Dos tiempos distintos
Muchas veces los tiempos del “país nacional” y del “país político”, para usar unas categorías que pueden ser impropias pero didácticas, tienden a separarse, y de manera muy distante, es decir, peligrosa. Eso está pasando en la Venezuela del presente, y además ello es muy notorio.
En este exacto sentido, el tiempo de la mega-crisis se mueve a una velocidad mayor que el tiempo de la dinámica política para tratar de enfrentarla y superarla. Y me refiero, claro está, al tiempo de la plataforma opositora, porque el tiempo del desgobierno está congelado en un limbo de incuria y dolo. Para la hegemonía imperante, la cosa aunque no está “excesivamente normal”, tampoco es para preocuparse tanto. Es la actitud del avestruz que entierra la cabeza y se evade de la realidad que, por cierto, amenaza con llevársela por delante.
En relación a la acera de enfrente, se mantienen las expectativas sobre la decisión de luchar para el cese constitucional de Maduro, pero éstas pueden perder vigor al apreciarse que pasan los días, las semanas, las quincenas, los meses, y nada sustancial sucede. Maduro desgobernando en Miraflores y Venezuela en terrenos de crisis humanitaria. En estos días, por cierto, un funcionario diplomático declaró que era una irresponsabilidad hablar de crisis humanitaria en Venezuela… Pero es al revés. Lo que es una irresponsabilidad, o más bien un crimen, es haber causado una crisis humanitaria en nuestro país.
Pero volviendo al tema de los tiempos, estos tienen que aproximarse, y ello significa imprimir más empuje al tiempo de la dinámica política, porque el otro, el tiempo de la mega-crisis, está acelerándose de forma cada vez más peligrosa. El rezago que se siente en la opinión pública y en el ambiente nacional, puede ser vencido con una gran dosis de voluntad política, más allá de cualquier legítima aspiración particular. Es malo que los tiempos se separen, sobre todo cuando el abismo se ahonda.
Y es incluso peor cuando esa separación, en vez de estrecharse, así sea poco a poco, se tiende a ensanchar. La abrumadora mayoría de los venezolanos sobrevive en el tiempo de la mega-crisis, el que anda disparado hacia la escasez, la inflación, la violencia criminal, la crisis humanitaria. Sólo una minoría elitesca vive en el otro tiempo, el de la política del toma y daca para ver si se puede hacer algo. Esperemos de verdad que los dos tiempos se transformen en uno solo: el tiempo del cambio sustancial que el país necesita. Esperemos…