El Desgaste del Populismo en Brasil y en América Latina
Sin lugar a dudas, el más importante fue el triunfo alcanzado en el Brasil, en el que el Presidente Lula con su Partido de los Trabajadores, parecía proyectar el peso de ese país. Se trataba de una realidad exitosa gracias al impulso dado por las reformas que hizo Fernando Henrique Cardoso, que permitió que la bonanza de sus logros beneficiara al Gobierno de Lula especialmente dirigido a los sectores más pobres, y afincando se en una exitosa productividad empresarial y económica que atrajo las miradas de todos los Continentes
Han pasado 12 años desde que el PT está en el Poder, y de repente la estrella roja se convirtió en una luz roja en la que millones de indignados brasileños rechazan de manera contundente los efectos de una corrupción que golpea las esperanzas especialmente de los sectores más empobrecidos al producirse una elite de beneficiados políticos y sus aliados del sector privado que se han enriquecido de la manera más grosera, a lo que se suma una ineficacia que hace que los grandes logros alcanzados por el gigante de América del Sur fracasara en su ambición de imponer la hegemonía política, informativa y cultural. Se trata de un Brasil sacudido por la opinión pública en el que el poder actual se desinfla, mientras sus dirigentes más destacados están o en las cárceles, o en juicios o tratando de presentarse como víctimas y no como responsables de la corrupción y de la tentación autoritaria.
Ello no se da sólo en Brasil. En los otros países que asumieron posiciones similares, se repite la misma realidad brasileña, y en algunos de ellos se agravan por una tentación totalitaria, represiva y militarizada enfrentada por partidos de oposición que han entendido que es necesario lograr una transición en cuya formulación cobran un papel destacado las redes sociales en las que los jóvenes, en búsqueda de alternativas democráticas y transparentes que se centren en el tema de la justicia social, pero sin aplastar las reglas éticas ni los principio de la democracia y los derechos humanos se ve en la perspectiva futura. Ese es el gran reto del futuro. El péndulo se mueve.