¿Dónde estamos?
Los resultados de las elecciones regionales han sembrado desconcierto entre las fuerzas democráticas. Asimismo, la decisión de los cuatro gobernadores adecos electos de juramentarse ante la fraudulenta ANC ha atizado la división entre los partidos que conforman la MUD. En vísperas de celebrarse nuevas elecciones (las municipales) y ante la agudización de los padecimientos de la población, conviene unas breves reflexiones sobre dónde se encuentra la lucha por restablecer la democracia en nuestro país.
- ¿A qué nos enfrentamos?
A una dictadura militar de nuevo cuño, inspirada en el modelo cubano, que controla porciones crecientes de la economía y domina espacios decisivos del Estado para asegurar sus intereses. Se ampara detrás de una presidencia civil cobijada en una retórica “revolucionaria” en procura de legitimidad.
Fortalezas:
– Control de las armas y el ejercicio de la represión de la protesta sin cortapisas legales;
– Un menjurje ideológico fascistoide que combina invocaciones patrioteras antiimperialistas con consignas comunistas para “justificar” y “absolver” sus desmanes contra la población;
– Manejo discrecional de los recursos financieros del Estado sin transparencia ni rendición de cuentas;
– Instrumentación de mecanismos de control social a través de políticas clientelares (CLAP);
– Control del aparato del Estado, que ahora busca coronar con una ANC fraudulenta para reemplazar a la Asamblea Nacional y cambiar la constitución;
– Control de los medios de comunicación;
– Anuencia de un poder judicial que “valida” sus actuaciones inconstitucionales;
– Apoyo financiero de China y de Rusia;
– Tutelaje de Cuba en la instrumentación de tecnologías experimentadas de control y represión.
Debilidades:
– Pérdida de legitimidad, credibilidad y apoyo en la gran mayoría de la población ante agravamiento de la situación nacional, denuncias de enriquecimiento ilícito y la violación del orden constitucional;
– Pérdida de legitimidad internacional y reducción drástica de aliados, por iguales razones;
– Rechazo político mayoritario de las principales figuras de gobierno;
– Sanciones financieras y personales de parte de EE.UU. y amenaza de sanciones por parte de otros países, ante denuncias de corrupción y violación de los derechos humanos;
– Intereses creados y grillos ideológicos que impiden rectificar políticas para conjurar la crisis social;
– Cambios en el mercado petrolero internacional y reducción del ingreso por exportación de crudo que dificultan sostener sus políticas clientelares;
– Rivalidades entre agrupaciones mafiosas (militares y/o civiles) que controlan el poder;
– Alto costo político de la represión y de los arrebatos ejecutados para mantenerse en el poder, dada la insostenibilidad del modelo político-económico a futuro;
– El lastre de una ANC rechazada internacionalmente por encarnar la quiebra del orden constitucional.
- ¿Con qué contamos?
Un liderazgo democrático dividido y desorientado sobre cómo reaccionar ante lo ocurrido en las regionales. Un pueblo desalentado que, ante la falta de claridad sobre cómo superar sus terribles penurias, ha retirado parte de su confianza a la MUD y se hace vulnerable a la manipulación clientelar.
Fortalezas:
– La convicción democrática mayoritaria del pueblo venezolano;
– Una Asamblea Nacional en el que las fuerzas democráticas son clara mayoría;
– El apego al orden constitucional y la invocación del Estado de Derecho;
– Apoyo internacional a la restitución de la democracia;
– Apoyo de profesionales calificados con propuestas de cómo superar la presente crisis;
Debilidades:
– Poco arraigo organizativo en los sectores populares;
– Rivalidades subalternas de liderazgo y entre partidos;
– Ausencia de visión compartida acerca de los grandes temas referentes al país que queremos;
– Visión inmediatista del liderazgo político;
– Poca presencia en los medios de comunicación;
– Inhabilitación política y/o presidio de los líderes más populares;
– Poca capacidad de contrarrestar acción fraudulenta del régimen en procesos comiciales.
- Reflexiones: la batalla en el campo de la legitimidad
El proyecto militar es inviable y habrá de implosionar en un futuro no muy lejano. No obstante, ha exhibido una sorprendente capacidad de aferrarse al poder trucando procesos electorales, controlando sus bases de apoyo con prácticas clientelares y reprimiendo manifestaciones en contra, políticas dirigidas desde Cuba. Pero para mantenerlas, requiere desesperadamente de aires de legitimidad. Por ello ha sido gravísima la juramentación de gobernadores de oposición ante la ANC, obsequiándoles esa legitimidad. Las elecciones municipales son, para Maduro, otro ardid en su búsqueda. Estas elecciones, estarán sujetas a similares marramuncias que las anteriores, dificultando el triunfo de las fuerzas democráticas, a menos que puedan movilizar masivamente sus partidarios. La dirigencia de la MUD debe preguntarse si ello es factible, dado el escaso tiempo de preparación y el fardo representado por el revés regional.
Ante la baja probabilidad de que puedan remontarse las trampas, es previsible que la participación de los partidos opositores en estos comicios termine por conferirle mayor legitimidad al fascismo, desconcertando aún más a la población y desarmando la presión internacional. Éstas son dos fortalezas centrales a las fuerzas democráticas que no deben ser expuestas a tal deterioro. Pero no se trata de simplemente abstenerse de participar, sino de hacer una campaña agresiva de denuncia de las violaciones a la soberanía popular por parte del CNE y de la oligarquía militar-civil al montar comicios trucados. A la par, continuar con la crítica de las políticas de gobierno, causantes de la hiperinflación y del consecuente empobrecimiento de los venezolanos, en el marco de una narrativa que señale de manera clara y concisa que un nuevo gobierno tiene cómo sacar a Venezuela de esta terrible crisis.
Esta no es una postura anti-electoral. Al contrario, con elecciones presidenciales en el horizonte posible se requieren todos los esfuerzos para que éstas se realicen en condiciones que permitan un triunfo arrollador de la democracia. Y ello obliga a acumular las fuerzas que obliguen al fascismo a ceder. Es menester movilizar a la población en torno a una postura que no transija con el secuestro progresivo de los derechos ciudadanos, para capitalizar nuestra legitimidad en fuerza. Por lo mismo, las acciones de las fuerzas democráticas deben tener por objeto la deslegitimación de la oligarquía militar-civil, para minar sus fuerzas. No tiene nada que ofrecerle al país que no sea más miseria, represión y latrocinio. El zarpazo del TSJ fascista de pretender anular la inmunidad parlamentaria de Freddy Guevara es muestra de la desesperación en que se encuentra. Es una señal de debilidad. No pueden ni deben triunfar.