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El adoctrinamiento chavista y la reconstrucción de la identidad del venezolano

Ya son casi 18 años de repetición de un mensaje que, gracias a la utilización de varias técnicas probadas por su eficiencia, ha logrado calar en el cerebro del colectivo. Si bien no es la totalidad de la sociedad, el chavismo —desde sus inicios— apuntó su artillería seudo-ideológica a los sectores más vulnerables de la población y, hoy en día, ha logrado recoger sus frutos.

Usando viejas tácticas, el chavismo ofreció no sólo el concepto de una supuesta integración y participación directa del poder, sino que convirtió la figura del líder en la de un dios, un padre que amaba a sus hijos y les ofrecía protección y un lugar en la nueva Venezuela a cambio de la entrega de sus almas a la revolución.

A través de discursos maratónicos, programas de radio y televisión, libros, adoctrinamiento en las escuelas, cursos de ideologización para la juventud, programas especiales, entrenamientos y dirigentes que repiten el mismo mensaje, el chavismo logró convencer a muchos de que en el «Comandante» y en el PSUV podrían encontrar todo lo que anhelaban para sus vidas.

Hugo Chávez, gracias a sus cualidades histriónicas y su enorme capacidad de comunicación, consiguió persuadir a una parte de la sociedad venezolana para que le entregaran su fe y su voluntad. Los convenció de que había dos Venezuela, y que una de ellas conformada por escuálidos, derechistas, fascistas, oligárquicos, etc., representa el obstáculo para la consolidación de la mejor revolución del mundo. Y como si de una secta se tratara, el modelo seudo doctrinario empujado por Chávez y sus acólitos, sembró el odio social como herramienta para manipular, dividir y triunfar.

El líder se presentó como la salvación, el único capaz de amar a Venezuela y por tanto era indispensable para la paz, el progreso y la felicidad del pueblo. Asimismo, convenció a muchos de que la entrega debía ser total y que, de ser necesario, deberían morir por su causa.

Como la promesa de amor no es permanente, entonces recurrió al miedo que es, sin duda alguna, un “gran motivador”.

Aquellos que osen desertar de la revolución, obtendrán como castigo el fin. Sin la revolución vendrá el caos. Así, una parte de la población se transformó en una especie de rebaño paranoico, radical, entregado, fiel y capaz de sostener hasta lo insostenible.
El chavismo logró impregnar en sus seguidores el sentimiento de culpa, con los que los obligaba a monitorear hasta sus más íntimos pensamientos, hasta que consiguió que se desfiguraran, a tal punto que no pudieran reconocerse.

Muchos venezolanos nos preguntamos, ¿cómo es posible que a estas alturas, cuando la tragedia y la miseria se muestran a lo ancho y largo de Venezuela, exista gente que permanece fiel a un proyecto político tan destructor como el chavismo? ¿Qué le pasó a la gente en Venezuela, qué tipo de transformación se produjo en aquellos que se entregaron al chavismo inducidos por la búsqueda de fe, amor y de soluciones fáciles?

El adoctrinamiento

Justamente discutíamos en un chat de WhatsApp, qué se puede hacer para reeducar a la población que permanece sumisa al régimen, evidentemente adoctrinada. Ese grupo grande al que Chávez logró convertir en sus adláteres, para quienes sigue siendo un operador que superó la figura de Dios, una especie de fuerza omnipotente capaz de generar sentimientos y deseos que ningún otro jefe de Estado había logrado hasta el presente. Chávez logró romper en parte de la población el sentido propio de cohesión psíquica, a tal grado, de que muchos se sintieron y, se sienten aún, unidos al líder por una relación de pertenencia que se expresó de manera clara cuando el caudillo falleció.

El perverso modelo de adoctrinamiento incluyó el manejo de las presiones, ser inexorables, ser humillados de vez en cuando, controlar lo que ven, leen, escuchan y entienden. De allí que fuera y siga siendo incesante la repetición del mensaje a través de los discursos del líder (vivo y fallecido) diciendo lo mismo una y otra vez, hasta lograr generar pequeños compromisos que con el tiempo se convirtieron en una entrega casi total de la mente, los deseos y las acciones.

Es tal grado el nivel de dicho adoctrinamiento que a pesar de las trágicas circunstancias que vive el país actualmente, aún se encuentran personas que se niegan a renunciar a la revolución y aunque están viviendo en un infierno, creen que viven en la gloria y culpan a los otros (a la derecha) de los desmanes del sistema.

El miedo como método de control

El chavismo logró inculcar el miedo en la población y mantener el control de sus seguidores por muchos años. La teoría del control del pensamiento, el adoctrinamiento o, en muchos casos, lavado de cerebro, se imponen a la hora de buscar una explicación racional a la irracionalidad del comportamiento del venezolano que vio en el chavismo la solución mágica a sus problemas.

El adoctrinamiento tiene efectos conocidos, tanto sociales como psicológicos que operan dentro de estos conjuntos como son la pérdida de la identidad individual, la sumisión, la conformidad y renunciación al pensamiento independiente que operan bajo la presión mutua, siguiendo las líneas de la difusión de la responsabilidad individual y el pensamiento colectivo.

Elevación de Chávez a los altares y exaltación del chavismo 
La reforma del pensamiento, adoctrinamiento o reeducación, se lleva a cabo mediante la aplicación de algunas técnicas de persuasión, bien coercitivamente o no, para cambiar las creencias, conducta, pensamiento y comportamiento de una persona o grupo, de modo de poder ejercer sobre ella o ellos, control, bien político, religioso, moral, o de cualquier otro tipo.
Sin duda alguna existen elementos que definen este tipo de patologías en muchos venezolanos.
La transformación de la psiquis

La llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela y con él la instauración de su corriente política y de comportamiento en el país, el chavismo transformó la psiquis colectiva. El daño es tan profundo que 3 años después de su muerte, los seguidores aceptan ciegamente todo lo que se dice e impone desde la cúpula del poder oficialista. La desaparición física de Chávez fortaleció más aún el culto su figura, que actualmente es venerada. Muchos de los seguidores han sobrepasado los linderos de la admiración y respeto, para caer en el terreno de la adoración y la idolatría.

Control del pensamiento

Las personas, el ser humano, poseen formas de pensamiento y actuación condicionadas bien por su propia condición genética, como por el entorno, al servir la familia, la escuela y la sociedad, en general, como moldeadores o modeladores, de dicha manera de actuar y de pensar.  Es aspecto fue usado por el régimen para sembrarse en la mente de las clases más vulnerables.

La alteración de este pensamiento y conducta mediante diferentes técnicas o métodos supone la transformación de las posiciones y creencias para encarrilarlas, por decirlo coloquialmente, en las pautas y doctrina que impone una corriente ideológica o religión.

Adoctrinamiento como política de Estado

Tal como lo hemos sostenido, el chavismo desde su llegada al poder instauró una política de adoctrinamiento, incluso, admitida y anunciada en cierta ocasión por Francisco Sexto, cuando estaba a la cabeza del Ministerio de Cultura.
Es política de Estado la alienación del pueblo venezolano a una sola idea política, la chavista, que se materializa en la reforma educativa, la repetición de consignas en cuarteles, escuelas, UBCH, patrullas y cuanto grupo social —es prolífico el oficialismo creando asociaciones de todo tipo— hasta el punto de unificar y convertir en uno solo el mensaje que se emite desde estas instituciones y colectivos.
¿Oponerse? ¿Objetar? Muchos de los que lo han intentado están en el exilio y si permanecen en el país son objeto de persecución y hostigamiento. Otros se encuentran tras las rejas. 96 presos políticos y miles de detenidos por protestar pueden dar cuenta de esto.
Así en el mejor de los casos, pues otros con menos “suerte”, simplemente reposan en el cementerio.
Cuarteles y escuelas bajo control

Por ejemplo, la educación militar que tanto Chávez como su sucesor, Nicolás Maduro, instauraron en las escuelas desde el preescolar hasta el bachillerato tiene el avieso propósito de uniformar el pensamiento de los niños y jóvenes venezolanos.
Según lo expuesto por el gobierno «la educación militar debe ser bolivariana, nacionalista, socialista y antiimperialista e incorporar las bases doctrinarias, filosóficas e ideológicas del pensamiento y acción de Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Ezequiel Zamora y del comandante supremo Hugo Chávez Frías».
Los cursos de “Formación socialista” que el Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, imparte a su militancia para que después se conviertan en agentes multiplicadores de la doctrina chavista en los barrios y comunidades, sólo buscan enseñar y reforzar las líneas de pensamiento que la cúpula partidista quiere imponer al pueblo venezolano. No hay más que escuchar a cualquier dirigente de un consejo comunal o comuna para comprobar la uniformidad del pensamiento y del mensaje.

La presencia cubana en Venezuela, aparte del pregonado servicio social y médico con que el gobierno justifica su presencia en el país, tiene por finalidad lo que en otros tiempos habría sido inverosímil llegarlo siquiera a pensar o suponer: la colonización.

Guerrilla colombiana de su cuenta en Venezuela
Y si esto es grave de por sí, verdaderamente escandaloso resulta el que la guerrilla colombiana  procubana del Ejército de Liberación Nacional, ELN, tenga presencia en las escuelas públicas del país para adoctrinar con la anuencia del gobierno. Este grupo terrorista distribuye en los centros educativos —entre otros documentos y fascículos— a los niños y jóvenes la revista Antorcha Elena, una publicación de propaganda de su doctrina criminal.

El presidente del Colegio de Profesores Seccional Táchira, Javier Tarazona, denunció que «el Estado venezolano es cómplice de la guerrilla colombiana y de los grupos irregulares para que operen aquí. El Estado los protege, es complaciente».

Con respecto al reparto de propaganda guerrillera refiere que con estas entregas «deforman a nuestros estudiantes y ciudadanos, así como también ponen en riesgo que algún día no muy lejano recluten a nuestros niños, niñas y adolescentes para formar parte de esas agrupaciones revolucionarias».

Para remate, en el estado Táchira gobernado por militar chavista retirado José Vielma Mora, opera la emisora radial del ELN, “La Insurgente Estéreo”, con la anuencia del mandatario regional.

De nada han valido las denuncias que al respecto ha hecho Colegio de Profesores de la entidad. Los guerrilleros siguen haciendo apología del terrorismo que practica a través de las ondas hertzianas.
Culto a Chávez, a Cuba y al comunismo

La difusión del mensaje chavista, de exaltación de la figura de Hugo Chávez ha llegado a niveles tóxicos, la perorata del supuesto legado del “comandante supremo” inunda cada rincón de las escuelas, liceos y centros de educación superior bajo el control gubernamental, así como las reuniones vecinales, de los consejos comunales y colectivos de todo tipo.

Tal política de intoxicación ideológica se extiende a la difusión de líderes que son completamente ajenos a la realidad venezolana, como el «Che» Guevara y Fidel Castro.

Con expresiones como “El Che luchó en Cuba” o “Cuba sí, yanquis no”, los textos de enseñanza de lectura dirigidos a los pequeños instruyen sobre el uso de las letras “Ch” y “Y”, respectivamente.

El calendario escolar ahora refleja una celebración que hace 17 años era impensable, pues ahora para los estudiantes el 8 de octubre es el Día  del Guerrillero Heroico, en honor a Ernesto “Che” Guevara.

Libros y canaimitas: instrumentos de ideologización

El grito «¡Chávez vive!» emitido por los maestros y profesores en los salones de clase es respondido por el alumnado con un «¡La patria sigue», una consigna que repetida día a día va inoculándose en cada muchacho venezolano con un solo objetivo: el adoctrinamiento.

Todo esto a pesar de que la Ley Orgánica de Educación prohíbe expresamente el proselitismo político dentro de las instituciones educativas y los textos de enseñanza escolar. En la citada legislación se exige, por el contrario, la educación «libre, plural y democrática», pero esto es simple letra muerta.

Una lección obligada de aprender en cada aula venezolana es la biografía de Hugo Chávez, una página que ha venido tergiversar y descontextualizar la historia contemporánea.

Y es que denominado “comandante supremo” es equiparado  —según lo expuesto en la semblanza— y muchas veces supera y llegan a ubicarlo por encima de la figura del Libertador Simón Bolívar.

Por ejemplo, una página de los libros distribuidos contiene una supuesta conversación sostenida entre Hugo Chávez y el Bolívar, en la que el último prácticamente se convierte en un mero precursor de la independencia y se exalta al primero como el verdadero libertador del país.

Allí Simón Bolívar le dice a Hugo Chávez: “Yo te acompaño en tu sueño de libertad, que fue también el mío”. Esta versión oficial indica que la independencia de Venezuela es obra innegable de Chávez por haber sacado al país de las garras de la que llamada “tiranía imperialista”.

Del mismo modo la biografía de Chávez expone: “Hugo se quema las pestañas estudiando y lo hace con un fusil en una mano y con Bolívar en la otra, las dos armas que utilizará para sus luchas futuras”.

Los textos escolares donde se exalta a Chávez, el chavismo, el comunismo y al régimen cubano, son distribuidos por el gobierno venezolano a más de seis millones de niños en las escuelas públicas venezolanas.

El nivel de adoctrinamiento impartido en las escuelas y liceos venezolanos ha llegado al extremo de que querer explicar las operaciones matemáticas a través de problemas donde tiene más protagonismo el asunto ideológico que la propia enseñanza de los procedimientos de cálculo. La Colección Bicentenario expone, al parecer de manera deliberada, conceptos y antivalores propios de la ideología oficialista.

De este modo, la educación venezolana ha dejado de responder a los criterios pedagógicos y académicos para someterse a los del proselitismo político e ideológico del chavismo y el comunismo.

Cual bomba de tiempo que seguramente está destinada a explotar en el cerebro de los niños y jóvenes venezolanos, el gobierno entrega vanagloriándose hasta el cansancio de ello, unas minicomputadoras bautizadas con el nombre de “canaimitas”, las cuales vienen cargadas de munición ideológica de exaltación a Hugo Chávez, el chavismo, el proceso revolucionario, Cuba, el comunismo, así como del proceso de militarización de la sociedad.

El enfermizo proceso de adoctrinamiento no descuida ningún detalle, pues hasta las calcomanías que se reparten entre los pequeños para que identifiquen sus libros y cuadernos, llevan impresa la imagen de Hugo Chávez.

Sólo a él se le reconoce como presidente de la república, el resto fue borrado de la historia. Se le idolatra y se le otorga una supremacía por encima de cualquier otro venezolano. El chavismo borró de un plumazo a todos los héroes de la patria y anuló la figura de quienes descansan en el Panteón Nacional.
La confrontación es una lección subyacente en los textos escolares: la “gran batalla”, el conflicto, la disputa y el lenguaje confrontacional que caracterizó a Chávez se refleja en cada página de los textos escolares.

Decadencia y deterioro de la educación y las escuelas
Otro elemento que atenta contra objetivo de alcanzar una educación de calidad y, por el contrario, promueve la decadencia, es el ínfimo presupuesto que el gobierno venezolano destina a la infraestructura escolar —mantenimiento de escuelas y liceos existentes y la construcción de nuevos planteles—, al igual que los nulos recursos destinados a la dotación bibliotecas y laboratorios.
Las escuelas se están cayendo, hay filtraciones en los salones de clases, sus techos y paredes se desploman al piso. La situación ha llegado a tal extremo que no en pocas ocasiones la prensa ha reseñado a maestros impartiendo clases debajo de un árbol, bien por no tener donde hacerlo o por evitar que los salones que tienen se vengan encima de los muchachos.
Aparte de las referidas “cartillas doctrinales” que el gobierno entrega a los estudiantes bajo el nombre de textos escolares, las bibliotecas hace años no reciben nuevos libros. Todas las bibliotecas públicas del país están desactualizadas.
Los laboratorios de Física, Biología y Química en los que los muchachos se familiarizaban y experimentaban, son cosa del pasado. Los estudiantes en la época del socialismo del siglo XXI no saben lo que es un tubo de ensayo y mucho menos un microscopio.
Lo que si reina en las escuelas es la mediocridad, tanto de los cuadros directivos, como de los maestros que, sometidos a sueldos de hambre, han descuidado, o mejor, dejado en el olvido, la actualización académica.
Literalmente hablando, los bachilleres egresados en tiempos de revolución son simplemente unos analfabetas funcionales.
También en las universidades
Aquello de que las universidades son centros formadores de pensamiento crítico no opera para los centros de educación superior bajo el control del chavismo, entre ellos, la Universidad Bolivariana de Venezuela, UBV.
Financiada con recursos del Estado, pertenecientes a todos los venezolanos, la UBV opera como un simple plantel de adoctrinamiento donde la diversidad del pensamiento humano es desconocida por el alumnado.
En las aulas de esa casa de estudio lo que se impone es un agresivo programa destinado a inocular en los muchachos el pensamiento único, la lealtad al gobierno, el marxismo y el comunismo.
Las doctrinas de Adam Smith son absolutamente desconocidas en la UBV y, muy probablemente, los estudiantes ni siquiera deben saber quién era.
Cualquiera que haya egresado de una universidad autónoma puede dar fe de cómo en ellas se imparte todo tipo de pensamiento. Nunca se le ocurrió a los gobernantes anteriores a Chávez, pretender someter a las universidades a un pensamiento único.
Muy por el contrario, en las universidades de tiempos de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi, Luis Herrera o Rafael Caldera, se daba a conocer a diestra y siniestra el pensamiento marxista. Muchos de los que han gobernado en los últimos 17 años también son testigos de ello.
No solamente los alumnos son adoctrinados en la UBV, también los profesores. Previo a la contratación del personal docente este es sometido a cursos que lejos de impartir los principios pedagógicos, se dedican a bombardear con propaganda chavista a los futuros profesores.
Profesor que corra el riesgo de fomentar la crítica y hacer observaciones al gobierno y a la ideología socialista, corre el riesgo de quedarse sin empleo y, lo peor, de ser sometido a persecución, acoso y hostigamiento.
Asimismo la educación en las aulas es monitoreada, incluso por estudiantes que operan como espías y quienes denuncian cualquier intento de los profesores de objetar las políticas de gobierno o de exponer otras tesis distintas u opuestas al pensamiento comunista.
En la UBV, como en el resto de las universidades dependientes del estado, impera la doctrina del filósofo marxista Louis Althusser, según el cual toda educación es necesariamente transmisora de ideologías y lo importante es asegurarse de que se transmita la ideología liberadora, y no la burguesa.
Grave y patético
Resulta sumamente grave que ni siquiera una carrera como la medicina referida a la vida misma del ser humano, sea objeto de respeto por el chavismo.
La creación del programa Medicina Integral Comunitaria, es un ejemplo patético de ello.
Diametralmente opuesta a la Medicina tradicional, la formación médica chavista concebida para para la atención primaria y la prevención de enfermedades en comunidades, egresa a “profesionales” que, según han denunciado la Academia Nacional de Medicina, médicos y profesores de las universidades autónomas, no están preparados para atender a la población.
No pasan por los hospitales y ni siquiera hacen la práctica rural.
Ciencia ficción
Sin embargo no todos son partidarios de la efectividad del lavado de cerebro o control mental. Muchos admiten el adoctrinamiento, pero estiman que el cambio absoluto del pensamiento y conducta de la manera como los defensores del lavado de cerebro lo pregonan, es imposible.
Sostienen que un régimen puede manipular y adoctrinar a través de propaganda y el sistema educativo, pero advierten que el adulto cuenta con suficiente autonomía individual para resistir dichos intentos de hacer cambiar su pensamiento.
Aseguran que difícilmente la manipulación y el adoctrinamiento convencerán a una persona adulta para lo que no esté predispuesto ya aceptar. Creen que la inclinación previa a una determinada idea o concepto priva a la hora de aceptar como ciertas las doctrinas y propaganda a través de las que se les somete mediante el adoctrinamiento.
La observación a realizar aquí irá en torno a que no solamente los adultos están siendo sometidos a este bombardeo ideológico, sino también los niños y los adolescentes, donde sí es determinante la formación que reciban. Un  ejemplo de lo que puede lograrse con el adoctrinamiento y el lavado de cerebro lo pueden encontrar en un trabajo publicado la semana pasada en este blog, titulado Crónica de una chavista en Nueva York, ejemplo de la juventud con lavado cerebral.  La nota relata una entrevista que sostuve con una joven adoctrinada a lo largo de casi 18 años de revolución. Los resultados están a la vista, el chavismo además de adoctrinar a los venezolanos, ha producido un grave efecto en la infancia y la juventud venezolana, afianzando la cultura del clientelismo, de la flojera, de la pereza mental, la mediocridad, el conformismo, la abulia, la viveza y el facilismo que caracteriza al hombre nuevo con el sello del Socialismo del siglo XXI.
Los que nos sentimos comprometidos con Venezuela debemos aportar nuestros mejores talentos para contribuir con la reeducación de la población afectada por los años de adoctrinamiento. Hay que revertir el daño y buscar alternativas efectivas para transformar los valores de la sociedad, aún estamos a tiempo…
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