Desarticular la represión política desde la comunidad
Nos encontramos en un momento crítico para lograr la activación del mecanismo de Referendo Revocatorio, que ha sido bloqueado violentamente por el gobierno nacional, y que nos impide iniciar la serie de cambios necesarios para salir de la crisis histórica que estamos atravesando.
Sin la capacidad y voluntad para resolver los graves problemas que nos afectan y sin el apoyo y respaldo de los sectores populares, el gobierno de Nicolás Maduro no piensa validarse electoralmente y ha decidido mantenerse en el poder por medios opuestos a los democráticos, apelando única y exclusivamente a su capacidad represiva.
El momento exige una profunda reflexión para construir una respuesta ante la política antidemocrática y violenta que impone el gobierno. Una respuesta que creemos debe considerar la participación y la contribución de las comunidades y sectores populares como fundamental para ser efectiva en la exigencia de la celebración, este año, de un Referendo Revocatorio y del éxito de los procesos de cambio que se produzcan posteriormente.
La violencia impuesta por el gobierno para mantener su continuidad, seguirá empeorando la situación social que su misma lógica ha producido: las crisis alimentaria y médica así como de inseguridad, se seguirán ampliando, afectando cada día a un mayor número de venezolanos.
Su política represiva se ha hecho evidente en los retrasos y bloqueos burocráticos y técnicos impuestos desde el CNE para impedir la activación del referendo, así como las amenazas de demandas e inhabilitación a través del Tribunal Supremo de Justicia. A esto podemos sumarle la represión policial y militar de manifestaciones y actos de protesta pacíficos, con encarcelamientos y ejercicios de violencia por parte de las fuerzas del orden público. También, la brutal represión a organizaciones políticas opositoras, como Voluntad Popular y Primero Justicia, cuyos miembros han sido sometidos a encarcelamientos y persecución, bajo acusaciones sin ninguna base jurídica.
Creemos que el proceso de creación de un frente masivo de protesta, que pueda enfrentarse a esta política represiva, ha sufrido un retroceso en la marcha el pasado 16 de septiembre. Esto se vio en cuestiones como la escogencia de un punto de salida en el este de Caracas, en Chacaíto, una organización que adoleció de falta de información, con objetivos poco claros, y un reducido poder de convocatoria, donde fueron más visibles personajes de la estructura de los partidos que las comunidades.
La conformación de un frente masivo, con capacidad para ejercer presión en sectores gubernamentales y desarticular la actual represión política, pasa forzosamente por la participación activa de las comunidades populares. Esto lo hemos podido percibir en el trabajo que realizamos en estos sectores, donde es evidente la apertura a otras propuestas de convivencia y la necesidad de cambio expresadas. Esto se ha materializado, por ejemplo, en la enorme y organizada participación que se produjo desde estos sectores a la masiva demostración del 1° de septiembre y que pudimos acompañar, atestiguándolo de primera mano.
Esta articulación con la gente debe atender a factores fundamentales como el establecimiento de acciones conversadas con la comunidad, donde sus planteamientos sean escuchados y tomados en cuenta a la hora de organizar e implementar propuestas, y a la salida a manifestar desde puntos de encuentro emblemáticos de los sectores populares. Cuestiones como la recolección del 20% de votos, deben ser más profundamente discutidas, para explicar los retos técnicos que plantea el CNE y establecer planteamientos reales y efectivos de participación con la comunidad. Debemos reeditar y ampliar situaciones como la ocurrida el 1 ° de septiembre en Caracas, en la qué distintos grupos de San Agustín, 23 de enero, la Cota 905 y La Vega, entre otros, salieron desde la Redoma de La India, sumando una manifestación masiva y contundente.
Creemos que la política represiva instaurada por el gobierno de Nicolás Maduro sólo puede ser superada con la participación masiva de todos los venezolanos. Esto puede darse únicamente con la articulación de los sectores populares del país. Una articulación que no puede ser instrumental y oportunista sino profunda e incluyente en el reconocimiento de las capacidades, necesidades y pertinencia de las comunidades.
El actual gobierno se está manteniendo en el poder a través de una política de violencia, que encarcela y reprime a quienes lo cuestionan y oponen. La única forma de revertir esto solo podrá ser si los que lo cuestionan y oponen somos, en efecto, la inmensa mayoría del país.
Roberto Patiño
Coordinador de Movimiento Mi Convive
Miembro de Primero Justicia
Nos encontramos en un momento crítico para lograr la activación del mecanismo de Referendo Revocatorio, que ha sido bloqueado violentamente por el gobierno nacional, y que nos impide iniciar la serie de cambios necesarios para salir de la crisis histórica que estamos atravesando.
Sin la capacidad y voluntad para resolver los graves problemas que nos afectan y sin el apoyo y respaldo de los sectores populares, el gobierno de Nicolás Maduro no piensa validarse electoralmente y ha decidido mantenerse en el poder por medios opuestos a los democráticos, apelando única y exclusivamente a su capacidad represiva.
El momento exige una profunda reflexión para construir una respuesta ante la política antidemocrática y violenta que impone el gobierno. Una respuesta que creemos debe considerar la participación y la contribución de las comunidades y sectores populares como fundamental para ser efectiva en la exigencia de la celebración, este año, de un Referendo Revocatorio y del éxito de los procesos de cambio que se produzcan posteriormente.
La violencia impuesta por el gobierno para mantener su continuidad, seguirá empeorando la situación social que su misma lógica ha producido: las crisis alimentaria y médica así como de inseguridad, se seguirán ampliando, afectando cada día a un mayor número de venezolanos.
Su política represiva se ha hecho evidente en los retrasos y bloqueos burocráticos y técnicos impuestos desde el CNE para impedir la activación del referendo, así como las amenazas de demandas e inhabilitación a través del Tribunal Supremo de Justicia. A esto podemos sumarle la represión policial y militar de manifestaciones y actos de protesta pacíficos, con encarcelamientos y ejercicios de violencia por parte de las fuerzas del orden público. También, la brutal represión a organizaciones políticas opositoras, como Voluntad Popular y Primero Justicia, cuyos miembros han sido sometidos a encarcelamientos y persecución, bajo acusaciones sin ninguna base jurídica.
Creemos que el proceso de creación de un frente masivo de protesta, que pueda enfrentarse a esta política represiva, ha sufrido un retroceso en la marcha el pasado 16 de septiembre. Esto se vio en cuestiones como la escogencia de un punto de salida en el este de Caracas, en Chacaíto, una organización que adoleció de falta de información, con objetivos poco claros, y un reducido poder de convocatoria, donde fueron más visibles personajes de la estructura de los partidos que las comunidades.
La conformación de un frente masivo, con capacidad para ejercer presión en sectores gubernamentales y desarticular la actual represión política, pasa forzosamente por la participación activa de las comunidades populares. Esto lo hemos podido percibir en el trabajo que realizamos en estos sectores, donde es evidente la apertura a otras propuestas de convivencia y la necesidad de cambio expresadas. Esto se ha materializado, por ejemplo, en la enorme y organizada participación que se produjo desde estos sectores a la masiva demostración del 1° de septiembre y que pudimos acompañar, atestiguándolo de primera mano.
Esta articulación con la gente debe atender a factores fundamentales como el establecimiento de acciones conversadas con la comunidad, donde sus planteamientos sean escuchados y tomados en cuenta a la hora de organizar e implementar propuestas, y a la salida a manifestar desde puntos de encuentro emblemáticos de los sectores populares. Cuestiones como la recolección del 20% de votos, deben ser más profundamente discutidas, para explicar los retos técnicos que plantea el CNE y establecer planteamientos reales y efectivos de participación con la comunidad. Debemos reeditar y ampliar situaciones como la ocurrida el 1 ° de septiembre en Caracas, en la qué distintos grupos de San Agustín, 23 de enero, la Cota 905 y La Vega, entre otros, salieron desde la Redoma de La India, sumando una manifestación masiva y contundente.
Creemos que la política represiva instaurada por el gobierno de Nicolás Maduro sólo puede ser superada con la participación masiva de todos los venezolanos. Esto puede darse únicamente con la articulación de los sectores populares del país. Una articulación que no puede ser instrumental y oportunista sino profunda e incluyente en el reconocimiento de las capacidades, necesidades y pertinencia de las comunidades.
El actual gobierno se está manteniendo en el poder a través de una política de violencia, que encarcela y reprime a quienes lo cuestionan y oponen. La única forma de revertir esto solo podrá ser si los que lo cuestionan y oponen somos, en efecto, la inmensa mayoría del país.