuela, debería ser vergonzoso, y preocupante tener una burocracia tan grande de casi 35 ministerios y otros tantos institutos o empresas del estado, que dan perdidas escalofriantes en sus economías. Lo cual debería llamar nuestra atención, y desde un principio, reducir drásticamente el tamaño y estructura del gabinete existente en la actualidad y reducirlo a unos 10/15 ministerios, cada uno bien consolidado y equipado con el mejor personal organizado posible que se pueda lograr.
El resto del personal que se requiera, para resolver determinados y álgidos problemas, se pudieran contratar local y/o internacionalmente, tales como proyectos y estudios en general de una diversidad de actividades claves para la nueva Venezuela, tales como el redimensionamiento, modernización y privatización de algunas empresas estatales que requieran, ser mejoradas, redimensionadas y/o rescatadas de su deterioro y/o incompetencia actual.
No señor Smith, no se trata de pasarle factura a los políticos, personajes y especialistas opositores que ha fracasado en esta lucha contra la dictadura chavista. Se trata de darnos una oportunidad para modernizar y optimizar la burocracia en Venezuela, para el beneficio de las nuevas generaciones. Si vamos a tener empresas estatales, que éstas sean las mejores y más rentables de la región latinoamericana.
Nuestra futura burocracia debe ser ágil, moderna, dinámica y rápida en sus respuestas a la colectividad. Debemos intentar al menos, mejorar nuestros indicadores de productividad y optimizarlos al máximo posible que se pueda. Dejemos la flojera y diversión atrás y enfoquémonos en ser más eficientes y más rendidores en nuestros trabajos. Tenemos demasiados días feriados en nuestro calendario de trabajo, que pesan una enormidad a la hora de medirnos o compararnos en productividad individual contra otras naciones.
No se trata de dar comida gratis y empleo artificial al pueblo. Se trata de dar educación integral, crecimiento profesional y confort real factible al pueblo, que no desangre la economía del país. Por ello, la vital importancia de asignar el mayor porcentaje posible de las actividades de la economía del país en manos de la empresa privada, reduciendo sustancialmente, la carga burocrática del gobierno a su mínima expresión y al mismo tiempo, generar suficiente crecimiento económico real, real y sustentable, que permita mejorar la calidad de vida de toda la nación.
Esa sería una visión política económica inteligente de ganar – ganar. Si queremos competir económicamente con otras naciones debemos ser racionales, ambiciosos, astutos e inteligentes. Esa racionalidad y equilibrio a exigir a los próximos dirigentes políticos y gubernamentales de Venezuela, pudiera ser la razón y la diferencia para compensar la existencia de tantas expectativas y frustraciones del pueblo durante décadas, a la espera de respuestas, y resultados sensatas y efectivos las cuales jamás hemos sido capaces de ofrecer ni garantizar a la nación, debido a nuestra miopía y corta visión sobre lo que debería ser nuestra economía real y factible.
Me resisto a creer, que el pueblo demanda dadivas y regalos del gobierno de turno para poder ser feliz. Esa interpretación errada del venezolano de siempre es quizás la razón, por la que no terminamos de aprender a leer sus ambiciones y sueños. Estoy totalmente convencido, y ganado a la versión, de que el pueblo mayoritariamente prefiere que se le enseñe a pescar, a que se le regale el pescado, listo para freir.
La nueva Venezuela, la que se perfila, una vez que saquemos al actual régimen dictatorial del poder y reinstalemos al nuevo gobierno, deberá ser mucho más eficiente y efectiva en resolver los problemas sociales de pobreza crítica y generales el pueblo. Por ello, será necesario que cambiemos de enfoque y de estrategia. Es hora de cambiar la orientación del país para bien del pueblo y de la sociedad entera y nos dediquemos a rediseñar lo que haya que rediseñar, y a mejorar, lo que haya que mejorar.
Se ignora la magnitud la magnitud del daño causado hasta el momento a Venezuela, así como el tipo de la ayuda ofrecida por los EE.UU., y otras naciones libres, para la reconstrucción de Venezuela, ayuda esta con la cual el nuevo gobierno deberá armonizar, coincidir y apoyar, puesto que se trata una generosa contribución, que aceleraría el proceso de normalizar las actividades productivas en nuestro país, para el desfrute de la nación entera, sin distingo de rangos ni clases sociales, ni políticas.
Si hasta ahora, Venezuela ha sido inmensamente dependiente del petróleo, en la nueva Venezuela que perfilamos, debemos hacer un esfuerzo supremo y hasta obsesivo, de intentar “sembrar realmente el petróleo” que podamos producir y administrar de ahora en adelante. E incluso, establecerlo claramente en nuestra constitución, y/o por la ley de hidrocarburos, con el objetivo primario de que los gobiernos futuros, todos tengan ese deber constitucional y sagrado de lograr diversificar y hacer crecer la economía del país a sus máximos niveles satisfactorios.
Nuestra constitución actual, la de 1999, debe ser profundamente revisada y mejorada por las mayorías de los venezolanos, que profesamos y preferimos la democracia, luego que saquemos al chavismo del poder. En consecuencia, nos opondremos rotundamente a los cambios que un grupito de sediciosos y traidores a la patria, que pretenden realizar en nuestra constitución actual, al copiar vergonzosamente la de otros países totalitarios como Cuba.
Es oportuno el momento, para aclararle al régimen chavista, que Venezuela cambiará y retomará nuevamente la ruta de la democracia, las libertades y la justicia, y permanecerá siendo libre hasta el final de los finales, hagan lo que hagan, cambien lo que cambien; puesto que más temprano que tarde, serán expulsados del poder y muchos de sus líderes, terminarán en prisión por los diversos crímenes cometidos y aún continúan cometiendo.