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Desarrollo sin Petro-Estado

El novelista caraqueño Arturo Uslar Pietri (1906-2001) coincidía con su conterráneo, Juan Pablo Pérez Alfonzo (1903-1979), en cuanto a la necesidad de que la ingente renta petrolera no podía malbaratarse sino reinvertirse en la formación de capital fijo y humano. Despilfarrar el ingreso fiscal petrolero en gasto corriente era una manera de liquidar un patrimonio sin lograr su reproducción. 

Aunque Uslar Pietri y Pérez Alfonzo pertenecieron a fuerzas políticas contrarias y sostuvieron diferencias en materia de política petrolera (el primero abogaba por la maximización de la producción y el segundo por la conservación de las entonces restringidas reservas de hidrocarburos), ambos estadistas trataban al recurso no renovable del subsuelo como un bien de capital. Advertía el autor de Las lanzas coloradas: “…y luego, considerar el dinero proveniente de nuestra participación en esa industria como si proviniera de un empréstito sin intereses y sin plazo, que debe ser repuesto en aumento de la producción industrial y agrícola del país.”

¿Pero, es válida la frase sembrar el petróleo en el siglo XXI? ¿Tiene vigencia en medio de la globalización, la sociedad del conocimiento y la III y la IV Revolución Industrial? ¿Tiene sentido volver a la agricultura y a la industrialización en la época de la robótica, el internet de las cosas, los vehículos autónomos y la inteligencia artificial? Hay críticos calificados que consideran que la frase ha sido superada por el desarrollo tecnológico y que poca o ninguna vigencia guarda en la actualidad.

Ya Pérez Alfonzo consideraba en su tiempo que el petróleo no se podía sembrar porque nuestro subdesarrollo nos llevaría a lo que hoy los tratadistas denominan la Maldición de los Recursos, es decir, dejar de crecer e involucionar después de una bonanza de precios de exportación de un recurso natural. Fue lo que le ocurrió a Venezuela después de la bonanza de los años 70 del siglo XX. No le ocurrió a Noruega, por ejemplo, porque el país escandinavo, antes del mismo boom petrolero, era ya una monarquía constitucional democrática sólida con una cultura no rentística y con una pujante economía social de mercado,

Es por las razones anteriores que postulamos que no se trata de cultivar el petróleo solamente en un sentido metafórico, sino de sembrar ciudadanos, entendiéndose por ello la educación integral del venezolano, el abandono de nuestra mentalidad rentística, la asimilación de principios éticos de conducta individual y colectiva y el comportamiento cívico de los individuos dentro de instituciones democráticas volcadas al ser humano, para que este desarrolle en libertad su pleno potencial productivo, sin esperar recibir del Petro-Estado una prebenda o una canonjía.

Si no nos despojamos del Petro-Estado, estamos condenados al subdesarrollo perenne.

Vaya mi cordial saludo navideño a nuestros apreciados lectores, con mis votos por un venturoso año 2021 para sus familias.

@lxgrisanti

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