Declarados días festivos porque al usurpador le dio la gana
Carlos Armando Figueredo
Maduro acaba de decidir que el lunes 15, martes 16 y miércoles 17 son días no laborables. Si a eso se añade que el jueves y viernes santo son también laborables –en una época más sensata el jueves santo no lo era—tenemos que la semana que comienza mañana, hasta el lunes siguiente al domingo de resurrección Venezuela quedará más paralizada más de lo que ya está.
Maduro quien se toma algo así como un rey absoluto, decide decretar asuetos partiendo del axioma que dice “lo que quiere el príncipe tiene voluntad de ley” toma esa nefasta posición creyendo que le servirá para lograr más aceptación en el pueblo, por aquello de la mejor manera es darle pan y circo –entre otros cosas porque a los obreros que trabajen en esos días de asueto habrá que pagarles sueldo, en muchos casos por contratación colectiva, doble.
Maduro parte de lo que dijo Maquiavelo cuando aconseja que se debe “ser amado y temido simultáneamente, pero afirma que, puestos a elegir, lo mejor es ser temido que amado, pues el pueblo —explica— siempre puede olvidar el amor, pero nunca el temor, y gracias a esto disminuyen las posibilidades de ser destronado.”
A Maduro se le puede aplicar lo que decía Quintiliano “Nocere facile est, prodesse difficile: (Es fácil hacer el daño, difícil es hacer el bien). También, en su sed de poder, lo que se atribuye a Seneca: “Qui multum habit, plus cupit” (Quien mucho tiene, más desea).
Los países más desarrollados y con más progreso en el mundo tienen menos días feriados que muchos de América Latina en Venezuela 15 fijos y decenas más por voluntad de Chávez y Maduro. El dictador venezolano se basa en el nulo decreto presidencial con fuerza de ley de Emergencia Financiera, para declarar esos nuevos días no laborables, pero con ello no soluciona en modo alguno la crisis sino que la aumente.
Maduro fomenta la vagancia en vez del trabajo. Acostumbra, como Chávez, que se siga con lo nefasto de cobrar sin trabajar.
