El 1° de septiembre desde las comunidades
Muchas y diferentes expectativas se vienen levantando de cara a la manifestación de este primero de septiembre. En el transcurso de la semana pasada se reprodujo en los medios un comunicado de la MUD estableciendo objetivos y propuestas para la participación.
Queremos sumar nuestra perspectiva al respecto. Recoge la experiencia en las comunidades en las que venimos trabajando, en diferentes sectores del oeste caraqueño. Luego del anuncio de este encuentro, hemos venido sosteniendo una conversación con líderes, organizaciones y personas de las comunidades. Ante la propuesta de organizamos con miembros de la comunidad para participar en la manifestación surgen, desde la gente, las preguntas: ¿Qué vamos a hacer ese día? ¿Que esperamos de esa manifestación? ¿Qué sentido tiene?
Establecemos un diálogo con personas con distintos visiones políticas, cercanas y opuestas a las de los partidos que conforman la MUD. Con personas y organizaciones que realizan, desde hace largo tiempo, labor social, trabajando con las comunidades en la solución de los profundos problemas que las afectan. Con personas que viven allí y apelan a la solidaridad y los lazos convivencia, que con gran esfuerzo mantienen en su comunidad.
Un dialogo con la gente.
En la percepción de esta fecha, se lucha contra los fantasmas del inmediatismo y las soluciones mágicas. El primero de septiembre no se ve como el día en que se derrocara al régimen o se tomarán las calles. La conversación nos lleva a considerarlo como un hito en medio de una serie de eventos. Es una fecha importante, sí, pero enmarcada dentro de un proceso para el logro de cambios políticos que no se acabará, incluso, con la celebración del revocatorio.
La gente con la que nos reunimos participa en iniciativas como #alimentala solidaridad, donde hay un trabajo de la comunidad para organizarse e implementar iniciativas específicas a graves problemas. Problemas vitales, como la crisis alimentaria. Son personas que han asumido la responsabilidad sobre su propia realidad y actúan en consonancia para afrontar la situación, con tenacidad y consistencia.
El cambio liderazgo gubernamental a partir de la celebración de un referendo revocatorio, se ve como un objetivo que va más allá de preferencias políticas o ideológicas. Es a una condición necesaria no solo para lograr cambios políticos y económicos, sino para poder implementar nuevas formas de participación, que no sean excluyentes y sectarias, que logren un futuro apoyo del Estado a iniciativas surgidas de la comunidad y que puedan transformar la realidad. El derecho a revocar se ejerce como una herramienta para un cambio de paradigma.
Existe también un proceso de reflexión referente a la actuación de los cuerpos de seguridad, policiales y militares, y nuestra relación con los miembros que los conforman. La gente plantea nuevos abordajes al respecto: Lograr conectar emocionalmente con los miembros de la policía y ejército, buscar un espacio de empatía que los concientice como venezolanos que también están siendo afectados por la actual situación y las fallidas políticas del gobierno al respecto.
En ese sentido también se recalca la necesidad de un participación pacífica y organizada, que monitoree no solo las actividades de los cuerpos de seguridad sino también las situaciones irregulares que puedan producirse en los manifestantes y que puedan desvirtuar el sentido civil y pacífico de la demostración. La manifestación debe ser un momento de encuentro, no de confrontación.
A un nivel más profundo, la discusión sobre el 1° de septiembre sobrepasa los objetivos de la celebración del referendo revocatorio y plantea el lugar de las comunidades como sujeto político. Una de las mayores preocupaciones que detectamos es el temor de la gente a no ser reconocida en sus necesidades y aspiraciones, en sus exigencias y expectativas, al momento de la construcción de una proyecto país político y social. Exigen una participación más allá de lo electoral y un reconocimiento del estamento político de sus verdaderas necesidades y de su lugar en los procesos de transformación.
La conversación continúa y estamos seguros de que se mantendrá luego del 1° de septiembre. Esperamos manifestarnos este día, con la participación de la gente que busca imponerse antes las vicisitudes, sin sacrificar su humanidad. Gente cuya preocupación fundamental es la del futuro de sus hijos y la posibilidad de un mejor futuro. Gente con un deseo profundo de cambio, más allá incluso de la profunda crisis que estamos atravesando.
De esta participación y de la importancia que le demos, dependerá el éxito de la jornada.