¿Cuántas revoluciones más?
Falsifica el pasado. Falsifica el presente y falsifica el futuro.
Falsifica las estadísticas.
Finge no tener un aparato policial omnipotente y sin principios.
Finge respetar los derechos humanos.
Finge que no persigue a nadie.
Finge no temerle a nada.
Finge que no finge nada.
(Václav Havel)
En la sala de espera de un médico leí, por falta de otra lectura, la edición de ese día del diario Ultimas Noticias. En medio del primer cuerpo me encontré con una página de propaganda política enteramente en distintos tonos de rojo y titulada “Nuestras cinco revoluciones”. Como autor figuraba el señor Presidente de la República, Nicolás Maduro. Como no soy observador regular de sus cadenas tipo monólogo, fue la primera vez que me enteré de nuestro futuro según Maduro. Al llegar a mi estudio empecé a buscar en los distintos sitios de internet en los que se publican noticias de nuestra vida política. Allí halle una página de El Nacional del 2 de septiembre en la cual encontré el anuncio de las mismas revoluciones, adicional al de los cambios en el Gabinete Ejecutivo, o sea una descripción del “Sacudón”.
So peligro de fastidiar a mis amigos lectores, me parece útil que echemos un vistazo a cada una de las revoluciones. La primera es o será la económica destinada a generar “cambios productivos para llegar a la Venezuela potencia”. Como no hay ninguna mención acerca de las políticas económicas socialistas, se debe presumir que van a continuar: más controles, más expropiaciones, ningún rol para el mercado ni para la iniciativa privada. La segunda revolución es la “del conocimiento” la que incluye la ciencia, la cultura y la tecnología para “unir diferentes aspectos del desarrollo del país”. Es posiblemente la primera vez que un miembro de alto rango del chavismo se refiere al conocimiento cuyas instituciones universitarias han estado bajo el fuego del régimen prácticamente desde su inicio. Pero pareciera que el Presidente y el gabinete no hubieran leído las noticias en los últimos tiempos en las que aparecieron muchas que hacían referencias a la disminución de la creación de conocimientos, debido al cerco económico y político a las Universidades Autónomas y al clima de falta de libertad en la sociedad, indispensable para los actos de creación de conocimiento. La tercera es o será la de “las misiones socialistas”, destinada a la “integración de las misiones para conseguir una nueva dinámica”. Me parece que darle este rol a las misiones es desconocer que su patrón de organización está destinado a darles dadivas a los sectores pobres y garantizar así su adhesión a la Revolución Bolivariana. La cuarta se corresponde con una obsesión del presidente Maduro y se refiere a “la revolución política del estado” para “construir un nuevo Estado democrático y de justicia social y de derecho”, con el fin de que “esté en manos del pueblo”, una expresión novedosa para la imposición del Estado Comunal. La última es la del socialismo territorial para “asumir el modelo ecosocialista”, cualquiera que sea el sentido de este término.
Lo grave de esta exposición no es que cada una de estas revoluciones esté descrita en lugares comunes. Es más bien el hecho de que estos son repeticiones que los ciudadanos venimos escuchando desde hace tres lustros, lo cual ratifica la frase de Havel que este régimen “es prisionero de sus propias mentiras”.