Dictadura Insostenible
Los acontecimientos vienen produciéndose de manera muy vertiginosa en esta Venezuela de conflictos. La instalación de esa constituyente fraudulenta, reconocida así por la misma empresa que durante 13 años le dio soporte técnico al CNE y por todo el pueblo que sabe que ni fue consultado ni participó en su elección, ha devenido en la serie de abusos que ya habíamos advertido y va a ocasionar mayúsculos problemas a nuestra patria y a los ciudadanos.
Nuestra posición es la misma. No reconocemos esa constituyente y mucho menos sus decisiones. Por tanto, seguimos reconociendo a Luisa Ortega Díaz como Fiscal General de la República y seguimos ejerciendo nuestras funciones como parlamentarios electos por el pueblo en la memorable jornada del 6 de diciembre de 2015. Repudiamos el asalto al Palacio Federal Legislativo, especialmente al salón elíptico, que podría ser comparado como una especie de altar de la patria. Mientras escribo estas líneas, tienen “sesión” en la antigua sede del Senado, hoy salón protocolar de la Asamblea Nacional, el cual fue asaltado ayer en la nocturnidad.
Todo esto es el reflejo de una profunda crisis institucional y política, originada desde el mismo momento de la toma de posesión de Chávez y profundizada gravemente por Maduro desde ese día de nuestra elección para la AN. De magnitudes tan profundas como las de la crisis política, es la crisis económica y social que está llevando a los venezolanos a un nivel de precariedad tal que no hay que ser muy inteligente para saber que puede avecinarse una muy peligrosa explosión social.
La actitud dictatorial de éste régimen ha producido centenares de muertes por la represión, así como miles de fallecimientos atribuibles a la escasez de alimentos y medicinas y a la inseguridad que se ha adueñado de la vida de nuestra gente. No hay aspectos de la vida pública, de la gestión de gobierno, que no hayan sufrido un grave deterioro en este pésimo ejercicio gubernamental que, paradójicamente, ha contado con la más importante cantidad de recursos con la que cualquier gobernante en Venezuela haya contado. La corrupción ha llegado a niveles insospechables y es uno de los factores más determinantes, junto a la ineficacia e ineptitud, del caos y precariedad que vivimos los ciudadanos.
Todo esto nos lleva a la conclusión de que esta dictadura es insostenible. No hay forma de que pueda continuar una gestión que sólo se ha preocupado por su permanencia en el poder, sin importarle ni mínimamente el daño que ha producido a los venezolanos. En este caso se ha cumplido una triste realidad que se ha visto en distintos países, según la cual el Estado, que nació para proteger, acompañar, dar oportunidades, al pueblo, se ha convertido en el principal verdugo de ese mismo pueblo.
Y debemos reconocerlo. Todo esto es producto de la actitud de todos los venezolanos. ¿De unos más que de otros? Claro, indudable. Pero asumamos que no hemos sido responsables en el manejo de los asuntos públicos. Pensar que nuestra opción es el desinterés o la crítica poco constructiva, o el señalamiento al otro sin asumir culpas propias, es un error que termina alejando las posibilidades de solución de nuestros asuntos. Lo que vive Venezuela hoy es una tragedia. Quienes estamos dentro o fuera de Venezuela, tenemos la obligación de hacer todo lo que esté en nuestras manos para rescatar la institucionalidad. Un país sin reglas será siempre víctima del caos y eso es lo que hoy vivimos aquí. Cualquier hendija de lucha que podamos visualizar, agotémosla hasta que podamos decir que el pueblo decidió sacar constitucionalmente a ese nefasto personaje de apellido Maduro y decidió tener un nuevo gobierno al que acompañaremos en la construcción de un país de oportunidades. Al salir de esto, esperamos todos sea lo más rápido posible, vamos a lograr una pronta recuperación de nuestra querida Venezuela y de toda su gente.