Crisis venezolana
Fernando Hormazábal Díaz
Sr. Editor:
Si bien, personalmente no era partidario que el propio presidente Piñera viajase a Cúcuta, la actitud posterior de algunos dirigentes de izquierda, que prácticamente se alegraron que la ayuda humanitaria fracasara en forma estruendosa –como algunos declararon- y no ingresara como se esperaba, para poder así objetar la conducta del mandatario, loconsidero una actitud que de ningún modo los enaltece, muy propio del oscurantismo y fanatismo de izquierda. No era difícil de prever que así pasaría, pero valía la pena intentarlo. Por otra la parte la decisión del Grupo de Lima de no optar por una intervención armada desde el exterior y agotar los esfuerzos en busca de una solución pacífica y política es el camino indicado, pero obviamente, con acciones y medidas categóricas del mundo exterior, dejando de lado las palabras de buena crianza o con gusto a nada, como las recientes de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU.
Un conflicto armado, lejos de solucionar el problema, traería mucho más desgracias y calamidades que las actuales, aún más teniendo en consideración la presencia de decenas de miles de supuestos asesores cubanos, ex miembros de las FARC y del ELN refugiados en su territorio por temor a regresar a Colombia, incluso miembros del Hezbollah, y sus nexos con el narcotráfico, del cual forman parte miembros de la cúpula del dictador Maduro.
En todo caso, los graves disturbios ocasionados, con la irracional quema de la ayuda humanitaria, sin duda hará comprender a los gobiernos que aún no lo han hecho, repudiar con fuerza la dictadura cubano-venezolana y agotar todas las medidas para lograr que Maduro deje el poder.
Un camino no seguido aún, es recurrir a la Corte Penal Internacional. (C.P.I.) Además del Consejo de Seguridad, lo que creo improbable, por cuanto contaría con la oposición de dos de sus miembros permanentes, Rusia y China, y con la burocracia propia de dicho organismo, le permitiría al dictador ganar tiempo y persistir en sus actos delictuales; lo puede hacer también, cualquier Estado que sea parte del Estatuto de Roma, al conocer una situación en que parezca haberse cometido uno o varios crímenes de la competencia de la Corte y pedir al Fiscal que investigue la situación a los fines de determinar si se ha de acusar de la comisión de tales crímenes a una o varias personas determinadas, como asimismo el Fiscal de la Corte -actuando de oficio-sobre la base de información acerca de un crimen de la competencia de la Corte.
Esta Corte, que muchos confunden con el Tribunal de la Haya, que tiene por fin terminar con la impunidad, es también un tribunal internacional, de carácter permanente, con el objetivo principal de someter a juicio a las personas que hayan cometido crímenes como el genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra, como los llevados a cabo en la antigua Yugoslavia, Ruanda y otros. Las condiciones están dadas porque son innumerables los crímenes realizados por la tiranía cubano-venezolana, motivos y causales excederían con creces las exigencias demandadas, y el próximo Consejo de Derechos Humanos, en que esperamos que la Alta Comisionada de una vez por todas, haga honor al cargo que ostenta, podría dar lugar al puntapié inicial de estas acusaciones.