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El cambio de un subsidio por un impuesto

En una economía normal, los bienes suben y bajan de precios por razones económicas propias que la racionalidad de los mercados expresan en función de las ocurrencias en  el proceso de creación de riqueza; cae la oferta y/o crece la demanda, suben los precios; el equilibrio es fundamental para sostener inversión, empleo, ganancias y salarios. Si esa economía no refleja esa racionalidad, las cosas se complican, la inflación envilece la moneda y los controles descapitalizan a quienes producen y trabajan, los bienes escasean, aparecen mercados negros donde los precios expresan el efecto perverso de los controles. Hoy ocurre con cientos de bienes y como la propuesta encierra la misma filosofía de los controles la gasolina con todo y precio subido iría a los mercados negros como en los meses del paro petrolero en 2003.

Las economías son sin embargo no tan simple, veamos. En términos nominales, al gobierno no le «escasean» bolívares –con escasos dólares- para eso devalúa, para vender su ilusión monetaria y como no tiene planteamiento antiinflacionario, utiliza la inflación –el impuesto inflacionario efectivo- para obtener bolívares y así expandir el gasto público nominal. La ruta es esta: lo que pagamos con inflación hoy, lo cobra el gobierno anticipadamente cuando BCV le envía camiones llenos de dinero impreso y digital. No lo sentimos, pero fuimos literalmente confiscados. Y en una carrera consigo mismo, su primer cliente, ajusta precios para que le rindan los bolívares inflacionarios, la típica vorágine hiperinflacionaria del círculo vicioso creado entre dinero y el déficit fiscal. De cada 90 céntimos de bolívar que Ud. paga en el mercado tiene origen y destino inflacionario, es la hiperinflación que ya llega a tres dígitos.

Hay un sin embargo, y es que el problema central del gobierno se origina «en términos reales» con la caída de la renta del petróleo en dólares, cuyo flujo de caja negativo revela la grave situación financiera de Pdvsa y del gobierno, en virtud que las obligaciones financieras/no financieras de Pdvsa superan el ingreso en divisas, haciendo que ésta estire la arruga de sus pasivos financieros y contingentes. De manera que para venderle divisas al BCV (reservas) y con esos proventos pagar su contribución fiscal con bolívares, queda muy poco, es esa la escasez de dólares que vemos a diario como fuente de la escasez de bienes. El BCV compensa esa caída de la renta del petróleo en «fresh» prestando a Pdvsa cuanto pida para monetizar el déficit fiscal del gobierno.

La merma  de la renta petrolera tiene origen, en la caída de la producción, descapitalización de Pdvsa por acuerdos fiscales que tiene que pagar con petróleo como el Fondo Chino, donde Pdvsa, paga intereses con petróleo y productos vendidos a China,  mientras esta vía Bandes y Fonden le vende al gobierno vitualla para sus megaproyectos que ve a su alrededor. Un arreglo financiero a todo costo y sin beneficios, donde China adquiere petróleo en sus puertos por debajo de mercados internacionales, para ello los VLCC viajan 45 días para buscarlo, porque si tuviese que comprar en Caracas a precios de mercado, irían al Golfo Pérsico donde hay petróleo como arroz. El precio que China paga es precio internacional menos el flete y descuento –geopolítico- a Singapur es igual a lo que Pdvsa pierde al no venderlo en el Atlántico.

Así, ese  ingreso petrolero pasa por Bandes –luego a Fonden, el hueco sin fondo ni controlabilidad y desaguadero del gasto público, -sin transferirse a Pdvsa toda esa renta- constituye un oneroso mecanismo fiscal que sirve los incentivos de la clase política que se adelanta así al reparto de la renta capturada en Bandes y Fonden.  Con Petrocaribe, ALBA y otros acuerdos ocurre de modo similar, el petróleo es pagado en especies y financiado por Pdvsa con intereses por debajo de los que ella paga en los mercados. ¿Cuánto perdemos en efectivo de caja por esos arreglos?

La propuesta de subir el precio de los combustibles enmarca en sí ab initio una contradicción. O los proventos de los nuevos precios van a reducir perdidas de Pdvsa, o se va a un fondo para que el gobierno reparta como lo anuncio el Presidente. Si el aumento va en dirección de esta última propuesta, el fondo, seria alimentado con bolívares extraídos del tanque del automóvil, para llevarlo al fisco para que este reparta; es un impuesto. También sabemos que ese reparto traerá más costos en  burocracia, ineficiencias y corruptelas que desvanecieran las «economías» del aumento del precio.

No queda acá todo, es evidente que el incremento del precio no dará fondos suficientes ni para cubrir pérdidas de Pdvsa ni para el Fondo del Presidente, la propuesta enmascara lo que será el nuevo mercado de combustibles, racionado con todo tipo de artificios electrónicos, para que permita a Pdvsa ahorrar dólares en gasolina importada, volumen que hoy montan a más de 135 mil barriles/diarios y buscar así resolver su problema central: escasez de dólares.

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