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¿Cuál revolución?

Mucho se ha hablado del país portátil y de la Venezuela sin rumbo, tratándose de acomodar o, al menos encontrar acomodo situacional en una diatriba que incomoda, pero que no es soslayable, sino que por el contrario, tiene que ser enfrentada como hechos reales, aunque sus consecuencias son inimaginables. Eso era de esperarse, porque desde que se inició la República, siempre privó el jolgorio, la chercha y el palabrerío vacío y sin sentido, y aunque en paralelo se desarrolló un mundo de intelectuales que brillaron por sus ideales de patria, nunca pudieron definirla y quedó allí, en el sentir del venezolano como un fervor pasajero. Como dice el poeta: /una brizna que el viento eleva y desvanece/ y /que ha hecho de la patria una “Venezuela pasajera”/.

Lo que ocurre en el país es increíble. Un pueblo que se muere de hambre por la desidia del gobierno, sin embargo contra natura se mantiene un idilio moroso con la figura de un comodín mortal, que no sabemos dónde está. Vivimos en un rotundo fracaso gubernamental a consecuencia del supino intelecto del idolatrado “comandante eterno”, pero aunque lo neguemos embelesa con furia a una buena parte del pueblo humilde miserablemente engañado por una casta de embaucadores. Desgraciadamente, se perdió el rumbo de la patria, ya no hay país, no hay Estado ni instituciones, porque de tanto fervor por el “megalómano ilusionista”, que convenció a un pueblo humilde de que disfrutaríamos de las bondades de una vida regalada, de un mundo de maravillas, donde ser rico es malo y pasar hambre es un sacrificio necesario para hacer patria, donde la protesta por la escases, la insuficiencia económica, la falta de medicinas, la decadencia de la educación, la muerte en la calle, el voto obligado, el abuso del poder, la justicia tarifada y soez y muchos epítetos sin descarnar, ya no existen los congresos “rojos”, porque el pueblo dijo adiós a los líderes políticos perseguidos por narcotraficantes, ladrones y obcecados “magos de la ilusión”, pero el presidente como si nasa, cree poder seguir hipotecando la esperanza de país, pretendiendo, que de la noche a la mañana puede suplantar la industria petrolera y cambiar el desfase económico de la patria en bancarrota, como la dejó el difunto. Olvida, que vendieron a futuro el único recurso natural que nos proporcionaba las divisas para relacionarnos en el mundo.

Más grave aún, que sin sopesar la magnitud del perjuicio que se genera con sus actitudes políticas aisladas, tratando de salvar la conchupancia entre el Ejecutivo y los actores del pérfido “socialismo del siglo xxi», El TSJ, intenta evitar que la Asamblea Nacional, dotada de la gran mayoría por el pueblo el 6D, pueda impulsar el cambio prometido en su la campaña electoral de la MUD. Con sus nuevos magistrados “express”, intentan sabotear la acción del cambio.

Olvidan, que pasó el momento del domador de fieras y la rutilante euforia de los simbolismos, cánticos y adoraciones, que iluminan todas las mentes pensantes, obligando a descifrar el jeroglífico que condujo al pueblo a las colas para proveerse de alimentos y medicamentos, que como fue premonición, llegaríamos más temprano que tarde a despertará este monstruo envilecedor. Pero la pegunta más apremiante es, ¿Hasta cuándo seguirán los destructores de la patria, engañando al pueblo con su revolución?

@Enriqueprietos

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