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De nuevo el militarismo exacerbado

La mayor parte de lo que escribo hoy es tomado de un artículo mío publicado en el año 2006. Lo hago porque la discusión actual sobre el régimen chavo-madurista enfatiza la cercanía que parecen tener los actuales líderes de la “Revolución Bolivariana” a los militares, sobre todo los de alto rango, que actúan boca afuera como los defensores de la misma al definir a la Fuerza Armada Nacional (FANB) en cuanto acto público están invitados, como chavista, revolucionaria y socialista, lo cual es totalmente incompatible con la Constitución de 1999. Quiero recordar que el militarismo fue parte importante de la ideología del “Comandante eterno”.

Lo que voy a contar horrorizará a cuanto ciudadano democrático todavía queda como me horroriza a mí.

Antes de entrar en materia, valga subrayar una vez más que el militarismo del teniente coronel adquirió dimensiones de megalomanía. El aviso que hizo sobre el paraguas de misiles alrededor del territorio nacional para protegerlo en caso de un ataque aéreo es más de lo que se le debió permitir a un jefe de Estado. Esa “guerra de galaxia”, una suerte de miniatura de la que propuso el presidente Ronald Reagan a comienzos de la década de los 80 al pueblo norteamericano y que finalmente fracasó por la resistencia de este mismo pueblo, no rayó solamente en la locura en términos financieros sino sobre todo en nuestra condición, hasta ahora, de un país con fuerte voluntad pacífica.

Según mis informantes de alta confianza, la orden estaba dada para conformar un batallón de ayuda militar a las tropas terroristas de Hezbola y Hamas, a raíz de una reunión de variada asistencia: altos militares, académicos, civiles. En esos días se comenzaríael reclutamiento forzoso y quizás selectivo de jóvenes entre 18 y 25 años a lo largo del país, entre otros lugares en las cedulas del Frente Francisco de Miranda. Los ministerios de Educación y de Deporte ayudarían en la operación, ofreciendo el uso del censo y de los listados de los colegios como base de datos de los elegibles, preferiblemente de aquellos estudiantes y alumnos que ya vieron la materia de “Instrucción Premilitar”. Adicionalmente, los cadetes recién graduados o a punto de graduarse estarían automáticamente involucrados.

El que estaría al mando de la operación era el ministro de Defensa, el trisoleado General Raúl Baduel.

Se planificó igualmente la estrategia de información pública, la cual empezaría en los próximos días en forma masiva.

Algunos de los civiles presentes se escandalizaron muy discreta y calmadamente y llamaron e informaron después de finalizada la reunión a sus familiares y amigos.

Mi primera reacción a esta noticia fue de incredulidad. ¿Cómo se le puede ocurrir a un régimen, por más totalitario-fascistas que sean sus tendencias de desenvolvimiento, participar con tropas en un conflicto con el cual no tiene aparentemente ninguna relación, que no atañe para nada a los intereses nacionales, cuyas bases, historia y matices son tan extraordinariamente complejos que muy pocos analistas y estudiosos en esta parte de la tierra los conocen en el necesario detalle?

Después me puse a reflexionar. Un viaje de 15 días del teniente coronel tuvo algunas características que lo hacían especial, extendiendo su objetivo mucho más allá de la búsqueda de votos para asegurar un curul no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. La visita a Bielorrusia, hizo que su dictador Alexandr Lukashenko recibiera por fin la visita de un jefe de Estado con el cual podía coincidir plenamente en su “antiimperialismo”, su “socialismo del siglo XXI” y otros detalles político-ideológicos. La visita a Rusia no fue menos significativa. Los dos tenientes coroneles Putin (KGB) y Chávez (Ejército, Paracaidistas) se entendieron obviamente muy bien en las negociaciones sobre la adquisición de armas que fueron mucho más allá de lo que se había anunciado en Moscú y Caracas, tanto en lo que se refiere al monto (el equivalente a tres billones de dólares en vez de un billón) como en lo que atañe a la diversidad de las armas involucradas. Incluso se impuso la sospecha, después del anuncio dominguero de nuestro “Supremo” sobre el paraguas de misiles, que parte del financiamiento del mismo también fue objeto en las discusiones entre los dos tenientes coroneles en el Kremlin.

Este entendimiento se ha extendido hasta nuestros días como confirma el reciente viaje del presidente Maduro a Brasilia para encontrarse con Putin.

Adicionalmente, el presidente del Irán Mamoud Ahjmadinejad y Chávez se entendían a la perfección y se titulaban mutuamente como “hermanos”. Aparte de los convenios y acuerdos que se firmaron y de los elogios y discursos que se intercambiaron, no es audaz suponer que un aspecto de las conversaciones entre los “hermanos” fue la situación en el Medio Oriente y, con ella, el rol de Hezbola en el Libano, en Siria y en Gaza.

La visita a Quatar sirvió para reforzar los lazos internos de la OPEP y como una suerte de “velo” para esconder los objetivos verdaderos. Malí y Benin en África fueron visitados para que este nuevo “líder del Sur y del antiimperialismo” pudiera lucirse, en Malí con un discurso en el que anunció: “Daré a Malí 100 millones de dólares anuales … y no quiero un pago en efectivo y ni siquiera quiero que me agradezcan.”, reduciendo el pueblo venezolano una vez más a la categoría de un conjunto de seguidores y súbditos al disponer de una parte de su ingreso (“que es de todos”) como si fuese de su propio pecunio.

De vuelta, Chávez tomó unilateral y entusiastamente partido a favor de Hezbola, de Hamas, del Irán y de Siria, contra Israel. Esta política está siendo continuada por nuestro desgobierno en la actual crisis en el Medio Oriente.

Dígame usted, amigo lector: ¿No es posible que el teniente coronel en aquel entonces y el gobierno actual quisiera pasar del apoyo en palabras (y gestos anti-diplomaticos) a la ayuda militar real? ¿Le parece increíble, con estos personajes?

¡Ojala que no tengamos que sorprendernos en el futuro cercano con el anuncio de la creación de una “brigada pro-palestina” en nuestra tierra!

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