¿Cuál mar?
Carlos Canache Mata
Cuando faltan pocos días para que el año 2018 nos dé el adiós, vino a mi mente la profecía que, en una conferencia en la Universidad de La Habana, hizo Hugo Chávez, al comienzo de su mandato gubernamental, al vaticinar que “Venezuela va hacia el mismo mar donde va el pueblo cubano, mar de felicidad, de verdadera justicia social, de paz”. ¿Qué queda del augurio después de 20 años de ejercicio del poder por el difunto y su sucesor?.
Si nos referimos al orden político, nadie que hable en serio se atrevería a afirmar que en Venezuela hay actualmente una democracia y funciona un Estado de Derecho. Al respecto, bastaría con recordar que la organización World Justice Project, en su último Indice de Estado de Derecho 2017-2018, ubica a Venezuela en el último lugar de desempeño en el mundo, de 113 países analizados. Los países democráticos de la comunidad internacional piensan lo mismo y así lo han manifestado. Pero, sin necesidad de saber cómo se nos mira desde el exterior, somos los venezolanos quienes conocemos y vivimos en carne propia la tragedia político-institucional que avasalla al país.
En el área económica, el desastre no es menor. Entre 2013 y 2018, se ha reducido en un 53% el tamaño de la economía, y, si solo observamos el sector industrial, constataremos que, dice Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria, “de 12.700 industrias de buen tamaño que existían en el país en 1997 y que generaban 8.000 mllones dólares en exportaciones, a la fecha quedan 2.500 (de las cuales, alrededor del 73% trabaja por debajo del 30% de su capacidad instalada), lo que da una idea de la destrucción del aparato productivo del país”. Y los expertos sostienen que la contracción económica, es decir, la caída del PIB, será superior al 20% al cierre de este año. La hiperinflación, que el FMI había pronosticado en 1.000.000% (un millón por ciento), recibirá la llegada del nuevo año montada en un 1 millón 400.000%. La pobreza, según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), arropa al 87% de las familias venezolanas. La deuda pública, que era de 30.000 millones de dólares en 1998, se ha catapultado actualmente a 151.000 millones de dólares. La OPEP, ha reportado que actualmente solo estamos produciendo 1,1 millones de barriles petroleros diarios.
Cierro este artículo sobre la catástrofe que afrontamos, contando lo que hace unos días le escuché decir en un programa radial al doctor López Hoyos, Vice-presidente de la Academia Nacional de Medicina: recientemente, el Hospital JM de los Ríos rifó, entre varios niños cancerosos, la única dosis de medicamento que tenía para el tratamiento de la enfermedad.
A eso hemos llegado. ¿Mar de felicidad o mar de lágrimas?