Cristina quiere echar a Campagnoli
La razón de este particular y obstinado interés es que se ha investigado el papel de su hijo Máximo en la ruta del dinero K.
Fuentes que conocen el pensamiento de Cristina Kirchner y su explosivo temperamento han contado estos días, en medio de distendidas tenidas luego de los partidos de la Selección, el porqué de la ofensiva contra Campagnoli.
Técnicamente, dicen fuentes que conocen el trámite del jury, el tribunal que está juzgando la conducta del fiscal está en una situación muy precaria. Para la defensa de Campagnoli, jurídicamente está caído; para los militantes fiscales que dirige Alejandra Gils Carbó, en cambio, todavía hay resquicio para cargarse al fiscal y complacer a la Presidenta.
El Gobierno ya hizo un papelón con mandar investigar a tuiteros que son muy activos en la defensa de Campagnoli. Y ese pedido llegó nada menos que a los Estados Unidos. Como siempre, los promotores de ese pedido tiraron la piedra y escondieron la mano. Así pueden continuar exhibiendo en público una política mientras que en privado se muestran tal cual son.
La Cancillería sacó una declaración más propia de una unidad básica que de un Ministerio de Relaciones Exteriores, esta vez para acusar a Clarín de que otra vez mentía. Pero Timerman (o quien haya alentado esa declaración) se topó con información del propio gobierno de Estados Unidos desmintiendo lo que ellos pretendían ocultar.
Nada nuevo, entonces, en los procedimientos de una administración que ayer debió esconder al vicepresidente para que se pudiera votar una ley que se había negociado con China, cuyo presidente está llegando a estas tierras.
Es que los radicales y otros senadores, entre ellos Morandini y Juez, estaban dispuestos a hacerle pasar a Boudou un sofocón si volvía a presidir una sesión del Senado. Ya el vicepresidente no la pasó bien con sus propios compañeros de ruta, en un acto en el que se le negó la cadena nacional y en el que tuvo rispideces por lo menos con uno de los miembros del Gabinete.
Todo eso preocupa a la Presidenta, pero lo que más le molesta es que Campagnoli todavía no haya podido ser removido en el cargo tal como le había prometido Gils Carbó cuando se inició la embestida.
La ruta del dinero K estaba siendo investigada: en una de las puntas estaría el empresario Lázaro Báez y sus famosas bóvedas con dinero, las que súbitamente se transformaron en bodegas domésticas para guardar y almacenar botellas de vino. Las declaraciones de quienes movieron las valijas con dinero hacia el Sur o hacia afuera – Fariña y Elaskar, por ejemplo– obligaban a un fiscal a investigar.
Campagnoli metió la nariz donde no debía y a Cristina no le gustó.
(Clarín.com)