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Dirigentes Políticos Enanos continúan anclados en el siglo XX

En estos tiempos de brutales problemas económicos y sociales que pasan por la creciente desigualdad económica y social producto del crecimiento grosero de la desigualdad económica y social, la cual se profundizó durante la Pandemia. Así tenemos que en el tiempo de la pandemia los multimillonarios se enriquecieron en 2 años lo que antes les había llevado 23 años, siendo los del sector de la alimentación y la energía los mayores beneficiados. A esto tendríamos que agregar los problemas de la raza, de género y por supuesto el macro problema de la contaminación ambiental. Este cuadro global no sólo afecta el funcionamiento de los Estados, sino también las relaciones dentro de cualquier sistema político que se trate (izquierdas, derechas, centros, otros) 

Dentro del análisis del cuadro anterior, no se nos puede escapar que los Estados Unidos se proclamó el gran vencedor tras la Segunda Guerra Mundial, pues los EEUU siempre soñaron con un Nuevo Orden Mundial (NOM) en el que sólo ellos gobernarían el mundo, pero para desgracia de los EEUU, sus planes se vieron frustrados por la rápida reconstrucción de la Unión Soviética y la ruptura del monopolio nuclear. 

Medio siglo después, el sueño de los Estados Unidos pareció hacerse realidad con la caída del Muro de Berlín en 1989 y el desmantelamiento de la Unión Soviética dos años más tarde. Es decir, parecía que la imposición de un mundo capitalista y financiero que reina todavía hoy en los EEUU y en la Europa Occidental seria en lo adelante el NOM. Pero llego el siglo XXI y las cosas cambiaron, en tanto que el conflicto geopolítico actual ya no es entre una Unión Soviética colapsada económica, política y socialmente, sino en una Rusia recuperado por Putin desde el año 2000 y una China en auge enfrentado ante un EEUU disminuido. Estos tres países conjuntamente con sus respectivos aliados, están hoy enfrascados en una confrontación geoestratégica que se extiende a todos los dominios, el militar, el sistemas de alianzas, las sanciones económicas, el desarrollo de tecnologías alternativas, el control de suministros de recursos escaso, etc. Cada uno busca reconstituir “campos” de acción geoeconómica y militar, pero esta dinámica geopolítica choca con las nuevas realidades del siglo XXI. 

EEUU y China son dos países que están vinculados entre sí de muchas maneras y lo que es más importante, ambos son dependientes de una organización de producción global que hace muy difícil relocalizar de forma masiva y rápidamente empresas claves, especialmente hacia sus países de origen en el contexto de una economía de guerra global.

Esta realidad geopolítica se agudizó a raíz de la pandemia y la guerra de Ucrania afectando severamente a los EEUU y al desarrollo capitalista, datos muy importantes así lo confirma. Así tenemos la  caída de las bolsas, caída del dólar, caída del euro, caída de las criptomonedas, la caída de suministros, no solamente de alimentos sino también de bienes industriales, que se reflejaron en los puertos de Asia, EEUU y Europa, los cuales se abarrotaron de barcos y contenedores que se atascaron en esos puertos por cuanto no podían moverse, mientras que China la fábrica del mundo, entraba en una crisis producto de un repunte en el Coravirus.

Otro aspecto que habría que considerar dentro de la actual realidad  geopolítica, es que la globalización le ha permitido al capital expandirse casi sin trabas a nivel internacional, optimizar sus ganancias, asegurar su dominio y organizar al mismo tiempo sus cadenas productivas. Pero resulta que al intentar reactivar las fronteras, o incluso ampliarlas, comienzan aparecer los problemas en tanto que ello conduce a enfrentar muchas contradicciones, puesto que no hay que olvidar que China a nivel internacional se ha beneficiado de una ventana de oportunidad inesperada derivada de la prolongada impotencia de Estados Unidos en el Asia-Pacífico, basta recordar el atasco que por mucho tiempo ha tenido los EEUU en el Medio Oriente debido a que Obama no pudo revertir el eje del poder de los Estados Unidos en el Asia-Pacífico, dejando así el campo abierto a China, incluso en el frente económico. Mientras esto ocurría, China se encargó de militarizar el Mar de China Meridional en su propio beneficio.

Esta realidad anteriormente descrita, toma un giro de importancia trascendental el 10 de marzo de este año (2023) cuando Irán y Arabia Saudí anuncian un restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, rotas por Riad en 2016 tras el asalto de la Embajada saudí en Teherán por parte de una turba de iraníes.

Nadie sabe hasta ahora cuanto puede durar este acuerdo, pero lo cierto es que las dos potencias del Medio Oriente, es decir, los Chií y los Suní se ha sumado a China, vale decir, el país bajo cuyos auspicio se firmó el acuerdo, y esto es muy importante tomarlo en cuenta, puesto que del lado occidental pudiera obviarse que con este acuerdo se ha profundizado en las poblaciones del otro lado del mundo constituidas por los asiáticos que van desde los Montes Urales para allá, y que incluye a Turquía y un poco más allá, constituyen además algo así como 6.500 millones de habitantes de los 8.000 millones que somos, es decir, que son la mayoría. En estas poblaciones lo que ha crecido en los últimos años es un sentimiento antioccidental el cual se ha profundizado a raíz de la guerra de Ucrania.

Ante esta realidad la discusión y las prácticas obsesivas de los dirigentes políticos enanos, no solo son obsoletas y ridículas, sino que también revelan su nivel intelectual, pues continúan pensando en términos de una lucha entre Comunismo Vs. Capitalismo sin darse cuenta que el mundo cambio. Muestra de este cambio pudiera reflejarse en lo afirmado por el presidente de Colombia Gustavo Petro cuando dijo el 12 de mayo del 2023 lo siguiente: “El arma del enemigo no es el fusil, es el dinero (…) el dinero puede quitar el poder del Estado en el territorio” (“El ELN ha variado no es un grupo insurgente como antaño: Petro)

Aparte de Petro, hasta los neocons (que son los neoconservadores que ha impuesto su marca en la excepcionalidad de los EEUU y su derecho al dominio global) reconocen que ha llegado el tiempo de cambiar, pues han tenido efectos no pensados ni deseados, engendrando fenómenos que hoy atentan contra la seguridad nacional de los Estados Unidos. Ante todo esto, los enanos políticos pretenden continuar asustando con el ‘’coco’’ del Comunismo. Háganme el Favor!!!         

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