Dos grandes problemas de la Venezuela del futuro
De todos los problemas que aquejan a la Venezuela de hoy, hay dos que destacan por sus consecuencias en el futuro y su complejidad para ser abordados en una actualidad minada de contradicciones, lucha de poder e inestabilidad: el descontrolado crecimiento demográfico y la mortalidad infantil.
Pareciera que el último tendiera a ser liquidado por el primero, toda vez que el crecimiento poblacional sigue en ascenso, sin embargo, la mortalidad infantil ha resultado ser un elemento predictor del colapso de los países.
La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) tiene especial preocupación en saber qué países pueden devenir en estados fallidos, condición que trae consigo infinidad de problemas como oleadas de inmigración, proliferación del terrorismo y desestabilización económica. Jared Diamond en su libro “Sociedades comparadas” (Debate, 2016) señala cuál ha sido el indicador sorpresa para aproximarse a esta conclusión:
“¡Resulta que el mejor predictor nacional de derrumbe de un régimen es una mortalidad infantil elevada! Una de las razones de que exista tal correlación radica en que una tasa elevada de mortalidad infantil es perjudicial para la economía (…) Implica que las mujeres pasen mucho tiempo embarazadas o dando el pecho y apartadas de la población activa, y que haya montones de niños improductivos a los que han de mantener unos pocos adultos productivos. La otra razón es la correlación observada por la CIA es que un índice elevado de mortalidad infantil también constituye una de las primeras señales de alarma de que un régimen es débil, ineficaz e incapaz de curar las enfermedades de sus niños” (pp. 37-38).
Según datos de la Asamblea Nacional y que han sido presentados ante la ONU, Venezuela es el primer país con embarazo precoz y mortalidad materna en América Latina. Ha sido precisamente el Relator de Naciones Unidas para el Derecho a la Salud, Dainius Puras, quien ha confirmado recientemente que la tasa de muerte de niños recién nacidos aumentó hasta 100 veces en apenas tres años y la mortalidad materna hasta cinco veces. La Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (Codevida) asegura que casa semana mueren en Venezuela al menos 14 mujeres en trabajo de parto y 194 neonatos.
En un interesante libro de conversaciones sobre “Alternativas” (1976) con el prominente intelectual y luminaria del negocio petrolero Juan Pablo Pérez Alfonso, Iván Loscher resalta la preocupación del ex ministro con respecto al peligro que significaba, en 1975, la sobrepoblación que para entonces tenía Venezuela. Pérez Alfonso lo calificó como alarmante, una preocupación imposible de evadir por parte del gobierno y que necesitaba gran atención para frenar el avance de unas masas que transitarían por las mismas carreteras, usarían los mismos hospitales y tendrían los mismos servicios públicos, plazas de empleo, etc. sin el acorde crecimiento de oportunidades producto del estancamiento de la política energética a partir del excesivo gasto público de “La Gran Venezuela”, así como la falta de planificación, ahorro y educación. En aquél momento un país desarrollado como Suecia tenía una proporción de tres adultos por niño y Venezuela siete niños por adulto.
Actualmente el país está mucho peor que entonces. La Unicef nos provee algunas cifras que dan contexto para pensar el futuro de Venezuela en función de la dramática realidad actual: en torno a un 40% de la población tiene menos de 17 años de edad, al menos 21% de los niños menores de 5 años presentan algún grado de desnutrición, la mayoría de los casos de embarazo adolescente son embarazos no deseados, existe un incremento de la incidencia del VIH en jóvenes entre 15 y 25 años y una creciente feminización de la epidemia, y miles de niños, niñas y adolescentes carecen de certificado de nacimiento.
Hoy somos más de 31.028.637 venezolanos (www.ine.gob.ve) y nuestra población sigue creciendo al mismo ritmo que nuestros problemas.
Twitter: @angelarellano